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William Klein

William Klein, el puño de Nueva York

William Klein es uno de los más grandes fotógrafos y […]

William Klein es uno de los más grandes fotógrafos y artistas de la imagen que nos ha obsequiado la historia. Son 93 años acumulando memorias, una gran parte de ellas traducidas en instantáneas de la vida, la moda y el profundo corazón de la calle.

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Klein, neoyorquino de ascendencia húngara, nació en 1928. Su vida ha sido un constante enfrentamiento con los paradigmas de su propio tiempo. Trasgresor y quizá un revolucionario de la imagen. Su camino en las artes estaba destinado a convertirlo en pintor, arte que influenciaría su creación en una poética que integra experimentación fotográfica y moda.

Viajaría a París en 1948 para estudiar Historia del Arte en la Sorbona. Allí le ocurre un momento mágico: mientras caminaba por las calles francesas observó a una mujer en bicicleta a la cual se le acercó para preguntarle por lugares emblemáticos de la ciudad. Jeanne Florin, una chica belga que estudiaba idiomas y escultura en la ciudad, se detuvo para escuchar a aquel joven. Al rato, cuenta la historia, un apuesto Klein se ofreció a enseñarle inglés y la invitó a salir. La joven belga aceptaría la cita del norteamericano para dos años después, en algún momento de 1950, convertirse en su esposa, una compañera con la que viviría 60 años de matrimonio hasta la partida de Jeanne en 2005. El amor de su vida, durante toda una vida.

Jeanne Florin y William Klein.

El estilo de William Klein suele definirse como “agresivo”, dada su habilidad para sumergirse en la parte más profunda de la calle, los barrios más oscuros de la Nueva York de la última mitad del siglo XX. A su regreso a EE. UU. Se caracterizó principalmente por no contar con una fotografía preciosista, son imágenes de una naturaleza expresionista fundamentadas en la mayor proximidad posible a una textura de lo real, al alma furiosa y exótica de los personajes que recorrían las oscuras y sucias calles. Sus obras definieron lo que más adelante se llamaría “Street photography”, una de las categorías más importantes en el mundo fotográfico y de mayor exigencia formal, técnica y estética.

Las fotografías sobre Nueva York resultaron ser demasiado escandalosas para su momento, principalmente porque eran un panfleto en contra de la ilusión del sueño americano. Esto hizo que se ganara cierto desprecio por parte de la comunidad esnob de aquel entonces, pues sus imágenes, eran un retrato sobre la sociedad que se pretende ocultar, instantáneas poderosas que evidenciaban la suciedad y la vida en las calles más rudas de aquel entonces, totalmente alejado del glamur y las fantasías vivientes de las élites de la gran manzana. Cuenta el mismo Klein: “era como si fuera un etnógrafo: trataba a los neoyorquinos como un explorador habría tratado a un zulú, buscando el plano más crudo, el grado cero de la fotografía…”.

Podría intuirse que sus años en el servicio militar en medio de la segunda guerra mundial forjaron el carácter de Klein, quién siempre tuvo una necesidad artística de comunicar ese sentimiento de ira y dolor, de allí que su propuesta visual sea de una naturaleza impactante y directa, sin adornos ni resignificaciones estéticas formales, instantáneas del mundo, su crudeza y el alma sórdida de la calle.

William Klein – Barbara Picci
William Klein - Tokyo 1961 - Howard Greenberg Gallery - 2015

Klein no solo desarrolló un poderoso testimonio de las calles, durante mucho tiempo trabajó creando preciosas fotografías de moda para importantes editoriales. Su estilo se consideró trasgresor, principalmente por proponer una forma distinta de retratar el glamur. La revolución que William generó se debió a la integración de las modelos con el ruido, los objetos y las texturas de la calle, se alejó de sus modelos y las puso en situaciones que generan un halo orgánico, como si se tratara de fotografía no planeada. Usaba teleobjetivos, lo cual generaba una sensación de distancia, casi como un fisgoneo que en aquel momento no era para nada habitual. Imágenes llenas de elementos, un contraste contundente que impresionó a todo el mundo de la moda por su originalidad y capacidad de construir una integración entre el glamur de la fotografía Fashion y la suciedad del Street photography.

Cuando Klein aceptó la invitación a trabajar para Vogue de la mano del director artístico de la revista (Alexander Liberman) no lo hizo porque le interesara o tuviera alguna inquietud artística con esta categoría fotográfica o por el mundo de la moda, pero pensó que sería una buena forma de tener un patrocinador que pagara por las películas fotográficas, que para aquel entonces, tanto los rollos como el proceso de revelado en laboratorio era bastante costoso, así que aprovechó la oportunidad para poder seguir haciendo fotografía de calle, al tiempo que tenía un trabajo formal. Con lo que no contaba, es que su visión del mundo lo convertiría en uno de los fotógrafos de moda más irreverentes de aquel entonces, que además influyó en toda una generación de fotógrafos que abrazaron su estilo y lo adaptaron para sí mismos.

William Klein fotografiado por Damien Vignol (2013)

William Klein es muchas cosas, pinto, fotógrafo e incluso cineasta, pues también incursionó en el mundo del cine, cuenta con una extensa filmografía que abarca cerca de 20 títulos entre películas y documentales. Quizá pueda decirse de él que es una de esas personas adelantadas a tu tiempo, su obra revolucionó distintas categorías dentro de los convencionalismos formales de la fotografía, ya sea retratando las calles del mundo, en donde imprime su rudeza en cada instantánea, tal vez proyectando sus propias emociones y conflictos personales, o tomando atrevidas y vanguardistas fotografías de moda de una manera que otros no habían reconocido como posibilidad estética. Klein logra imprimir una vibración latente que le otorga una poderosa voz a sus imágenes, canalizando su enojo en un cuerpo de trabajo que ha trascendido cualquier noción de establecimiento, es la piedra que golpea el agua tranquila en el lago, es la piedra y también las ondas.

“Siento que estoy haciendo algo que vale la pena. Siento que estoy mostrando algo que otras personas no han mostrado. No puedo hablar con las personas a las que fotografío, solo voy, me dejo llevar. Así que realmente no tengo una relación con ellos. Mucha gente piensa que es muy importante. Yo no. Es como el amor a primera vista. Tengo una impresión cuando veo a alguien, y tengo una idea de quiénes son o qué son» – William Klein.

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