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Elecciones presidenciales, lo que pasó y lo que se viene

Cada vez que estamos en las semanas anteriores a una elección, cualquiera que sea, abundan los análisis, se multiplican las encuestas, proliferan las especulaciones sobre alianzas y movidas estratégicas, y al final todos sentimos que reina la confusión.

De izquierda a derecha, los candidatos presidenciales Gustavo Petro, Federico Gutiérrez y Sergio Fajardo.

Este año no es la excepción, todo está revuelto y estamos en las semanas en que apenas se van perfilando las campañas presidenciales, se destapan las cartas de la fórmula vicepresidencial y los acercamientos entre líderes de los partidos se han intensificado. Intentaré en esta breve reseña, contribuir menos a la confusión y más a poner en perspectiva la situación que atraviesa cada campaña.

Los resultados del proceso del pasado 13 de marzo, transmitidos en medio de un alterado y largo escrutinio, nos ponen en el partidor y nos dan pistas de lo que sucederá en estos dos meses, que no será nada diferente a lo que los candidatos individualmente sean capaces de lograr. Solo ellos mismos, su capacidad de comunicarse, de presentar programas que seduzcan a los colombianos y los conecten a la realidad, serán los que determinen quién será el ganador.

Dicho esto, podemos afirmar que en esta carrera picó en punta Gustavo Petro, es innegable. Hoy tiene una intención de voto promedio del 35% en las encuestas. Tuvo la mejor estrategia y se conectó a la indignación que vimos en las calles, durante y después de los momentos agobiantes de la pandemia, supo leer e interpretar la situación económica precaria de millones de colombianos sumidos en la pobreza, el hambre y el desempleo. Otro acierto no menos importante de Petro, es que ponía la agenda cada semana. Puso al país y a sus competidores a hablar de los temas sobre los que iba opinando. Un día amanecíamos hablando de pensiones, al siguiente de democratización o de rebaja de aranceles, o de cómo apareció el candidato en Roma visitando al Papa y luego a los presidentes de España y Chile. Sus contendores lo observaban y buena parte de ellos seguía su partitura. Y para rematar hizo la mejor campaña al Congreso al cerrar su lista, pegarla a su grado de popularidad, vender un solo mensaje y facilitarle el voto a los ciudadanos, tarjetón que, para las listas abiertas, repletas de números, eran bien enredados. Entraron ganando a la jornada electoral y lograron casi 6 millones de votos.

Alerta para Petro: la indignación que llevó a millones a votar por él ya produjo sus resultados, ya se expresó y fue canalizada. Ahora el reto es que debe conectarse más al futuro que al pasado, más a los sueños que a las frustraciones de los jóvenes, a la propuesta de crecimiento económico y de generación concreta de empleo para ellos, pero sobre todo debe dedicar esfuerzos a romper los estigmas que pesan sobre él, a conectarse con los empresarios y sectores de poder que lo ven con miedos, y en algunas de sus ideas amenazas.

En segundo lugar se ubicó Federico Gutiérrez, logró un resultado medianamente aceptable de casi 4 millones de votos, con una coalición sólida, muy definida con el apoyo del Gobierno y de sus partidos más leales, el Centro Democrático, el Conservador, el Partido de la U, y el ala charista de Cambio Radical. Arranca con un promedio del 21% en intención de voto. Dedicaron su estrategia de comunicación a generar miedo por lo que podría representar un gobierno de izquierda en cabeza de Petro, comparándolo incluso con un camino inevitable a Venezuela. Les funcionó bien esa parte, mucha gente hoy tiene esa idea y vota más en contra que a favor. La que no se comportó como preveían fue la esperada influencia de las maquinarias en la consulta. El conservatismo dejó tirado a su candidato Barguil que logró tan solo la cuarta parte de los votos de la lista al Senado de su partido, y en el caso de la U con un candidato de peso como es Peñalosa, los candidatos al Congreso también se concentraron en su propia elección y se desprendieron de su candidato. Resultado, fue mucho más alta la votación de las listas al Congreso de Equipo Colombia que la de sus candidatos en consulta popular.

“El conservatismo dejó tirado a su candidato Barguil que logró tan solo la cuarta parte de los votos de la lista al Senado de su partido”

Alerta para Gutiérrez: los candidatos a la Presidencia van solos al tarjetón, ya no entran acompañados por sus cientos de candidatos al Congreso. Confiar a ciegas en el Gobierno y en los senadores y representantes de sus partidos, solo funcionaría si logra entusiasmar sus maquinarias, y eso lo puede llevar a una dura negociación de gobernabilidad que le puede atar las manos para gobernar. Y por otro lado, a punta de miedo ya ganaron el apoyo que pudieron en la consulta del 13 de marzo, pero también es cierto que esa fórmula está desgastada y no le alcanzará para ganar en mayo. Debe salir de su zona de confort y demostrar que el discurso estético de independencia es real. Que no está cooptado por el uribismo y debe reemplazar el miedo por programas concretos y viables que le mejoren la vida a la gente.

El tercer puesto en la competencia fue para el candidato Sergio Fajardo por la Coalición de Centro Esperanza. En el proceso electoral lograron alcanzar un momento estelar en que el país los observó con especial interés por su vocación de centro alternativo a los extremos polarizantes, pero al final fueron la consulta con el desempeño más flojo. No se comportaron como un equipo compitiendo fraternamente, parecían más bien enemigos de cuadrilátero. El papel incomprensible de Ingrid de pasar de ser la vocera oficial de la coalición a la peor detractora, y la falta evidente de conexión de sus candidatos con los jóvenes, con la calle, con las necesidades de la gente les redujo el apoyo popular. Logró tan solo un poco más de 2 millones de votos, y con eso arranca Fajardo su carrera por la Presidencia, con un promedio del 10% de intención de voto.

La primera vuelta de las elecciones presidenciales serán el próximo 29 de mayo.

Alerta para Sergio: la baja votación le impone sacudirse con fuerza, mostrar nuevos rostros, agudizar las propuestas y conectarse. No lo logra con el solo apoyo de la misma foto de la consulta perdedora del 13 de marzo, a pesar de tener en sus filas varios de los rostros que más despiertan afecto en los colombianos como Alejandro Gaviria y Juan Manuel Galán. Lo cierto es que ya nadie les cree que surgió el amor, y ahora resulta que sí son un equipo, después de las agresiones entre ellos transmitidas en directo por los medios. Fajardo tiene una oportunidad de oro al haber logrado posicionarse como el centro de la política, como el candidato que quiere superar la polarización, pasar la página de la guerra y concentrarse en la paz y el desarrollo económico. Le puede morder electorado a los otros dos candidatos con mayor opción y seguir derecho para segunda vuelta. Sí tiene vocación de crecimiento, pero cada día que dejen pasar produce un daño irreparable. Escribiendo esta nota me entero que no fue al debate de la Universidad Externado del pasado martes 29 de marzo. Quien está abajo tiene que ir a los debates. No va a subir en las encuestas sin esfuerzo y confrontación de tesis.

Los retos están por superarse para todos, en todas las campañas, y no son menores como vemos.

La decisión de sus fórmulas a la Vicepresidencia muestra que Fajardo y Gutiérrez han entendido que deben ampliarse a otros espectros. El exministro Luis Gilberto Murillo, fórmula de Fajardo, tiene una historia de vida que lo ubica tal vez como el candidato mejor preparado, y Rodrigo Lara Sánchez, por su parte, fórmula de Gutiérrez, se ha movido en el centro de la política y por ello es en sí mismo un mensaje para ese espectro de la política. En el Pacto Histórico de Petro escogieron a Francia Márquez, criticada por su lenguaje y su forma frentera, es lo que precisamente la tiene conectada con las mujeres y los jóvenes.

Buenas fórmulas, pero no suficientes para ganar. Ahora se vienen los debates presidenciales en los que observaremos sus propuestas y si fueron capaces de sacudirse y conectarse o podríamos simplemente repetir los resultados de las elecciones de marzo. Por sus posiciones los conoceremos cada vez más: fracking, educación, aborto, legalización, Venezuela, impuestos, pobreza, infraestructura, y muchos temas más, los esperan.

“Rodolfo Hernández es una de las incognitas en estas elecciones presidenciales”

Por otra parte, el caso de Rodolfo Hernández, exalcalde de Bucaramanga, es medio raro. No hace presencia en las regiones, no se le ve mucho, ni es muy conocida su fórmula a la Vicepresidencia. Vamos a observar cómo se mueve, y aunque ya no es tan novedoso, ha demostrado que es capaz de sorprender.

Último dato. A pesar de que en las elecciones unipersonales y especialmente en las presidenciales, tiene una carga mucho mayor el voto de opinión, tendremos que estar atentos a las decisiones que tomen los partidos Liberal y Cambio Radical. Ambos están divididos en sus preferencias, por lo que podrían al final dejar en libertad a sus militantes, o entrar formalmente a una coalición y trabajar de frente y sin tanta ambigüedad. Pueden ayudar a inclinar la balanza el próximo 29 de mayo.

Al final del día, el resultado será lo que diga la sociedad en las urnas. Será el producto de nuestra democracia y lo respetaremos, compartamos o no las tesis del ganador. Así funciona y así funcionará.

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