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Juan David Huertas//opinion Juan David Huertas Economía

Salario mínimo: ¿Manzana de la discordia?

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La negociación del salario mínimo nunca va a ser un asunto fácil en el país. De suyo, ninguna negociación lo es, pues, las partes tratarán de persuadirse entre sí para conseguir el objetivo que cada una desea.

Sin embargo, no siempre lo que las partes involucradas en la negociación exigen es lo que realmente desean, todo depende de la estrategia que ostenten.

Indudablemente, la mejor negociación es aquella en la que se llega a un punto medio que beneficia a todos los implicados. Sin embargo, en ocasiones, las partes consideran que el mejor acuerdo es el que perjudica en mayor medida a la contraparte (Como en muchos divorcios, infelizmente). En otros casos, el objetivo de la negociación puede ser no permitir acuerdo alguno, ya que esto trae más réditos. Para ello, basta con que una de las partes exija algo que sabe que su contraparte no aceptará.

Pienso que la negociación del salario mínimo este año, se dio bajo esta lógica, pues, los sindicatos pidieron un incremento salarial que estaba muy por encima de las estimaciones del sector productivo yde los centros de pensamiento con la intención de no llegar a ningún acuerdo. De esta manera, se garantizaba que el gobierno nacional podría posar ante la ciudadanía como el más bondadoso y ecuánime de todos los tiempos. La bondad radica en que el salario mínimo decretado por el ejecutivo seguramente estará por encima de la cifra del sector productivo, pero un poco por debajo de la de algunos de sus financiadores de campaña, en virtud de su gran ecuanimidad.

Ahora bien, la conformación del salario mínimo ha sido ampliamente estudiada ya que no es un tema menor. Pues, este es mucho más que el ingreso que mínimamente, y de acuerdo con la ley, podría recibir un trabajador en el país por desempeñar un trabajo formal. De hecho, el salario puede entenderse también como aquello que estima el reconocimiento que reciben las personas por su contribución al sistema productivo.

Es decir, cada trabajador agrega valor a la economía de un país en el marco de las funciones de su empleo, gracias a su pericia, a sus habilidades personales y a su acervo de conocimientos. Y, de la magnitud de dicha contribución dependerá su salario, que se corresponde con su nivel de responsabilidad (Esto, desde la perspectiva positiva de la economía).

Con certeza, el trabajador usualmente entiende el salario como el medio que le permite vivir, pagar deudas, regocijar modestamente sus caprichos, y en el caso que se pueda, ahorrar.
Cabe advertir que la literatura muestra, al menos, cuatro aspectos relevantes: i). el salario es una variable determinante del desempeño del trabajador promedio; ii). la duración del trabajo desempeñado tiene una relación positiva con el monto del sueldo; iii) organizaciones que ofrecen mayores remuneraciones son atractivas para talentos altamente especializados; y iv) la ubicación espacial de la empresa es un factor determinante en la generación de ingresos operativos, lo que explica, a su vez, la paga de sus trabajadores.

Por otro lado, desde la perspectiva del análisis del rendimiento de la educación, la literatura nos muestra que el salario tiene una relación positiva y estadísticamente significante, con el nivel de estudios del individuo y los años de experiencia. Esto pone de manifiesto que mejores habilidades del trabajador, y más experiencia en el desempeño de una actividad económica, trae consigo mejores ingresos. Este tipo de análisis, basados en las 'Ecuaciones Mincerianas' son fundamentales para entender otro tipo de relaciones que el salario tiene con atributos del trabajador, tales como sexo, ubicación geográfica, pertenencia étnica, rango etario, entre muchos otros.

Llama la atención que, el asunto del salario mínimo en el país sea tomado como algo más de la politiquería de mercachifle y no como un asunto propio de política pública, en el que el Estado debería proporcionar las condiciones necesarias para que se configure un salario mínimo que le permita al trabajador tener una vida digna. Obviamente, esto no se hace decretando un salario mínimo mensual de $10millones de pesos (permítanme esta exageración con fines explicativos) porque esa sería la solución del idiota. En vez de mejorar las condiciones de vida, se empeorarían por cuenta de la inflación.

En cambio, se necesita que el Estado proporcione condiciones que garanticen una economía más robusta. Es decir, se requiere que los individuos, que deciden incrementar sus niveles de competitividad laboral, puedan acceder a un sistema idóneo de formación técnica, tecnológica y universitaria (Lo que supone, por supuesto, la coexistencia de la oferta pública y privada, así como la mediación del Icetex, por ejemplo). Por otro lado, se requiere de medidas que propendan por la protección del tejido empresarial, ya que con ello se garantiza el derecho a la propiedad privada que es uno de los baluartes más importantes de la civilización y de la democracia.