EFE. El parque indicó en un comunicado que el jueves se vio en la «obligación de activar un código rojo de seguridad» como consecuencia del escape de un felino, el cual debió ser neutralizado antes de que pudiera constituirse en un peligro dentro y fuera de sus instalaciones.
Según el comunicado, la fuga se produjo por «una lamentable combinación entre una falla en el protocolo de manejo del animal y su particular astucia».
«El propio personal del parque, con apego a sus conocimientos preparación y cumplimiento de los protocolos, fue el que pudo neutralizar (matar) al felino luego de no poder ser controlado de otra manera», agregó el comunicado.
Según el parque temático, el animal «nunca alcanzó a abandonar» las instalaciones y su personal cumplió «de inmediato» la alerta de emergencia con el «único desenlace que se podía aplicar en el momento».
Un equipo de la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (Cornare) se desplazó hasta el lugar con el propósito de recopilar información y recoger las versiones para iniciar una investigación que determine las fallas en el protocolo y permita tomar «las sanciones correspondientes».
«Esto involucra (…) una revisión de todos los escenarios en los cuales hay animales de extrema peligrosidad, y revisar el funcionamiento que hay para que una situación de estas no se presente en el futuro», dijo a medios locales el jefe de la Oficina de Gestión de la Biodiversidad de Cornare, David Echeverri.
El Parque Temático Hacienda Nápoles, elegido en 2012 por la revista Times como uno de los 10 parques más exóticos del mundo, contaba antes de la fuga y sacrificio con 38 felinos, entre tigres de bengala, leones y jaguares.
En el apogeo de su imperio criminal, Escobar construyó este zoológico en su Hacienda Nápoles, de casi 3.000 hectáreas, ubicada en Puerto Triunfo, en el departamento de Antioquia, en el noroeste de Colombia.
Hasta ese lugar llevó animales exóticos de diferentes partes del mundo que lo convirtieron en toda una sensación por lo extravagante de la propiedad sobre cuyo portón de entrada mandó instalar una avioneta que simbolizaba el medio de transporte de sus envíos de cocaína a Estados Unidos.
