Sábado, 04 de enero de 2025
Suscríbase
Sábado, 04 de enero de 2025
Suscríbase
César Álvarez César Álvarez Política

Se acabó el año y no hicieron nada

Más de este autor

La expresión colombiana “se acabó el año y no se hizo nada” encapsula una mezcla de resignación, autocrítica y humor frente al paso del tiempo y la falta de logros significativos. Es una frase omnipresente en nuestra idiosincrasia, pero pocas veces ha descrito tan bien el balance de un gobierno como el de Gustavo Petro.

Hoy, 31 de diciembre, mientras el presidente y sus “funcionarios estrella” repiten la frase con humor, el pueblo colombiano tiene un motivo paradójico para dar gracias: el balance negativo de este gobierno ha evitado que sus peores ideas se materialicen.

¿Qué sería del país si Petro y su equipo hubieran logrado todo lo que prometieron? Si así, con un gobierno que no ejecuta, Colombia ya parece un muñeco de año viejo: maltrecho, en la calle, vestido a retazos, lleno de paja y a punto de ser quemado, ¿qué habría pasado si hubieran logrado todo?

El problema de este gobierno no radica en la falta de tiempo o en los múltiples festivos que interrumpen la productividad colombiana. Tampoco es un simple caso de “dejar las cosas para el último minuto”. La raíz del problema está en su obsesión por las palabras y su aversión a los hechos.

Si de balances se trata, no es que no hayan hecho nada; han hecho mucho: hablar, tuitear, dar discursos y agitar las emociones como ningún otro gobierno.Bajo otro gobierno, uno anhelaría para el año que viene: “menos cháchara y más trabajo”. Pero la verdad es que todo lo que intentan hacer termina siendo un desastre.

Este gobierno parece especializado en hacer lo malo y nada bueno. Por eso, es mejor que sigan hablando y no haciendo. Si algo temible ocurriese en 2025, sería que cambiaran su logorrea por acciones que destruyan.

En esta fecha de balances y metas, queda claro que el país fue engañado. Otro año pasó, y entre lo dicho y lo hecho sigue habiendo mucho trecho. Se acabó el año y no hicieron nada. Y eso, increíblemente, es preferible a que hubieran cumplido con todo lo prometido, solo para acabar con la salud, la economía, la justicia y, de paso, con la democracia misma.

Pero siendo justo, el gobierno ha hecho algo: ha dejado al país peor. No se puede decir que “todo sigue igual”. El cambio si se dio. Hoy estamos más inseguros, más empobrecidos y enfermos.

Este 2024, no obstante, es agridulce. Aunque los colombianos no están mejor que antes, el vaso está medio lleno. El país está desarrollando la inmunidad a la izquierda recalcitrante que habla, no hace, pero sigilosamente lleva al abismo.

La otra razón para el optimismo es que queda un año menos para brindar por “el ausente”. El 2026 ya asoma en el horizonte, y con él, la posibilidad de un nuevo comienzo. Eso sí, en el 2025, año de campañas al congreso y a la presidencia, las promesas volverán a escucharse por doquier, los discursos se multiplicarán y, con ellos, el escepticismo y la desconfianza.

Para quienes aspiran a liderar el país, un recordatorio: las promesas no bastan. Colombia no necesita palabras; necesita hechos. Y esos hechos deben nacer del carácter de los líderes. Más allá de sus discursos, observemos su vida privada: ¿son responsables como padres, trabajadores y parejas? El carácter no se mide en campaña, sino en las decisiones que se toman lejos de los reflectores, las tarimas, y los micrófonos.

Un cambio de dirección no garantiza la recuperación del país. Colombia se reconstruye con acciones, no con ilusiones. El 2025 será decisivo, y quienes busquen el poder deben priorizar el bienestar del país sobre sus ambiciones personales. Los estoicos lo dicen bien: el ego es el enemigo.

El camino será arduo, pero Colombia nunca ha escogido el camino fácil. Lo importante no es solo llegar al 2026, sino llegar preparados para tomar las decisiones que devolverán la esperanza a una nación que merece todo lo bueno, nada malo, y ninguna palabra vacía.

Faltan 440 días para elegir un nuevo Congreso y 517 para elegir un nuevo presidente.

La cuenta regresiva continúa.