El Cauca tiene en su geografía un maravilloso activo, que a la vez es un reto desafiante. Construir infraestructura no es ni fácil, ni rápido. Construir soluciones viales es un proceso que se realiza con tiempo, siempre que cuente con una planificación adecuada y la voluntad de varios gobiernos consecutivos tanto nacionales como regionales, para construir y no dejar morir los proyectos, como se ha visto en nuestro departamento, que puede más la negligencia que el compromiso de poner al servicio de la gente importantes proyectos de infraestructura que se fueron suspendiendo en su ejecución por distintos motivos y que se requiere de la pronta intervención del Estado para que puedan ser culminados
La Carretera Panamericana conecta al continente americano a través de un extenso sistema de carreteras que se extiende aproximadamente por 18 mil kilómetros, conectando casi todos los países mediante una red vial continua. La única interrupción actual se encuentra en unos 130 kilómetros en la región del Darién, entre Colombia y Panamá. Su eje principal pasa por Cali y Medellín y no por Bogotá como muchos creyeran. La capital Colombiana y Caracas se integran al sistema por variantes principales.
Esta importante vía internacional atraviesa al Cauca de sur a norte y conecta dos puntos estratégicos, la frontera con Ecuador en Nariño y el departamento del Valle del Cauca, el mayor centro productor y de consumo del pacífico colombiano, donde además se encuentra el principal puerto de Colombia.
Por esta vía se mueven diariamente, según Fedetranscarga, una media de aproximadamente 4.400 viajes diarios,lo que significa una suma de 241.000 toneladas al mes. En estos viajes se transportan productos perecederos como el maíz, la leche y la papa que van hacia el interior del país, así como el etanol, gasolina o cemento que se exportan hacia el sur.
La conflictividad social en el Cauca, junto con la constante movilización de sus organizaciones sociales, han convertido este instrumento de infraestructura de uso público en una forma de presión sobre los diferentes gobiernos de turno, obligándolos a firmar compromisos sin considerar el costo ni garantizar su cumplimiento. Esta dinámica no solo refleja las necesidades insatisfechas de estas comunidades del Cauca, sino también la falta de una estrategia efectiva por parte de los gobiernos para abordar y resolver estos conflictos de manera sostenible y eficiente.
Durante el 2023, la vía Panamericana tuvo 48 bloqueos durante los cuales se suspendió el tráfico por más de 388 horas. En cada día que se altera el tráfico en el Cauca, se pierden aproximadamente 13 mil millones de pesos de pequeños productores y transportadores que no pueden recuperar ese valor.
En lo que va del 2024, se han registrado más de 25 bloqueos en esta vía internacional, la mayoría debido a la ausencia de nombramientos de docentes. Estos bloqueos han involucrado a la comunidad educativa con estudiantes abordo, convirtiéndolos en bloqueos humanos bajo el pretexto equivocado de ejercer presión frente a sus pretensiones y sin considerar los efectos colaterales para el resto de la ciudadanía. Esto fomenta una cultura de acciones de hecho como método de presión frente a la falta de soluciones a problemas locales, sin tener en cuenta el impacto negativo en terceros.
Como si fuera poco, a los bloqueos sociales se le suman los actos violentos que tienen como objetivo la infraestructura de esta vía internacional: alcantarillas, box culvert, el puente de Mandivá, o como hace algunas semanas, ataques a la fuerza pública, donde se han sacrificado vidas, además del servicio continuo de la vía.
Sin embargo, gobierno tras gobierno se han propuesto estrategias de diálogo social con un plan de acción de la mano;lo vimos en el gobierno Duque con el Plan Cauca, que muy poco logró en cohesión social y en transformación del territorio. Ahora con el mejor de los propósitos, muy seguramente, socializa el Gobierno del Cambio su estrategia de recuperación en todos los aspectos al departamento del Cauca, me refiero a la Misión Cauca, que se le hizo lanzamiento hace algunos días en Popayán con la presencia del propio presidente Gustavo Petro.
Este plan es la actual respuesta institucional por parte del Gobierno Nacional ante la crítica situación humanitaria en el departamento; en ese sentido, esta también debería impulsar un acuerdo para terminar los bloqueos sobre la Panamericana, ya que estos hechos se convierten en un freno de mano al progreso del Cauca, al bienestar de su gente, además resta posibilidades para la llegada de inversión privada, el aumento del turismo, el dinamismo del comercio y en general sobre la competitividad y la generación de empleo, logrando una repercusión directa sobre la pobreza en el departamento. Aunque viendo la improvisación, la carencia de método y la permanente retórica del Gobierno Nacional, es poco probable que siquiera se discuta este problema.
Hoy en día se vienen ejecutando las obras de la doble calzada Popayán- Santander de Quilichao, obra que fue adjudicada durante el gobierno Santos, en cuyas consultas previas y los problemas de algunos consorcios y uniones temporales, hicieron lenta su iniciación.
La Cámara de Representantes creó la Comisión Accidental por la Conectividad Vial en los departamentos de Nariño, Cauca y Putumayo, que coordinaré junto a parlamentarios de los otros departamentos involucrados, donde a través de audiencias públicas, conversatorios y foros, escucharemos los diferentes actores involucrados en los proyectos de construcción de infraestructura vial como la doble calzada Pasto - Popayán, la terminación de la variante San Francisco - Mocoa y la terminación de doble Calzada Pasto-Ipiales.
Ahora, la doble calzada Popayán - Pasto tiene un sentido de urgencia local, regional y transnacional. Esta, que abriga la variante Timbío - El Estanquillo, hacen parte de las promesas actuales del Gobierno Nacional, que pareciera no tener en cuenta todo el trámite precontractual que se deberá desarrollar, ni tampoco ha definido el cupo fiscal para su adjudicación.
Sin embargo, no todo es concreto y asfalto. Si no se comprende la amenaza que representan los bloqueos viales, si no hacemos algo para desestimular esta forma de presión, lo único que lograremos es que el bloqueo ya no sea sobre una calzada, si no sobre dos.
En los últimos días, un grupo de personas han venido planteando la posibilidad de hacer uso de los mecanismos de participación ciudadana establecidos en la Constitución Política, con el propósito de abrir un escenario para que los caucanos puedan expresar su posición de respaldo o rechazo a los bloqueos en la vía Panamericana. A mi juicio, es un momento más que propicio para crear cultura y conciencia de la libre movilidad que se puede expresar como la libertad que nos ayuda a construir una sociedad en desarrollo, que debe lograr tramitar las innumerables reclamaciones a través de formas diferentes a las vías de hecho.
Estoy de acuerdo con la urgente necesidad de alcanzar un pacto sobre los principios fundamentales que nos unan en el compromiso de proteger el uso de las vías para todos. La creación de un comité amplio, compuesto por representantes de diversas procedencias, con un objetivo común: abordar las necesidades del Cauca y mitigar los efectos negativos de los constantes bloqueos. Es necesario fomentar una cultura y conciencia en la región, en este esfuerzo, cuenten con todo nuestro compromiso.