Palestina no puede verse sólo por medio de la Biblia, sería tan sesgado como verlo tan sólo por medio del Corán, de la Torá o de cualquier otro libro sagrado. No puede (ni debe) verse pensando sólo en aquello que dicen que pasó hace miles de años y de lo que no sabemos si es verdad literal o es una metáfora.
La única manera, racional y lógica, aceptada en principio por todos los Estados y por el mundo moderno, es a través de los elementos que, hasta ahora, consideramos comunes a los pueblos: el derecho internacional, lo que hemos convenido y acordado. Sin un asomo de lógica y racionalidad, dejaríamos las discusiones a las “narrativas”, las percepciones y las subjetividades.
Palestina es un territorio que reclaman para sí dos comunidades: los palestinos, un pueblo árabe, y los miembros de una religión llamada judaísmo (el primer error sería hablar de la raza judía, porque tal cosa no existe). Allí hay sitios sagrados de judíos, musulmanes y cristianos (segundo error: no todos los palestinos son musulmanes, el 15 % son cristianos, así que el conflicto no es religioso).
Sin duda los judíos han sido perseguidos por el rey de Babilonia, el imperio Romano, la inquisición, los zares, el fascismo, entre otros, (tercer error: negar dicha persecución o negar el Holocausto).
Durante la época del imperio Otomano convivían pacíficamente en la ciudad de Jerusalén y toda la región llamada la “Histórica Palestina” judíos, cristianos, musulmanes, armenios y otras minorías (cuarto error: creer que el conflicto es milenario, cuando sus causas aparecieron en 1896).
A finales del siglo XIX, mucho antes de las guerras mundiales, los judíos construyeron un proyecto político para hacer un Estado sólo para judíos en la histórica Palestina (quinto error: ese proyecto nació antes del Holocausto y hasta antes de la Primera Guerra Mundial). Esa política se conoce como sionismo.
El sionismo busca un Estado excluyente sólo para judíos, en una tierra que ya estaba habitada por la comunidad palestina, tan antigua en el tiempo como cualquier otra (sexto error: decir que esa tierra estaba vacía).
Todos los países de la región se volvieron Estados, menos Palestina que quedó bajo mandato británico hasta 1947 y que le propuso a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) partir el territorio, lo que obviamente fue rechazado por los árabes quienes entraron en guerra. En ese momento, Israel expulsó más de 700 mil palestinos (séptimo error: negar la existencia de refugiados palestinos).
En esa propuesta, a petición de Colombia, Jerusalén y Belén obtuvieron un estatuto especial de ciudades bajo protección internacional (octavo error: decir que Jerusalén es la capital de Israel; su capital es Tel Aviv).
Después de la guerra, Israel no se quedó con el 54 % que le dio la ONU, sino con el 78 % del territorio, y la ONU le legalizó dicho territorio años después (noveno error: presumir que la ONU haya sido neutral, y negar que la adquisición de tierra por medio de la fuerza sea un delito).
En 1967 hubo otra guerra, en la que Israel tomó el control de todo el territorio, y dejó a los palestinos arrumados principalmente en tres zonas: Cisjordania, Gaza y Jerusalén del este, que es lo que se conoce como territorios ocupados de Palestina y que es sólo el 22 % de la Palestina histórica (décimo error: negar lo que han dicho las máximas instancias de la comunidad internacional: estamos frente a una ocupación).
Fruto de protestas palestinas, conocidas como intifadas, se firmó un acuerdo de paz en Oslo, a comienzos de los años 90, que no ha sido implementado (décimo primer error: suponer que los palestinos no han querido la paz).
En 2002, Israel comenzó un muro para encerrar a los palestinos, lo cual es ilegal según la Corte Internacional de Justicia, pero ese muro no está en la frontera del armisticio de la guerra de 1967, sino que parte el territorio palestino y dejó casi la mitad de Cisjordania y un buen pedazo de Jerusalén del lado israelí (décimo segundo error: decir que el muro era para defenderse de los ataques y no para robar más tierra).
Este siglo, Israel ha hecho varias incursiones en las que los muertos se han contado por millares, en su inmensa mayoría civiles (décimo tercer error: hablar como si Gaza no fuera parte de Palestina). Este Estado ocupante usa como excusa para cometer crímenes de guerra la presencia de Hamas (décimo cuarto error, negar que el derecho internacional prohíbe los castigos colectivos).
Finalmente, la ONU ha reconocido el derecho de los pueblos bajo ocupación a resistir incluso mediante la lucha armada (décimo quinto error: decir que resistencia es igual a terrorismo y decir que los ucranianos sí se pueden defender, pero los palestinos no).
Sin esas mínimas claridades, seguiremos hablando de Palestina de manera irresponsable, basado en que Israel es “el pueblo elegido”, en que la Biblia dice tal o cual cosa (décimo sexto error: olvidar que la misma Biblia habla de los falsos judíos y de las falsas sinagogas).
Y el error número diecisiete: sin haber pisado Palestina (no Israel), basado en lo que dicen los grandes medios controlados por el sionismo, sin saber historia ni geografía, creemos conocer todo lo necesario para entender el conflicto, para hablar del conflicto, para usar categorías jurídicas que no corresponden a la realidad y para declarar inocente a Israel.