Su muerte por causas por ahora desconocidas deja un vacío en el panorama musical mundial y especialmente en Irlanda, donde era conocida tanto por su labor creativa como por su activismo en diversas causas.
Ganadora de un Grammy y estrella global desde que se descubrió con ese tema que le compuso Prince, poseía una extraordinaria voz que aplicaba a sensibles composiciones, con un estilo dulce y versátil que no le impidió convertirse en un icono contracultural y antisistema.
Nacida en Dublín el 8 de diciembre de 1966, O’Connor tuvo una infancia difícil, de la que contó que había sufrido abusos físicos y sexuales, y estuvo ingresada en un correccional.
Su pasión por la música hizo que con 16 años cantara en «pubs» de Dublín y pronto se integró en formaciones de folk-rock. Fue fichada por el sello discográfico Mother, propiedad de U2, y así entró en contacto con los líderes de la célebre banda, el cantante Bono y el guitarrista David Howell, The Edge.
Tras romper con esa casa discográfica, se marchó a Londres, fichando por el independiente Ensign Records.
Debutó con éxito en 1987 con su álbum «The Lion and the Cobra», que fue número uno en diversos países y disco de oro en el Reino Unido, Irlanda y EEUU.
En esa época mostró su apoyo al actualmente inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA) y a su brazo político, el partido Sinn Féin, y también criticó la política social de la primera ministra británica Margaret Thatcher.
O’Connor acaparó titulares por romper en 1992 una foto del papa Juan Pablo II en un programa de la TV americana NBC, en protesta por los abusos sexuales en la Iglesia católica.
Su segundo LP, «I Do Not Want What I Haven’t Got» (1989), tuvo un enorme impacto, sobre todo con el tema de «Nothing Compares 2 U».
Con su actitud contestataria, en 1991 rehusó acudir a Nueva York a la entrega de los premios Grammy, debido a la guerra del Golfo Pérsico. De sus cuatro candidaturas, ganó la de mejor actuación musical alternativa por ese álbum.
Su tercer disco «Am I Not Your Girl», de 1993, supuso una innovación pues se apoyó en una orquesta y versionó temas de los años cincuenta y sesenta de Ella Fitzgerald, Billie Holiday o Doris Day.
Ese mismo año colaboró en la banda sonora de la película «En el nombre del padre», de Jim Sheridan, y su carrera prosiguió con los álbumes «Universal Mother» (1994) y «Gospel Oaks» (1997).
En un giro inesperado, en 1998 tomó los hábitos como sacerdote de la iglesia latino-redentina en Lourdes y dos años después declaró que era lesbiana a la revista cibernética ‘Curve’. Aquella revelación coincidió con el lanzamiento del disco «Faith and Courage», en cuya portada aparece por primera vez sin la cabeza rapada.
En 2002 publicó «Sean-nos Nua» y en 2005 el álbum de «reggae» «Throw Down Your Arms», al que seguiría «Theology» (2007).
Fue en esa época cuando se hizo público que padecía trastorno bipolar, entre otros problemas de salud que dominaron los últimos años de su carrera.
En coincidencia con el 25 aniversario de su debut artístico, en 2012 publicó «How About I Be Me (And You Be You)?», y en agosto de 2014 la cantautora regresó con «I’m not Bossy, I’m the Boss».
En noviembre de 2015, varios medios irlandeses publicaron que había sido rescatada de un intento de suicidio en un hotel de Irlanda, en el que se registró con nombre falso y tras haberse sometido en agosto anterior a una histerectomía.
En su continua búsqueda del sentido de la vida, en octubre de 2018 anunció que se había convertido al islam y que había cambiado su nombre por el de Shuhada’ Davitt.
En enero de 2022, la cantante sufrió un duro golpe después de que su hijo Shane apareciera muerto a los 17 años tras llevar desaparecido varios días, cuando escapó del Hospital Tallaght, en Dublín, en el que estaba ingresado tras dos intentos de suicidio.
Tras aquella tragedia, la cantante explicó en sus redes sociales que su hijo «decidió poner fin a su lucha terrenal» y pidió que «nadie siguiera su ejemplo». EFE