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JAIME E ARANGO Jaime E. Arango pacto histórico

La estrategia de la compasión

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Desconocían las cosas más simples: la sensación del triunfo, de la satisfacción, del sacrificio necesario. Ignoraban el sentimiento de conquistar una plaza y conservarla, de consolidar una aldea, izar bandera y cantar victoria. No sabían lo que era el orden ni el ímpetu. No había frente, no había retaguardia…Carecían de objetivos… No entendían estrategias… No sabían qué pensar… ni a qué relatos dar crédito… Eran incapaces de distinguir el bien del mal”. Estas gentes que describe Tim O´Brien, en su vertiginosa novela bélica 'Persiguiendo a Cacciato', están ahora en el poder, no han cambiado y para hacer presentable su desconexión moral se presentan como la fuerza de la compasión. Así ganaron las elecciones. Orinando agua bendita, sumando las bienaventuranzas a las molotov. Abrazarían a los nadies, a los discriminados, a los olvidados, a las víctimas. Con esa prédica instalaron sus hechos alternativos y erradicaron la verdad de la vida pública.

La estrategia de la compasión es una variante del pensamiento mágico en la que se introducen reglas propias de la religión. En primer lugar, no surge de un pensamiento moral complejo, es la estrategia de los simples.

Culpar para estar del lado de los buenos, culpar para avasallar es la forma básica del dominio de la plebe, la culpa crea la desconfianza y el final de la confianza es el final de la libertad. El psicoanalista Luigi Zoja, en su libro Paranoia. La locura que hace historia dice que “quien vive en medio de los hombres vive entre los deberes colectivos que los unen: los valores comunes, como el respeto por la familia. Pero quien vive en medio de la desconfianza no vive entre hombres, sino entre adversarios. Y el único deber en relación con los adversarios es vencerlos”. En la sociedad de la desconfianza creada, e impuesta por la gente de la compasión, el adversario es un ser moralmente inferior, es impío. Cuando se les pregunta, en sesiones de investigación en profundidad, a personas que son seguidores del actual régimen, por qué creen que ganaron las elecciones invariablemente terminan respondiendo: “porque somos mejores personas”. Sienten que son parte de una cruzada contra el mal que encarnan “los otros”, sus adversarios, en constante conflicto.

El liderazgo de los compasivos impulsa constantemente una narrativa radical que sustituye la realidad inmediata y aísla emocionalmente a sus seguidores. Mientras ellos,guiados por la compasión, luchan por la salud de los niños, los otros son “asesinos de bebés”, “Nunca pensé que pudiera haber una colombiana que prefiriera las relaciones mercantiles sobre la vida de los bebés”, mientras ellos están comprometidos con la juventud, los otros “les sacan los ojos a los jóvenes”, o son “esclavistas” y “Condenaron a la miseria a personas en vejez”, y “Si ellos regresan al poder van a bañar a Colombia de sangre”.

La estrategia de la compasión es en realidad un programa totalitario, una narrativa moral para justificar la guerra contra el designado como diferente, definido como una escoria moral que se opone nada menos que a la compasión.

Este trasfondo moral que es el verdadero contenido del relato político se encuentra en cualquier manifestación pública, y ha transformado la política en un juicio permanente. Al privar a los ciudadanos de su autonomía moral, el poder político asume el dictado de los valores sociales. La estrategia de la compasión ha logrado poner en marcha un modelo en el cual hay una nueva iglesia que no está separada del estado. Los ciudadanos desaparecen, solo quedan fieles y adversarios.