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Cuando la comedia mató a la ciencia ficción

Observamos el cielo en búsqueda de respuestas a preguntas que […]

Blade Runner 2049 Warner Bros.

Observamos el cielo en búsqueda de respuestas a preguntas que esquivan la comprensión y el entendimiento humano, nuestra naturaleza, aún joven, nos niega la capacidad de discernir aquello que sobrepasa la lógica y la escala de lo observable, es allí donde escasea la razón, donde el misterio se convierte en territorio inexplorado, en un horizonte oscuro ante la ausencia de un arquitecto, un escenario en el cual la imaginación y la especulación se hacen cargo, y las fantasías se materializan como respuesta a ese vacío que sobrecoge el espíritu curioso de lo humano. Observamos el cielo, un lienzo al cual otorgamos una función, un teatro con que titanes luchan contra dioses, pegasos atraviesan las nubes con héroes cabalgándolos en medio de cataclismos y relámpagos naciendo de sus espadas, y en un parpadeo, flotas de naves interestelares emergen de portales que conectan galaxias distantes, criaturas conquistadoras de mundos se entrelazan en un tejido brillante de luces en un espectáculo que hace temblar al cosmos mientras descienden interminables ejércitos de androides en lejanas costas en mundos ajenos.

Desde que existe el lenguaje existen los cuentos, historias creadas para darle sentido a la realidad, a los fenómenos y todo aquello que habita fuera de nuestra razón y lógica. Primero fueron juglares en cuevas tratando de explicar las tormentas eléctricas o astros surcando el cielo, de allí el salto fue hacia la escritura y con ella, un universo sin límites en donde plasmamos nuestra adoración por las historias épicas y grandes batallas del mundo antiguo, más cerca de nuestros días nació el cine, la ventana definitiva y universal tratándose de crear dichos mundos en donde convertir a la imaginación, lo intangible, en un organismo viviente que se muestra, habla y maravilla todo el espectro de nuestras capacidades sensitivas.

Ex Machina propiedad de A 24

Existió un tiempo en el que la tecnología era una barrera que limitaba a los creadores en su afán por transmitir todo aquel delirante teatro de criaturas y reinos que se creaban en sus mentes, extraídos de algún lugar en donde nacen los sueños, pero esto, al contrario de detener la conquista del lenguaje audiovisual, permitió que algunos genios encontraran la forma y los recursos prácticos para construir sus mundos, tal como lo hiciera el padre de la ciencia ficción George Méliés, quien maravillara al mundo con sus entrañables extraterrestres y mitológicas criaturas. De allí en adelante la tecnología comenzaría un viaje que ha durado casi 100 años para llegar al puto en que nuestros ojos son constantemente engañados por ilusionistas que han perfeccionado con maestría y asombro las viejas formas de embaucar a la lógica y pintar nuevos y mágicos mundos.

Hemos recurrido al cine cuando hemos deseado revivir dragones, visitar batallas legendarias entre corsarios y criaturas del mar, hemos visto al Kraken destruir navíos, a Odiseo y las sirenas, hemos viajado a través de agujeros negros, han puesto ante nosotros mundos que provienen de la literatura, podemos ver aquello que solo existía en la mente de algún autor que soñaba con águilas gigantes, centauros y señores oscuros, hemos conquistado la fantasía, hemos conquistado la oscuridad y la ausencia del significado.

The Lord of the Rings “The Fellowship of the Ring” New Line Cinema

Cada época trae consigo sus propias incertidumbres, en algún momento fue el miedo a la bomba atómica, la guerra fría, el apocalipsis nuclear, unos pocos años después fue la era espacial, el avance significativo de la ciencia y la conquista del espacio, ello inspiró no solo al cine, sino a la literatura, de la cual bebe demasiado y que siempre ha sido un oasis imaginativo en el cual encontrar inspiración. Con el paso del tiempo las discusiones en torno a los miedos de cada generación representados en la biblioteca cinematográfica de su momento histórico han mutado, pasamos de conversaciones filosóficas sobre el bien y el mal, sobre civilizaciones alienígenas y su encuentro con nuestro mundo, pasamos de observar aventuras y operas espaciales de exploradores y valientes que se adentraban en el universo desconocido o de sociedades que mutaban en imperios de control social que esclavizaba a sus ciudadanos en un futuro gobernados por dictadores sobre tronos levitantes.

Pasamos de ello a ver a la ciencia ficción y fantasía reducida a las proporciones e inquietudes propias de un niño de 10 años, no necesariamente porque ello sea una observación negativa, al contrario, la mente de un niño es quizá uno de los tesoros más grandes con los que contamos, y es nuestro deber alimentar y fortalecer su capacidad innata por la imaginación; a lo que voy es simplemente que la industria cinematográfica, en su afán por llenar más sillas en los cines, ha convertido a los adultos en niños que no toleran o soportan las densas y profundas concepciones más características de la ciencia ficción, transformándolos en masas reducidas a un patético espectáculo sin alma, como lo es la ciencia ficción que Disney y sus malignas corporaciones han construido.

Pensemos a donde hemos llegado, hemos abrazado y celebrado la llegada del cine de superhéroes, nos fascinamos y regocijamos con poder tener al fin la tecnología para poder crear los mundos en los que habitan estos personajes, pero en el camino, una bota gigantesca pisa el rostro de la autoría, de la independencia creativa y la originalidad. El universo cinematográfico de Marvel (MCU) ha sido uno de los ejercicios corporativos más exitosos de toda la historia del cine, y no es para menos, un esfuerzo narrativo por construir un universo en el cual habiten todos su héroes y heroínas, de una escala bastante respetable y un esfuerzo colectivo descomunal en las manos de sus directores y equipos detrás de la responsabilidad de traer al mundo real dichas fantasías. Pero lastimosamente todo este presumible oasis nerd en el cual beber incontables veces del manantial esotérico que son las películas de ficción, no es más que una espejismo que el público ha comprado, voluntariamente para ser aún más trágico, han convertido al escapismo de antaño que nos divirtiera sin la necesidad de sacrificar el componente dramático, en ocasiones oscuro y terrorífico.

Acuden en masa a ver películas que realmente no les interesan, ofrecen su dinero a productos de calidad y profundidad cuestionables, han reducido la ciencia ficción a una comedia de dos horas con personajes pintorescos que vuelan y se divierten como buenos amigos. Esto no sería un problema y no tendría por qué importarnos de no ser porque dichas comedias coloridas ganan aproximadamente mil millones de dólares en la taquilla mundial, lo cual es un éxito indiscutible, que sumado a “la crítica especializada” la cual se congracia en demasía y con un beneplácito que los postra cual arlequín ante su rey, construyen una narrativa que impone un modelo, una formula, una directriz ante toda la industria cinematográfica; ¿quieres mil millones? Debes hacer la película más ligera posible, introducir una artillería de comedia y chistes malos que anulen cualquier atmosfera dramática en la que se vean envueltos nuestros personajes, y cuando el chiste termine, asegúrate de meter otros dos más para recordarle al público lo gracioso que eres y que este, es un lugar seguro.

Raised by Wolves HBO Max Original

Más allá del gusto personal y el derecho a decidir qué tipo de productos consumir, la muerte de la ciencia ficción es un horizonte cada vez más cercano, una sentencia cargada de ironía, pues, al fin podemos hacer realidad nuestros sueños, entonces ¿por qué podría morir la ciencia ficción? Sencillamente porque se está acostumbrando al público a no exigir productos de una calidad considerable, se está reemplazando cualquier intención narrativa que resulte en eventos dramáticos y densos por una ligera comedia pintoresca y en muchos casos, ridícula. Tomemos en consideración la presión que ejercen estas películas de superhéroes amadas por todos los niños y niñas del mundo que pueden verlas, películas que ante los ojos de infantes son maravillosas ¡y lo son! Pero lastimosamente los niños son uno de los grupos objetivos más grandes y masivos del planeta, así que los estudios deben replantearse constantemente hacer películas de ciencia ficción dramáticas, oscuras, violentas, adultas y no recaudar ganancias considerables, o hacer comedias de superhéroes e irte a la cama con mil millones de dólares. Solo tomemos en cuenta el ejemplo más reciente, Blade Runner 2049, una indiscutible obra maestra contemporánea que está construida sobre un páramo oscuro y siniestro más en sintonía con una película de terror futurista que invita al espectador a conversaciones filosóficas sobre mundos habitados por androides casi humanos, liderados por corporaciones interplanetarias con excéntricos personajes cuya finalidad y propósito, es lograr que dos androides puedan reproducirse y así poder imponerse como la especie dominante en la galaxia.

Tales from de Loop Amazon Prime Video.

No creo que sea una premisa que atraiga a los niños ni a sus padres en masa a los cines, no creo que sean las conversaciones que quieran tener las familias mientras cenan, así que han reemplazado cualquier atisbo de dudas existenciales y cuestionamientos a la naturaleza humana con chistes y vergonzosos momentos que cumplen a su cabalidad su función primaria y más básica: entretener. Pero esta estrategia tiene un costo imprevisto, y es que los estudios rivales han tenido que modificar sus historias para ofrecerle al público un producto cercano, temática y argumentalmente a las películas que Disney/Marvel estrenan cada año, de no hacerlo estarían condenado sus inversiones, tal como le pasara a la comentada Blade Runner 2049, una epopeya de ciencia ficción maravillosa que no pudo superar una recaudación mayor a 300 millones de dólares, lo cual puede considerarse como un fracaso en términos de expectativas del estudio por un producto diseñado y confeccionado con una calidad casi mística y artesanal.

El público cambió, y estamos ante el dominio de la ligereza, del miedo a incomodar al espectador, de prohibir adentrarse en las entrañas de los conflictos y fantasías postapocalipticas masivas, relegando a las superproducciones a estrenar unos cuantos títulos arriesgados como lo puede ser el cine de Denis Villeneuve, la ciencia ficción descomunal y apegada a la física de Christopher Nolan, o la estilizada y visionaria cinematografía de Zack Snyder, solo por nombrar unos cuantos artistas que aún creen en el cine de autor y que intentan exigirle al espectador un compromiso más profundo en torno a las historias que cuentan; de allí que los servicios de streaming se han convertido en lugares donde puedan explorar dichas inquietudes filosóficas mucho más densas en productos como Raised By Wolves o Tales from the Loop, nostálgicas aproximaciones a futuros distópicos que no están diseñados para entretener, sino para confrontar los miedos ante el dominio inevitable de la interacción hombre – máquina, miradas desconcertantes hacia el futuro, hacia la mutación de nuestra sociedad en una integración aterradora con especies y organismos que amenazan el dominio sobre nuestro mundo.

Es una época maravillosa en todos los sentidos para el cine, si bien existen retos planteados por la industria misma y su imparable máquina de hacer dinero, esta hermosa época también nos invita a reflexionar sobre el tipo de productos que consumimos, es un planeta demasiado amplio y hay espacio para satisfacer los gustos y necesidades de todos, solo resta esperar que el espectador abrace y glorifique todas estas expresiones artísticas más allá de las franquicias populares que construyen públicos perezosos, necesitamos más películas como Blade Runner, más opera espaciales y series como la infinitamente triste Tales From the Loop, necesitamos que aquellos que se divierten con comedias de superhéroes también apoyen cuentos mucho más complejos y serios, el cine merece que todas sus historias sean contadas y escuchadas, desde las risas al llanto, la desesperación y la confusión.

Alien Resurrection 20th Century Fox

Necesitamos más de Guillermo del Toro, más David Fincher, más Ridley Scott, Paul Verhoeven, George Miller, requerimos con desesperación volver a ver una obra de escala monumental artística y dramática como lo fue en su momento The Lord of the Rings, necesitamos comprometernos no solo como asistentes a un espectáculo en pantalla grande, debemos comprometernos ante un lenguaje que nos aprisiona y enfrenta con los miedos más humanos, que nos obligue a soñar, a sufrir en aventuras espaciales y mágicos reinos que no siempre tienen un final feliz, y no debería serlo, no podemos esperar la eterna indulgencia del entretenimiento casual para evadir las atmosferas más deprimentes y desoladoras que se yerguen a modo de metáforas en las historias que viven en las mentes y los sueños de quienes ven dragones y caballeros, supernovas y androides, o realidades virtuales en donde poder volar y dominar los elementos.

La ciencia ficción y la fantasía requieren ser tomados mucho más en serio, pide a gritos que salvemos esa forma de comunicación, ese viaje que no es otro que el de los humanos queriendo dominar sus sueños.

Zack Snyder´s Justice League Warner Bross