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Nixon Carvajal Franja de Gaza

Objetivo Israel: entre el odio y la mentira

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El antisionismo es un movimiento irracionalque sólo admite el odio como forma de oposición radical al establecimiento y permanencia del estado de Israel.

Una tendencia demencial que con asombrosa facilidad logra manipular a millones de ingenuos alrededor del mundo, haciendo de ellos objeto de agresión hacia la nación del pueblo judío.

No hay razón para tan desproporcionada percepción, que simplemente obedece a una mala interpretación de la historia de la humanidad. El error ha llevado a exacerbar los sentimientos anti Israel, desde tiempos remotos hasta la era moderna, y recientemente, tras los contundentes resultados de la acción militar en legítima defensa, por parte de las fuerzas hebreas, en contra del terrorismo de Hamas.

Las dolorosas consecuencias de la intervención en la Franja de Gaza, con un saldo de miles de víctimas inocentes, destrucción y desolación, son el resultado de la violenta irrupción de hombres del grupo extremista el pasado 7 de octubre, en el que asesinaron y violaron a cerca de 1.400 personas y secuestraron a más de 200, por el solo hecho de ser judíos.

Israel fue cobardemente atacado una vez más y su reacción fue directamente proporcional al horror inducido por la incursión armada de los fundamentalistas, sin contemplación en contra de los asesinos.

Desde noviembre de 1947 cuando la ONU estableció el fraccionamiento del territorio en disputa (bajo mandato de los británicos) en dos estados, uno árabe y otro judío, inició oficialmente la animadversión y rechazo de los primeros hacia los segundos. A continuación, en mayo de 1948, Israel proclamó su independencia, y la hermandad árabe, impulsada por la enemistad hacia sus nuevos vecinos invadió territorio israelí, intentó borrar del mapa al estado naciente. La respuesta israelí fue concluyente y después de un año de hostilidades, obtuvo la victoria.

En junio de 1967, en la denominada Guerra de los Seis Días, y contra todo pronóstico, el valiente ejército hebreo derrotó fulminantemente a los comandos de Egipto, Siria y Cisjordania. Una vez más la provocación externa fue rápida y efectivamente respondida.

La única y genuina verdad irrefutable, es que el pueblo judío es la víctima del infundado rencor forjado en su contra. Israel es el mejor ejemplo de supervivencia, valor y lucha contra una perversa narrativa que injustamente lo señala de ser el malo de la historia. La realidad es otra.

Israel aprendió a ser resiliente en medio de un destino adverso definido miles de años atrás, enfrentando la brutal persecución por parte de los pueblos babilónicos, egipcios y romanos, y verse obligado a vivir en el exilio, en el infame episodio de la diáspora judía.

El holocausto nazi, que niegan los mismos que anhelan la desaparición del sionismo, dejó un saldo de 6.000.000 de judíos asesinados,en una campaña de exterminio originada en la mente enferma, infeliz, frustrada y acomplejada de Adolfo Hitler y compañía. Seis millones de razones para dejar en claro que Israel no es el responsable del resentimiento.

El fracaso del movimiento anti judío, en su afán de someter a Israel, por la vía bélica, incrementó con el paso de los años su accionar, a través de la implementación del ataque cobarde, la acción suicida, el secuestro y la violación. Es una extraña mezcla de preceptos religiosos, aplicados al pie de la letra, embutidos en la conciencia de ingenuos "Mártires”, adoctrinados desde temprana edad y preparados sólo para eliminar a Israel. Inexplicable cómo los universitarios norteamericanos defienden esa tendencia irracional.

Jerusalén no es el genocida, es la facción extremista islámica, pro iraní, de Hamás, localizada en una esquina del mismo espacio que comparte con Sion, la que decretó guerra santa.

Los enemigos del pueblo judío insisten en causar confusión enviando al mundo un ficticio mensaje de victimización, con una hipótesis contraria a la realidad, Israel nunca se ha opuesto a la convivencia con los estados árabes, separados por líneas definidas y con respeto mutuo. Son los grupos radicales quienes mantienen oposición al pueblo descendiente del profeta Jacob, bíblica, genética y racialmente.