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Nixon Carvajal Vladimir Putin

Vlad Tepes y Vlad Putin

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Distanciados por el tiempo y unidos por la crueldad, estos dos personajes han marcado un hito en la historia de la humanidad.

Aunque aparentemente comparten por efecto de la casualidad el nombre con que se les identificó, en un aspecto en que sí coinciden plenamente, es que cada cual en su propia forma de actuar, intentó e intenta cambiar hasta los menos imaginados límites de la perversidad posible, el destino de sus pueblos.

En remotos tiempos medievales, en la antigua Valaquia, hoy Rumania, existió un ser despreciable y atroz de nombre Vlad Tepes. Este Vlad, quien era el Príncipe reinante del inhóspito territorio de los Cárpatos, era un auténtico genocida que tenía una particular forma de divertirse: Ejecutando enemigos de forma horrenda y brutal.

Según cuenta la historia,Vlad Tepes aprovechaba cualquier espacio en medio de las guerras del imperio otomano, para distraerse torturando y sometiendo al escarnio público a aquellas personas que llegaran a atreverse a poner en peligro su aterrador imperio expansionista. Aquella persona que para su desgracia fuese sorprendida husmeando en los predios de aquel emperador, recibía como castigo la pena de muerte por empalamiento, es decir, atravesada por una larga estaca de madera.

Este relato de Vlad Tepes inspiró al dramaturgo británico Bram Stocker para escribir su obra cumbre: "Drácula".

El Presidente de Rusia, Vladimir Putin. Hombre siniestro de rostro adusto y cara de perro rabioso, cinturón negro de judo, fue un reconocido espía de la KGB en tiempos finales de la Guerra Fría. Por su forma gélida de actuar, sin sentimientos ni prejuicios,rápidamente se ganó el aprecio de las autoridades de la Unión Soviética por su eficaz actividad de obtener información de inteligencia militar de los Estados Unidos para intereses de la URSS. Aunque en la actualidad, el sistema de comunicaciones de Rusia insiste en negar este punto en la biografía de Putin, lo cierto es que sí hizo parte del aparato estatal de espionaje de la nación europea.

Putin trepó con firmeza y determinación los escalones suficientes como para lograr ascensos en su vertiginosa carrera hacia el poder, esto sin importarle pasar por encima de las personas, muchas de las cuales cayeron bajo la represión del rígido sistema ruso de sometimiento.

El líder moscovita fue un alumno aventajado de Boris Yeltsin,para quien trabajó y mostró lealtad en los peores momentos de la sangrienta guerra de independencia de las naciones bálticas de 1991 que fragmentó definitivamente a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Ese acontecimiento fue el peor dolor de patria de Vlad ya que hasta la fecha no se ha logrado recuperar de lo que él textualmente consideró, el peor desastre político del siglo XX. Después, lo que ha ocurrido producto de su sádico ingenio por resucitar a la URSS, ha sido su agresión, desde hace dos años a Ucrania, el apoyo a gobiernos terroristas y déspotas, el favorecimiento a regímenes responsables de represión y violación sistemática de derechos humanos y la irresponsable decisión de retomar una injustificada carrera armamentista.

El presidente de Rusia recientemente ha estado en el centro de la controversia mundial, a raíz de la muerte de su principal opositor Alekséi Navalni, quien falleció en extrañas circunstancias, en una prisión en la que se encontraba desconectado del mundo exterior.

Mientras la sola mención del nombre de Vlad Tepes, infundía en los habitantes de Valaquia un pavor paralizante. Para los ciudadanos de Ucrania, Georgia, Chechenia y otras naciones más, escuchar de Vladimir Putin, solo les produce terror.

Mientras Vlad Tepes, empalaba de forma inmisericorde a sus enemigos, utilizando pedazos de madera para convertirlos en herramientas de dolor y muerte, Vlad Putin continúa utilizando lo más avanzado en tecnología bélica para invadir, destruir y causar desolación y tristeza en millones de personas.

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