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Que se levante el telón

Por Juan Fernando Sánchez / Actor, productor teatral y gestor […]

Que se levante el telón

Por Juan Fernando Sánchez / Actor, productor teatral y gestor cultural

@juanfernandosanchezv

Después de un año de pausa, las salas de cine empezaron a abrir paulatinamente sus puertas. Empresas como Cinépolis, Procinal y Cinemark decidieron llevar entretenimiento al público, sin importar si los aforos son limitados. Cine Colombia se une a esta dinámica y abre sus salas a partir del 1 de mayo.

Desde la era prehistórica, la conciencia del ser humano frente a la necesidad de comunicarse, como constitución de las primeras sociedades, fue imperativa y las dinámicas de agrupación y socialización de los seres humanos frente a una propuesta lúdica empezaron a ser ritualizadas. Más adelante, la búsqueda de explicación de los fenómenos naturales y el surgimiento de las mitologías, en las que las deidades y los seres extraordinarios eran humanizados por medio de los intérpretes que narraban hazañas y recreaban ese onírico universo que conducía a transitar por la imaginación, llevaban a los pueblos a reunirse frente a un acontecimiento celebrado en honor a algún dios.

Fue de esa forma como en la Antigua Grecia le dieron pie al teatro, a partir de esas escenificaciones religiosas y rituales que servían como vehículo para la cohesión social y pasaron del rito al mito y del brujo al actor. Las fiestas dionisíacas —en honor a Dionisio, dios del vino, del teatro, del placer, de la fertilidad y la desmesura—, que duraban varios días, abrieron la puerta al teatro y de ahí empezaron a surgir escenarios para las primeras propuestas, que eran traducidas como tragedias y, más adelante, se entenderían también como comedias. Esos anfiteatros griegos, en donde nació la narrativa que aún hoy seguimos recreando, fueron los lugares donde los públicos se aglomeraban para soñar, reír y llorar, pero, sobre todo, epicentros de entretenimiento. Al pasar los años, las puestas teatrales encontraron muchos asideros —las cortes y las cantinas, las plazas y los bosques—, pero siempre tenían un teatro donde ser expuestas, fuera itinerante o fijo.

Esa magia que producía el ritual de asistir al teatro delimitó el camino para que, a la llegada del cine, con su primera filmación proyectada por los hermanos Lumière en Le Grand Café de París, las películas y su magia fueran encontrando en los teatros, su casa.

Transcurren tiempos extraños y atípicos y, con ello, las formas de llevar entretenimiento a los espectadores; no por nada las películas nominadas a los Óscar 2021 fueron estrenadas, en su mayoría, en las plataformas de streaming, dándoles un goce diferente a los seguidores del séptimo arte. Uno de los grandes aciertos fue el regreso de los autocines y todo ese bello recuerdo, pero ¿dónde quedan el olor a crispetas, la risa imprudente de alguien en el público, el sonido del celular que no se apagó? ¿Dónde queda el suspiro unísono de toda la sala o el grito exaltado del público?

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Ahora que las salas encenderán sus reflectores tenemos dos estrenos muy interesantes que vale la pena ver. Por un lado está En el barrio, una película basada en la obra musical de Lin-Manuel Miranda, el creador del afamado y multipremiado show de Broadway, Hamilton (que pueden disfrutar en la plataforma Disney+), y que, como productor de En el barrio, nos garantiza una propuesta impecable, de la mano del director Jon M. Chu. Esta película nos habla de la historia de Usnavy, dueño de una miscelánea ubicada en Washington Heights en Nueva York, que tiene como propósito ahorrar dinero para hacer realidad sus sueños; sueños generales de una comunidad trabajadora. Esta obra es una película que nos toca como sociedad latinoamericana cargada de anhelos. La disfrutarán por su agilidad y su talento, dispuestos en un musical sensible y coloquial que, según la información suministrada por Warner Bros, es “el evento del año”.

Como joya de la corona tenemos El olvido que seremos, una película dirigida por el español Fernando Trueba, ganador de un Óscar en el año 1993 por la película Belle époque, y que, basada en el homónimo libro escrito por Héctor Abad Faciolince, nos cuenta la historia de Héctor Abad Gómez, un hombre bueno, médico especializado en salud pública y defensor de los derechos humanos, padre y esposo sin mácula, que encontró en el ejemplo la mejor manera de dejar un legado. Es una historia sensible, íntima y con una gran dosis de cotidianidad de una familia antioqueña en la década del setenta, en una Medellín polarizada y violenta que finalmente logra acallarlo a manos de un sicario. Sus enseñanzas y su propósito quedaron marcados en la memoria de sus hijos y de todos los demás que tuvieron la fortuna de compartir un espacio con el Señor, como lo llamaban y que, según Abad Faciolince, serían recordados por él, tal y como lo había vaticinado su padre.

Esta gran obra, que fue selección oficial de Cannes y ganadora del galardón a mejor película iberoamericana en los premios Goya 2021, es producida por Dago García y protagonizada por Javier Cámara, Patricia Tamayo, Aída Morales y Juan Pablo Urrego, entre otros talentos nacionales; una película orgullosamente colombiana que podrán disfrutar en las salas de cine tras su apertura.

El disfrute de la convivencia en sociedad es ahora un privilegio restringido, pero el arte siempre será ese aglutinador de sueños y esperanzas, donde el coloquio tiene sentido y la vida ocurre. Larga vida al teatro y al cine.

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