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ALEJANDRA CARVAJAL Alejandra Carvajal colombia

Seriedad en la transición energética y en la lucha contra el cambio climático

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Para el actual gobierno uno de sus pilares es la transición energética y la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, hasta ahora no se ve una hoja de ruta clara en la que se divisen acciones concretas para alcanzar estos objetivos.

Por: Alejandra Carvajal.

Una de las principales dificultades que existe es que el gobierno cree firmemente en la teoría del decrecimiento, la cual tiene en el fondo un sesgo comunista. Esa teoría es completamente incompatible con la adoptada por los países miembros de las Naciones Unidas, que le apuestan al Desarrollo Sostenible, sobre el cual se creó la agenda 2030 y los ODS.

La teoría del decrecimiento del señor Sergei Latouche es ampliamente contraria a los objetivos de desarrollo sostenible. Y es aquí donde se toca una fibra muy importante: el cambio de modelo económico que quiere implantarse en Colombia.

La lucha contra el cambio climático al igual que la transición energética en los términos planteados por el presidente implican de entrada un cambio de modelo económico, del capitalismo al comunismo, como al que están sometidos los ciudadanos de Laos, país netamente marxista y leninista, en el que surgió la teoría del decrecimiento, tan admirada por el presidente y su ministra de Minas.

La cancelación de la exploración y explotación de hidrocarburos no es nada distinto a cumplir esa agenda. El gobierno hasta ahora no ha mostrado alternativas que suplan los ingresos generados por el petróleo y el carbón. No existe una arquitectura para tal fin.

El actual director del Departamento de Planeación Nacional ha sido enfático al advertir que no es posible acabar en el corto plazo con la dependencia del petróleo y del carbón.

Con relación a la transición energética, esta tampoco será posible pues debido al aumento del riesgo país, muchas empresas estarían desistiendo de desarrollarlos. Un ejemplo de ello es el desistimiento por parte de Enel para construir el Parque Eólico Windpeshi en la Guajira, cuyas consecuencias hasta ahora no se han cuantificado.

Se espera que Hidroituango genere 2400 megavatios al sistema interconectado nacional, lo que se traduce en un 17% de la energía del país.

En la actualidad, parques eólicos y plantas que generarán 2800 megavatios, superiores a Hidroituango en emisión de energía, no podrán adelantarse por varias razones, entre las que se encuentran las consultas previas y las licencias, la inseguridad jurídica y las afectaciones al sector por cuenta de la reforma tributaria, entre otras.

Así las cosas, sin una ruta clara para reemplazar los hidrocarburos y sin opciones para adelantar una transición energética adecuada para el país, el único camino que queda es depender de Venezuela.

Ceder nuestra soberanía energética por cuenta de discursos vacíos, llenos de interrogantes y extremismos, pueden llevar al país a la quiebra total, con todo lo que eso implica. Es sumamente peligroso tener como proveedor a Venezuela, tal como lo es que se instrumentalice nuestro país ideológica y económicamente. Hacia esta dirección quieren llevarnos.

El discurso ambientalista y contra el cambio climático es maravilloso y está lleno de buenas intenciones.

Todos queremos un mundo descontaminado, en el que el aire y los ríos sean más limpios, pues esto redundará en una mejor calidad de vida para todos los habitantes del planeta. Es un hecho cierto que deben implementarse medidas para la mitigación y adaptación al cambio climático, pero también es claro que, sin los recursos suficientes, que nos ofrecen las regalías del carbón y el petróleo, esta implementación no podrá llevarse a cabo.

Es sumamente delicado que el gobierno no tenga planteadas acciones claras y concretas para hacer una transición energética sea lógica ni para frenar el cambio climático, pues sin recursos para estos fines, nada podrá hacerse.

El discurso contra la oligarquía y el empresariado está mandado a recoger. Es momento para que todo juntos construyamos país. Las empresas deben fortalecerse, el gobierno debe ofrecerles seguridad en materia energética, jurídica, económica y tributaria. Nadie invertirá un centavo en Colombia si unas garantías mínimas no están dadas.

Las dinámicas de mercado ofrecen posibilidades como por ejemplo la compra y venta de bonos de carbono, la circulación de cripto monedas como la Climatecoin, que auspician proyectos que tienen como fin mitigar el cambio climático o la emisión de 6 billones de dólares en bonos sociales verdes y sostenibles como ha ocurrido en Colombia, donde buena parte del empresariado está comprometido con una transición energética seria. Todo esto gracias al libre mercado.

Sin libre mercado, con un modelo económico inviable como el que nos quieren implantar, no solo no podremos replegar el cambio climático, sino que es país será completamente insostenible. Sea esta una invitación al gobierno para replantear su esquema para abordar el cambio climático y la transición energética, y a los empresarios, congresistas y jueces de la Republica para que investiguen más sobre el tema y tengan claro a que estamos expuestos.