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¿Tiene sentido un retiro de Uribe en este momento?

El expresidente reiteró que no piensa volver al Senado y […]

El expresidente reiteró que no piensa volver al Senado y se ha puesto al margen de la disputa por la candidatura presidencial del Centro Democrático. Sin embargo, sigue reiterando la frase de «ojo con el 2022». Así que un retiro total parece no ser lo próximo.

El expresidente Álvaro Uribe Vélez acaba de confirmar que no estará en el 2022 en la lista del Centro Democrático para el Senado, corporación a la que renunció para encarar el proceso penal en su contra por el lío de los testigos en el caso del senador Iván Cepeda.

“Este proceso judicial que llevo sobre mis hombros, injusto, me obliga a mí a tener que decir que no puedo poner mi nombre en consideración de los colombianos”, dijo luego de su renuncia al Senado, y lo ratificó hace apenas unos días.

Por este motivo y por el deterioro que ha tenido su imagen, decidió también no respaldar a ninguno de los precandidatos que se disputan la nominación presidencial del partido.

La decisión del expresidente, sin duda, engendra un gran reto para quienes finalmente queden en la lista para el Congreso, porque Uribe había sido el senador más votado en las dos últimas elecciones legislativas, alcanzando él en las últimas más de 800.000 votos y el partido, más de 2,5 millones. Tener a Uribe a la cabeza de los aspirantes al Senado hizo, sin duda, las cosas más fáciles para quienes lo acompañaron en las listas.

¿Pero es esta decisión el preámbulo del retiro definitivo del expresidente de la actividad política? Posiblemente, no. Es difícil que alguien con la influencia que ha tenido él, pero sobre todo con la vocación del servicio al país, deseche la opción de participar en la definición del futuro de Colombia. Menos ahora cuando ha advertido sobre la necesidad de no caer en el juego populista de la izquierda radical.

La mayor preocupación que hay en el país sobre las próximas elecciones presidenciales es que se caiga en el socialismo de la mano de Gustavo Petro. Uribe ha dicho reiteradamente “ojo con el 2022”, porque estarán en juego el actual modelo de economía de mercado y los valores de la democracia, que perdió Venezuela con la llegada al poder de Hugo Chávez.

Cuando, en el camino hacia los enventos electorales del próximo año, se despejen las opciones, seguramente el expresidente entrará actuar, sobre todo porque, cualquiera sea el aspirante de la centroderecha que avance, se requerirá armar una coalición sólida que lo respalde y en esa instancia no hay nadie mejor que Uribe para amarrar los compromisos del caso. Como sucedió en el 2018, para lograr el triunfo de Iván Duque, el expresidente será clave para consolidar la alianza que le dé base solida al aspirante del 2022.

Después de sus dos presidencias, el país escogió al que dijo Uribe -con niveles de aprobación del 90 por ciento- en el 2010, Juan Manuel Santos, y en el 2018, después de ganarle a éste -con el No- el plebiscito sobre el Acuerdo de Paz, hizo que Duque triunfara en primera y segunda vuelta en el 2018. Y posiblemente lo hubiera logrado también en el 2014 con Óscar Iván Zuluaga, si no surge el llamado ‘escándalo del hacker’ que, como se vio después, resulto ser todo un montaje.

Lo conseguido políticamente por Uribe desde el 2002 es toda una hazaña. Ningún político ha logrado en la historia de Colombia extender su influencia durante tanto tiempo. Renunciar a seguir teniéndola en un momento tanto o más clave que los anteriores no tendría sentido.

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