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Bogotá, transite juiciosa sumercé

Por: Simón Santiago Doncel, Analista político. Twitter @ssdoncel

Bogotá, la Capital de Colombia, cuarta área metropolitana más poblada de América Latina, parqueadero de más de 2.6 millones de vehículos (carros, motos, camionetas, etc.) es la octava ciudad con la peor movilidad del mundo, según Inrix. De acuerdo con esta medición, los bogotanos pierden anualmente cerca de 94 horas en los trancones, el adagio popular de: “Bogotá está a 2 horas de Bogotá” cobra cada vez más sentido.

Además, el promedio de velocidad en las vías principales es de 19 kilómetros por hora, una velocidad igual a la de la bicicleta. En perspectiva, según cifras del Ministerio de Transporte, en 1998 había 572.446 vehículos matriculados, lo que implica un crecimiento de más del 350% del parque automotor de la ciudad en cerca de dos décadas.

La alcaldesa Claudia López, está en los últimos meses de gobierno, ¿cuál es su balance de movilidad?, ¿Qué tanto ha cambiado la movilidad en estos cuatro años?, y ¿qué nos dice el nuevo ‘Pico y Placa’?.

Entre críticas de la opinión pública se dio inicio a este nuevo modelo, planteando dudas serias sobre la efectividad del cambio de números de placas pares e impares a grupos de las placas que terminan entre uno y cinco y del seis al cero, teniendo en cuenta que no supone cambios sustanciales en el número de carros que transitan por la ciudad entre lunes y viernes.

En una desafortunada entrevista realizada por la secretaria de Movilidad, Deyanira Ávila para Blu Radio, estimó que cerca de 10% menos automóviles saldrían a las calles bogotanas, que se busca darle un nuevo aire a la medida y equidad a las placas terminadas en números impares. Sin embargo, hubo poca claridad sobre los indicadores para controlar el impacto del nuevo modelo y en cuánto tiempo se evaluarán los resultados.

Además, en días pasados la alcaldía se retractó sobre la rotación cada cuatro meses para los grupos de placas y se eliminó la movilidad compartida por falta de control y cumplimiento por parte de los ciudadanos.

Una iniciativa al mejor estilo del Gobierno Nacional: anunciar, tambalear, retractar.

Es claro que después de más de dos décadas, la medida necesita actualizarse periódicamente a las dinámicas nuevas de la ciudad: cada vez tiene más carros y más habitantes, pero está rezagada en troncales de Transmilenio; un Metro que ya ha empezado su construcción y el Gobierno Nacional quiere detener para imponer el modelo Petro, reuniéndose en octubre con los constructores chinos para pedirles evaluar los cambios, lo que le costaría más de 5 billones de pesos a la nación y más demoras.

Paralelamente, la ciudad nada en mares de polisombras de los frentes de obras y ciclovías improvisadas en vías claves como la Calle Trece, la Carrera Séptima y un Transmilenio que es la solución de transporte de más de 1,2 millones de personas, pero que no logra superar la percepción negativa que tienen los bogotanos en temas como seguridad, el servicio, rutas, tiempo de espera, cantidad de pasajeros, colados, precio, etc.

No obstante, ha hecho inversiones relevantes en movilidad sostenible con una de las flotillas limpias más grandes del mundo, que cuenta con casi dos mil buses de tecnologías eléctricas, gas y Euro Diesel VI.

Según cifras de ‘Bogotá Como Vamos’, para noviembre de 2021 el 44% de los usuarios del sistema, se sentían insatisfechos y el 21% eran indiferentes. Aunque, la alcaldesa fue clara desde la campaña en que Transmilenio pasaría a ser una red que alimentará al Metro, sigue teniendo deudas históricas que tendrán que ser abordadas por el próximo burgomaestre.

Por otro lado, según el índice Inrix que fue mencionado al principio, Bogotá en 2019 tenía la peor movilidad del mundo, pasando al octavo lugar en 2022. Una mejora de celebrar, pero que no puede ser enteramente acreditada a la alcaldía, ya que en medio ocurrió la pandemia del Covid-19 que supuso cambios sustanciales en los hábitos de movilidad laboral, estudiantil, comercial, etc.

Otra de las promesas de campaña de López fue el Regiotram de Occidente, que también ha empezado su construcción y se espera que sea entregado en 2026, traerá beneficios para la ciudad, habitantes de municipios vecinos y otros usuarios de las vías que precisan pasar por la ciudad.

¿Qué nos quedará a los bogotanos y al próximo/a alcalde/sa, después de estos cuatro años?, sigamos transitando juiciosos susmercedes… La ciudad sigue con el agua hasta el cuello con los trancones, la falta de planeación y las demoras en los frentes de obras, a pesar de tener avances en transporte público limpio e integración regional. Un balance agridulce para una Bogotá que está a varias estaciones de ser una ciudad inteligente y ordenada.

Bonus track: las voces que piden la destitución de Concha Baracaldo como directora del ICBF, por la muerte de más de veinte menores en La Guajira por desnutrición, tras unos pocos meses de haber sido nombrada por ser la vecina y el pedido simultáneo de Petro para no comprar más bienestarina, siguen mostrando la improvisación del Gobierno. “Presidente, vístase despacio que tiene prisa”