La ideología libertaria, promovida por Milei, recupera las libertades humanas y coloca al ser humano en el centro de la reflexión, con sus angustias, intereses y motivaciones. En contraste con el enfoque en la igualdad, el Estado, la sociedad o incluso la familia, esta perspectiva requiere una profunda transformación psicológica a nivel individual. Podríamos llamarla la ‘re-evolución psicológica del autoconocimiento’, dando lugar a la emergencia de una personalidad autotélica (personalidad A).
Innecesaria en el pasado, pues vivíamos en una sociedad igualitaria donde los niños obedecían a sus padres y profesores, y memorizaban un currículo obligatorio establecido por el MEN, uniforme para todos según su edad y curso. En este escenario homogeneizador, ¿qué sentido tenía conocerse a uno mismo? Ninguno en absoluto; las decisiones estaban prediseñadas desde décadas atrás. Los niños no tenían oportunidad de elegir nada, ya que el currículo único y uniforme les imponía a aprender lo mismo. Se llamó “educar”.
El capitalismo actual, y muchísimo más el porvenir en los próximos años con los avances arrolladores de la Inteligencia Artificial, requiere formar en nuestros niños y adolescentes una personalidad muy diferente a la del pasado: sumisa, obediente, uniforme, sin preguntas. Este punto es crucial entenderlo.
Personalidad necesaria para enfrentar tres libertades personales fundamentales en el contexto capitalista: la libertad de anhelar, la libertad de ser uno mismo y la libertad de relacionarse con quien se desee.
En el futuro, el papel de las familias, los colegios y las universidades no será igualarlas con una misma tijera curricular, cómo ocurrió durante siglos en el pasado, sino todo lo contrario: ayudar a sus hijos y aprehendices a elegir:
1.Sus motivaciones, metas, intereses, proyectos y proyectos de vida.
2. Las suyas propias, no las de sus padres, ni profesores, ni del MEN. Reflejo de sus genuinos deseos y anhelos personales profundos, pues cada individuo ha de ser su propio y personal timonel en el nuevo mar de las libertades.
3. Su propia y singular personalidad, junto con sus cualidades elegidas.
Sus vínculos y relaciones más enriquecedoras en el mundo abierto casi infinito de posibilidades de interacción, como nunca antes habíamos visto.
Tareas formativas que ciertamente colocan en primer lugar el autoconocimiento. Pero a la vez las denominadas libertades personales económicas imponen requisitos enormes de autoconocimiento. Punto donde sus padres, profesores e instituciones educativas les han de ayudar a elegir a los jóvenes de la re-evolución capitalista de la inteligencia artificial y del auto conocimiento:
4. Su mejor futuro trabajo, en un mundo de plenas libertades laborales.
5. Sus posibles emprendimientos.
6. Y a armar su propio y singular currículo basado en la pregunta ahora central: en quién anhelas convertirte, ¿Qué quieres y debes aprehender?
¡Tareas tremendas de formación personal! Denomino a esta personalidad requerida por nuestros actuales niños y jóvenes personalidad autotélica o libertaria. Denominación precisa porque a diferencia de nosotros, habitantes de un mundo previsible y homogéneo, los actuales tienen que (auto) definir y elegir sus thelos (sueños, metas, deseos personales) hacia los cuales orientar su existencia. Nadie más sino cada uno puede hacerlo.
De alcanzar estas tremendas tareas de autoconocimiento personal, su sociedad será una magnífica sociedad libertaria, la mejor de cuantas han existido, con intensos bienestares psicológicos, nunca antes disfrutados por nadie.
Aunque al fallar en nuestras tareas formativas u omitir el autoconocimiento traerá y trae enormes costos.
El principal, condena a millones de niños y jóvenes a una tragedia psicológica de proporciones dantescas: llena de infelicidad, soledad, ansiedad, auto devaluación, auto desconocimiento, fragilidad, apatía, abulia, anhedonia e ideación suicida, las grandes epidemias psicológicas del siglo XXI, cuyas señales vemos a diario.