Tras los fuertes enfrentamientos del paro nacional, se perdió la confianza. Una reforma de la institución es la apuesta del Gobierno. ¿Será suficiente?
Las fuertes protestas que empezaron en abril pasado por el proyecto de reforma tributaria del entonces ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, la muerte de líderes sociales, la crisis social de la pandemia y otros temas, fueron un punto de quiebre entre la Policía y la ciudadanía.
Después de casi cinco meses de enfrentamientos entre civiles y policías, la Defensoría del Pueblo y el Ministerio de Defensa reportaron cerca de 4.000 casos de violencia policial, más de 2.000 heridos, más de una docena de víctimas sexuales y 106 líderes sociales asesinados.
Una parte de la ciudadanía ve hoy a los hombres de la Policía como asesinos y ha perdido la confianza en la institución. Según un estudio de la Universidad Libre, siete de cada diez colombianos no creen en el sistema judicial y policial.
En su defensa, la Policía, que incluye el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD), hizo énfasis en las agresiones que recibió. Entre ellas, la quema en Soacha de un CAI con policías adentro.
La ONG Human Rights Watch (HRW) dijo en un informe que los enfrentamientos dejaron dos policías muertos y más de 1.200 lesionados, 192 de ellos de gravedad.
El presidente Iván Duque tomó cartas en el asunto en junio y prometió una transformación de la Policía con base en un plan de diez puntos, entre los cuales se incluyó la protección y respeto de los Derechos Humanos, la profesionalización policial y el control del uso de la fuerza.
José Miguel Vivanco, director de HRW para las Américas, advirtió sobre fallas estructurales de la Policía. Además, insistió en la importancia de separar la fuerza policial del Ministerio de Defensa y la fuerza militar, y de asegurar que haya supervisión y rendición de cuentas, de tal manera que se impida que los abusos cometidos queden impunes y que vuelvan a suceder.
La Policía, a través de la transformación integral impulsada por Duque, está buscando ganarse de nuevo la credibilidad de la ciudadanía. Es urgente lograrlo, dada la importancia que esta institución tiene dentro de una sociedad civilizada.
