Los principales analistas del mercado coinciden en varios elementos importantes para tener en cuenta durante el desarrollo de la economía del próximo 2024. A nivel internacional hay dos cartas en el horizonte que tienen relevancia para todo el planeta.
En noviembre se llevarán a cabo las elecciones presidenciales en Estados Unidos. La pugna entre republicanos y demócratas históricamente trae volatilidad a los mercados, principalmente durante el segundo semestre del año, cuando se mueve más de lo normal el precio del dólar frente a otras monedas a nivel mundial. La campaña ya comenzó con las preliminares de ambos partidos, pero casi todas las encuestas apuestan por un nuevo enfrentamiento entre Joe Biden y Donald Trump.
El segundo fenómeno esperado es el inicio gradual de la reducción de tasas de interés por parte de la Reserva Federal en Estados Unidos. Para finales del año entrante, el FOMC o Comité de Operaciones de Mercado Abierto, deberá haber realizado al menos 3 reducciones de 25 puntos básicos cada una, dejando la tasa final entre 4,5 % y 4,75 % cuando hoy las tasas se encuentran entre 5,25 % y 5,5 %.
Todo dependerá de la confirmación de los datos de inflación a lo largo del primer semestre, y a partir de ahí, en los últimos dos trimestres se harían efectivas dichas reducciones.
Teniendo en cuenta los dos fenómenos exógenos anteriormente descritos, se puede esperar un dólar razonablemente estable cercano a y por debajo de $4.000 durante el primer semestre y luego vendrá una inevitable volatilidad de corto plazo hasta que se conozca el nombre del siguiente mandatario de Estados Unidos. Esto puede llevar la tasa de cambio a subir a niveles de $4.400 o inclusive $4.500 durante las jornadas de mayor especulación.
En Colombia va a ser muy difícil que disminuya la inflación local en el corto plazo. Arranca enero con otro aumento del precio de la gasolina y comienzan los aumentos asimétricos en el precio del Diésel. Con un incremento de doble dígito en el valor del salario mínimo es imposible pensar que los niveles de inflación vayan a disminuir.
Esto llevará a que el Banco de la República tome la decisión de aplazar el inicio de la disminución de las tasas en Colombia. Varios bancos locales coinciden en una proyección de reducción muy gradual de tasas para llegar a los niveles que espera el gobierno solamente hasta finales de 2025. Si acaso las tasas en Colombia comenzarán a bajar, pero muy poco, en el segundo semestre. Para el segundo semestre podríamos comenzar a observar la disminución de la inflación para llegar a final de año a un rango entre 5,5 % a 6 %.
En ese escenario económico va a ser muy complicado observar una disminución de los niveles actuales de desempleo. De hecho, hay un riesgo grande de que haya uno o dos trimestres de decrecimiento económico durante 2024. Las cifras recientes de ventas de vivienda no son alentadoras. Para muchos economistas es evidente que actualmente hay una desaceleración en varios sectores económicos estratégicos.
Hay alerta amarilla en sectores como industria, comercio y por supuesto los niveles de construcción.
La responsabilidad total está en la cancha del Gobierno Nacional. Independientemente de los resultados de las reformas que adelanta actualmente en el Congreso, la mayoría de empresarios del país están en modo preventivo. No es fácil encontrar una empresa que esté pensando en inversión en un nuevo proyecto o expansión de su planta de personal. La incertidumbre es normal, dada la posibilidad de que en el legislativo se apruebe la reforma laboral.
Los sobrecostos laborales crecerían entre un 25 % a 30 % si se aprueba la nueva ley. Este efecto de incertidumbre tiene estancado el movimiento de flujo de inversión en varias industrias. En grandes compañías se configura el fenómeno de la “caja atrapada”, es decir, recursos que están listos para invertirse en capital de trabajo, creación de nuevos puestos de trabajo y otras actividades operacionales pero que están parqueados mientras se despejan las dudas.
El gobierno deberá pensar que no solo es importante la reunión de Cartagena con los grandes grupos económicos. Hay miles de pequeños y medianos empresarios ahogados, que ante este panorama están a punto de reducir su planta de personal o eventualmente cerrar el negocio. El discurso de gremios como Fenalco no es en vano. La política del gobernante de turno es crear polémicas en redes sociales todos los días, y el mercado está percibiendo que la prioridad está alejada del mercado y el crecimiento económico. Así las cosas no hay otra proyección que esperar un 2024 frenado.
