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Annie Leibovitz

ANNIE LEIBOVITZ: ´Un cometa entre las estrellas´

Una de las fotógrafas vivas más representativas y galardonadas del […]

Una de las fotógrafas vivas más representativas y galardonadas del mundo.

Annie Leibovitz, fotógrafa estadounidense.

La vida de Annie Leibovitz puede describirse como un concierto de rock y heavy metal, dotada con un espíritu rebelde y vanguardista que resuena en los ecos de la historia reciente. Sus ondas logran golpear al mundo de la moda, el fotoperiodismo, a artistas y líderes mundiales. Es música, es imagen, es la vida.

Hija de dos mundos, su padre militar y su madre bailarina, Leibovitz es una combinación que posiblemente influyera en la construcción de un carácter dominante y una sensibilidad artística. Cerca del final de los vibrantes años 60, Annie se inscribe en El Instituto de las Artes de San Francisco, luego de convencer a sus padres para que le permitieran estudiar en América (con quienes vivía en Filipinas, donde su padre había sido trasladado en medio de la guerra de Vietnam).

Regresa a los Estados Unidos y descubriría la magia de un entorno universitario rodeado de artistas jóvenes que también buscaban una voz en el agitado mundo que convulsionaba política y socialmente en aquel momento.

El trabajo de su padre obligaba a su familia a trasladarse constantemente de lugar de residencia, experiencia que marcaría de forma muy temprana la forma de ver de Annie, pues comenta ella misma que viajar por carretera hizo que comenzara a observar el mundo con las ventanas del auto como marco, componiendo involuntariamente las instantáneas que le ofrecía el exterior y lograban filtrarse a su mente, causando algún tipo de curiosidad por las vidas y los lugares, los amaneceres y ocasos que se manifestaban ante los ojos de una niña que simplemente miraba el otro mundo fuera del auto.

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En 1975, Una Annie bastante joven se encuentra con la oportunidad de su vida, logra ser una de las primeras fotógrafas en ingresar en la revista Rolling Stone, irónicamente para cubrir la gira de aquel año de la espectacular agrupación británica del mismo nombre en EE. UU.

Esta experiencia le daría la oportunidad de demostrar que tenía el carácter y el ojo para documentar a una de las bandas más importantes de la historia, convirtiéndose no solo en la retratista oficial de la gira, sino poco a poco, en una integrante más de este explosivo grupo de jóvenes rebeldes y temerarios.

El mismo Mik Jagger dijo alguna vez: “Oh, es una chica (para variar) … vamos a ver cuanto dura”. Esa incredulidad se convertiría en un cariño y respeto inmenso por la fotógrafa de Connecticut que logró sortear (No sin caídas) la inmensa presión que suponía no solo el registrar la gira, sino el convivir junto a un grupo hombres británicos, músicos, en donde llovía alcohol y explotaban delirios de rebeldía y talento, detonados por las llamas de las drogas y la euforia del rock & roll.

Leibovitz puede considerarse un cometa en un océano de estrellas, brilla con luz propia ante la presencia de astros de la música, del cine y la política. En esta época y años posteriores (que no terminaría nunca realmente) se hizo un lugar entre en la industria, fotografiando a personalidades de la talla de John Lennon, Andy Warhol, Ronald Reagan, Bill Clinton, al delirante Hunter S. Thompson, Michael Jackson y Arnold Schwarzenegger e incluso a la reina Isabel II.

John Lennon y Yoko Ono

Annie es de esas personas con un ojo privilegiado, una ambición creativa y estética que le permitió torcer las reglas que prevalecían en la forma de abordar el retrato. Una de sus más sutiles e impactantes composiciones, es la delicada fotografía que tomara de Lennon y Yoko horas antes del asesinato del legendario vocalista de Los Beatles. Una composición propuesta por la fotógrafa con la cual la pareja estuvo encantada de llevar a la realidad.

Tristemente, la fotografía tomó un carácter mitológico más allá de sus méritos propios, si bien es una imagen preciosa, íntima y potente, es el retrato final de la vida de un ser humano, de un ícono, siempre será recordada por su carácter documental trascendente, no solo en sus dimensiones fotográficas, sino en la cultura popular.

Luego de sortear una frenética vida en la revista Rolling Stone, Annie da un paso adelante, primero, ingresa a rehabilitación, tras haber caído en un limbo de irresponsabilidad y abuso de drogas, al salir de este proceso de desintoxicación, Leibovitz se encuentra con una plenitud y un futuro a sus pies, pues la revista Vanity Fair abre sus puertas para invitarla a un nuevo mundo, más sofisticado y para aquel entonces a los ojos de Annie “superfluo”, concepción que cambiaría al darse cuenta de las posibilidades estéticas que representaba el poder proponer lo que se conocería como “retratos conceptuales”, un concepto con el que ya había jugado tiempo atrás.

Es aquí donde su estela brillaría aún más, esta vez junto a la luz que reflejan las grandes personalidades de la industria del cine y de la música. Una estética mucho más glamurosa pero que coqueteaba de frente con elementos artísticos y disparatados.

En este nuevo escenario, crearía un cuerpo de trabajo que definiría su estilo como retratista de celebridades, estilo que, aún hoy, es una marca personal y poderosamente distintiva que cimentó las bases de su extraordinaria carrera.

Demi Moore para portada Vanity Fair 1991.

Una de sus fotografías más emblemáticas es sin duda el desnudo de una Demi Moore embarazada. Una imagen que puso en discusión los aspectos de la maternidad, el cuerpo de la mujer y su forma de representación. Por supuesto fue una imagen provocadora y escandalosa para un sector del público de los 90. Sin embargo, supuso la venta de más de un millón de ejemplares, constatando la capacidad innata de Annie por crear composiciones de una naturaleza estética, respetuosa e íntima, al tiempo que audaz y transgresora.

Leibovitz reflexionó años más tarde sobre sus portadas en Vanity: “La portada es una foto algo ingrata, la portada no es una fotografía, sino una campaña de publicidad, es decir, su objetivo es vender revistas, y yo tengo que hacer esas fotos, aunque en realidad, mi trabajo de verdad vive en el interior… De vez en cuando, te dan la oportunidad de hacer un trabajo con el que habías soñado”.

Willie Nelson Rickie Lee Jones y Sal Bernardi

Sarajevo 1993

Un momento crucial en la vida de Annie, fue cuando tuvo la oportunidad de conocer a la impresionante Susan Sontag, reconocida ensayista y escritora norteamericana, con quien tuviera una relación de profunda amistad, respeto y aprendizaje. Gracias a Sontag, Leibovitz se reencontró con la naturaleza documental de sus primeros años. Juntas viajaron a Sarajevo a cubrir una de las tantas guerras del viejo continente, allí, Annie desarrollaría un trabajo sumamente humano capturando la crudeza de la muerte, el conflicto y sus víctimas. Su amistad se convertiría en un pilar fundamental entre ambas mujeres, dos artistas que compartían sus dones e intelectos. Esta relación contribuyó profundamente a reorientar el trabajo de la fotógrafa, trayéndola nuevamente a la realidad del documentalismo, alejado del glamur de las estrellas y el desenfreno del rock & roll.

Bicicleta caída de un niño asesinado por francotirador. Sarajevo 1993

Annie Leibovitz, frenética, sensible, poderosa. Sin duda una impresionante vida llena de infinitas historias, secretos, de conflictos y glamur. Una artista impresionante que lo ha hecho todo, y como todo aquello que trasciende los convencionalismos, irreverente y vanguardista. Sus imágenes son producto de una mente inquieta, de una voz vibrante que inunda con luz aquellas ideas que surgen en su pintoresco y elegante espíritu con la estela que dejan los cometas al partir el cielo en dos.

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