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Hassan Nassar colombia

La cubanización empresarial

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El empresariado colombiano no es el enemigo a derrotar, es todo lo contrario, es el motor de la economía que hay que proteger”

HASSAN NASSAR
Director Revista Alternativa

Crear empresa y generar empleos es quizás una de las tareas más difíciles. No solo se necesita un espíritu emprendedor y combativo frente a la adversidad, también es necesario un deseo profundo de materializar sueños que generan empleo y jalonan la economía.

“Muchos miran al empresario como el lobo que hay que abatir, otros lo miran como la vaca que hay que ordeñar y muy pocos lo miran como el caballo que tira del carro”, decía Sir Winston Churchill.

El sector empresarial colombiano ha sido resiliente, trabajador y sobre todo generoso con el país.Los empresarios han sido víctimas de la violencia, el secuestro, los atentados terroristas y ahora de manera injusta de la estigmatización populista.

No debemos olvidar que los cimientos de Colombia y su progreso tienen fuertes bases empresariales. Una pujanza que a lo largo y ancho del territorio nacional ha defendido valores democráticos, el libre comercio, la inversión social, la filantropía y el empleo de millones de colombianos que han podido salir de la pobreza.

Colombia no puede sucumbir frente a esas voces que atacan constantemente al aparato productivo y que busca por todos los medios asfixiarlo y enterrarlo. El empresariado colombiano no es el enemigo a derrotar, es todo lo contrario, es el motor de la economía que hay que proteger.

¿En qué momento se nos olvidó que los empresarios, hoy en día, son los que mayor carga tributaria tienen y mayor empleo generan?, son ellos entonces, “el caballo que tira del carro”. Por eso sorprende tanto que ahora tengamos un Gobierno que desconoce lo que el sector empresarial ha hecho por este país.

Desde la campaña política siempre decidieron enfilar baterías para atacar y descalificar al empresariado. En lugar de reconocer los grandes aportes en materia social que han hecho, se dedicaron a señalarlos de corruptos e indolentes con los más pobres.

Se ha llegado a tal punto que en este gobierno, el presidente Petro no asistió al evento del diario La República donde se premia el empresario del año.

Desde el inicio del gobierno nombraron una ministra de Trabajo que es dirigente activa del partido comunista colombiano. Un partido con ideología marxista que considera al empresariado como el enemigo a derrotar o “el lobo que hay que abatir.”

No sorprende tampoco que la agenda internacional del presidente Petro sea la de fortalecer cada vez los vínculos con los gobiernos vecinos de Cuba y Venezuela, dos regímenes autoritarios que detestan al empresariado, prueba de ello ha sido la expropiación de varias empresas y la nacionalización de varios sectores que han destruido el aparato productivo en esos países.

Tampoco sorprende que sacaran adelante una reforma tributaria que golpea duramente al sector productivo y mucho menos que ahora promuevan una reforma laboral construida como si se tratase de un pliego sindical que obstaculiza la creación de empleo.

Claro que el país necesita reformas, pero estas deben ser para promover la generación de puestos de trabajo y no la destrucción del aparato productivo.

Para generar empleo se requieren mecanismos que fomenten la inversión y condiciones tributarias con incentivos que permitan la creación de más empresas. El gobierno de Gustavo Petro ha decidido hacer todo lo contrario y por supuesto los efectos serán devastadores para Colombia en el corto y mediano plazo.

De llegarse a aprobar el proyecto de reforma laboral que presentó el Gobierno Nacional, podríamos pasar de 3.4 millones de desempleados a un nivel cercano a 4.5 o 5 millones, advirtió recientemente Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco.

Tampoco podemos olvidar que una de las mayores riquezas de Colombia está en su talento y creatividad. Una creatividad que tiene ya varias empresas convertidas en ‘unicornios’ cotizando miles de millones de dólares en Wall Street.

Empresas como Rappi y otras plataformas de servicios que gracias al talento colombiano y la tecnología generan empleo en el continente. Empresas que a la fecha han manifestado que la reforma laboral que plantea el gobierno Petro terminará forzando a despedir de manera absurda a parte de sus empleados.

Esta creatividad empresarial necesita un ecosistema que garantice su operatividad y crecimiento. Colombia necesita más empresas y más empresarios promoviendo startups como sucede en Israel o Corea del Sur, y necesita menos discursos de esclavitud laboral y estigmatización empresarial.

Este Gobierno no entiende de innovación y tecnología, desprecia las empresas como Rappi y por el contrario vive anclado en discursos anacrónicos que terminan espantando a quien decida incursionar en empresas de este tipo.

Al final el único que pierde es Colombia. La tecnología seguirá avanzando y la creatividad y el talento colombiano terminará con cerebros fugados creando empresas en otros países que entiendan estos ecosistemas y nuevos modelos de contratación laboral.

No podemos permitir que una de las columnas que ha sostenido la democracia colombiana se desmorone. No podemos permitir que se siga atacando al sector empresarial y socavando el aparato productivo colombiano.

Y también hay que decirlo, el empresariado colombiano está en la necesidad de defender su legado, las narrativas anti empresa acaban y destruyen las economías de los países si no se combaten a tiempo. No podemos permitir la cubanización empresarial de Colombia.