“El racismo tiene múltiples caras y por eso es importante verlo en un contexto global, entendiendo que limita la inclusión social, debilita el desarrollo económico de los países, fragmenta la sociedad y debilita la democracia”
HASSAN NASSAR
Director Revista Alternativa
En esta edición de Revista Alternativa queremos invitar a una conversación amplia y sincera, llena de matices y de distintas voces que nos permitan abordar un tema que nos incumbe a todos, y que sin lugar a duda afecta no sólo el contexto social, político y económico de nuestra sociedad pero que también toca las fibras más profundas del ser humano.
Debo confesar que no es una conversación fácil ya que muchos prefieren evitarla para no caer en estereotipos, errores de contexto o incluso para no revelar los prejuicios que muchas veces se tienen adentro.
Fueron varias las voces invitadas a escribir sobre este tema y contadas las que se atrevieron a hacerlo por una razón u otra. Lo que me queda claro es que no es una conversación fácil y que necesita de un entorno propicio donde cada uno de nosotros pueda preguntar y responder con sinceridad y sin temor a ser juzgados o discriminados.
Los recientes hechos de racismo en La Liga en España y el caso puntual del futbolista Vinícius no son nuevos en varios torneos del mundo y en otros deportes.
La discusión política en Colombia frente a la vicepresidenta Francia Márquez y sus viajes al exterior, ha despertado un aura de racismo que ella misma esboza como el argumento fundamental en contra de sus críticos.
La supremacía blanca en Estados Unidos ha ganado cada vez más terreno y el discurso racial en contra de los afroamericanos, los migrantes y la islamofobia son considerados por varios expertos como la matriz de un mismo árbol, el racismo.
En Europa los movimientos sociales nacionalistas utilizan el racismo para disfrazar sus agendas políticas, proteccionistas y antiinmigración.
En Oriente Medio, el tema racial sigue siendo foco de enfrentamientos entre varias etnias. En Israel y varios países árabes se mantiene una fuerte tensión en donde no está excluido el contexto racial y por supuesto religioso.
India y China dos de las grandes potencias de Asia tienen sus propios conflictos raciales y de castas.
El covid-19 generó también en los inicios de la pandemia un fenómeno racista en varios países en contra de personas que tuvieran rasgos asiáticos por temor al contagio y esto se viralizó debido a la desinformación.
Es así como el racismo tiene múltiples caras y por eso es importante verlo en un contexto global, entendiendo que limita la inclusión social, debilita el desarrollo económico de los países, fragmenta la sociedad y debilita la democracia.
Si bien el mundo es cada vez más inclusivo y se ha creado mayor legislación para tener mayor diversidad al considerar el género, el origen étnico y la orientación sexual, aún estamos muy lejos de ganar la lucha contra el racismo y la homofobia.
Los ejemplos están a la vuelta de la esquina. En el sector empresarial según la consultora McKinsey y los estudios a más de 1.300 de las mayores compañías de América Latina, las empresas que perciben mayores niveles de innovación, colaboración y crecimiento son aquellas que han adoptado políticas de inclusión y diversidad a fondo.
En Colombia se nos olvida por ejemplo que 14 % del país pertenece a los pueblos indígenas y al pueblo negro, afrocolombiano, raizal y palenquero.
El 80 % de la población étnica está en pobreza multidimensional y el 26 % de la población afrocolombiana tiene un ingreso superior al salario mínimo vs el 50 % de la población nacional.
A veces se nos olvida también que en el país hay 115 pueblos indígenas cuya representación por citar un sólo ejemplo, en la televisión nacional, es tan sólo del 1.4 % y la de la población afrocolombiana apenas llega al 3.4 %.
No olvidemos tampoco en aras de enriquecer esta conversación que en Colombia hay 68 lenguas, de las cuales 65 son indígenas, 2 criollas y una romaní. ¿Cuántos colombianos nos hemos interesado por aprender alguna de estas lenguas?
Y también es justo hacer un mea culpa desde esta orilla del periodismo, una que permita aportar a que esta conversación se enriquezca, y el primer paso es reconocer que los medios no han estado a la altura de los acontecimientos.
No han habido suficientes narrativas incluyentes frente a la población étnica y desafortunadamente la preocupación ha estado más en los titulares y no en analizar si estos están llevando a la estigmatización y la generalización de estas poblaciones.
Finalmente nos corresponde a todos aportar como país y como sociedad para entender que el racismo es un enemigo común que no podemos aceptar, y que la mejor contribución para la inclusión de los pueblos indígenas y el pueblo afrocolombiano es frenar el racismo y abrir una conversación que construya y haga pedagogía para futuras generaciones de colombianos.
Esperamos que esta conversación tenga eco y que sean muchas las voces que aporten desde la experiencia y el conocimiento para hacer un mejor país.