Tenemos bien sabido que Estados Unidos está viviendo una situación política muy compleja que está llevando a un bloqueo institucional. Por ello, ahora con más insistencia que siempre, se están planteando reformas constitucionales que se consideran necesarias para desamarrar el sistema político. Ello quiere decir que la democracia requiere que algunas instituciones contramayoritarias cedan el paso y así el juego de mayorías y minorías funcionará plenamente.
Es que el Sistema Político norteamericano, un experimento que se construyó a finales del siglo XVIII, tuvo que encontrar fórmulas políticas que permitieran establecer un régimen federal entre Estados de diferente tamaño en la población, en su territorio y en su riqueza.
Algunas de esas fórmulas han dado lugar a intentos de reformas que no han fructificado. Dos Profesores de la Universidad de Harvard Steven Levitsky y Daniel Ziblatt recuerdan que han existido 11.848 intentos de reformas de la constitución y solamente 27 han resultado exitosos. (Tiranía de la Minoría [2023], Crown, página 218). Es evidente que es una de las constituciones más longevas y, claro está, una de las más difíciles de reformar. En algunos temas se dice que es imposible reformarla.
Estos profesores enumeran varias instituciones contramayoritarias que consideran deben ser prontamente reformadas, porque están haciendo que Estados Unidos esté derivando hacia lo que denominan un gobierno de minorías, lo que quiere decir que los republicanos están obteniendo ventajas en el Colegio Electoral, en el Senado y en la Corte Suprema de Justicia. Ello explica, por ejemplo, que el presidente Trump haya sido el tercer presidente no reelegido en los últimos 80 años.
De alguna manera las mayorías no pueden gobernar. Como los Republicanos, o Conservadores, han derivado una ventaja como consecuencia de la existencia de estas instituciones contramayoritarias, se entiende muy bien la resistencia de este partido a una reforma electoral.
Es más, en muchos de los Estados se han introducido recientemente modificaciones al sistema electoral que reafirman una ventaja conservadora manufacturada, con métodos que se consideraban ya superados como el rediseño de los Distritos Electorales, lo que nosotros denominamos Circunscripciones.
Aparte de todo, esto los autores identifican que Estados Unidos está en el proceso de construir una democracia multirracial, tema que hace todavía más complejo lo que estos profesores identifican cómo barreras constitucionales a un auténtico gobierno de mayorías. También, han surgido estrategias de supresión del voto y recuerdan cómo, tanto en el año 2000 como en el 2020, muy pocos votos decidieron la elección presidencial.
No es sorprendente que los republicanos en su mayoría continúen rechazando el triunfo electoral de Biden porque así “las mayorías manufacturadas” no anticipaban la victoria Demócrata.
Así las cosas, los autores consideran que es indispensable fortalecer el derecho de la oposición. Recordemos que Hillary Clinton perdió la elección presidencial habiendo obtenido 3 millones de votos más que su oponente. También es indispensable, para preservar la separación de poderes, ofrecer todas las garantías de independencia al Poder Judicial.
Recordar que corregir las fallas en la Constitución de los Estados Unidos es ahora una recomendación necesaria a sabiendas de la enorme dificultad, casi imposibilidad, de lograr estos cambios. Es que las instituciones existentes favorecen a una minoría. Ello explica el título del libro, Tiranía de la Minoría. Conviene seguir con atención lo que está ocurriendo en la gran democracia del norte. Porque se reconoce que hay cambios demográficos que han impactado fuertemente el comportamiento político, es indispensable reconocer, también, que hay que adaptar instituciones a las nuevas realidades como que éstas están alimentando una situación política que parece intolerable. En esencia se requiere que el proceso electoral refleje apropiadamente las mayorías, o sea, se hace necesario empoderar a las mayorías.
El triunfo de Milei en Argentina muestra el cansancio con una “casta política” que logró en 70 años postrar a la Argentina. Ahora a la Trump quiere volver a hacerla grande en los próximos 35 años. ¡Horror!