Miércoles, 25 de diciembre de 2024
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Difícil definir la intuición: es quizá la percepción directa de la verdad y realidad sin que entre a funcionar la mente racional. En neurociencias la aceptamos hoy como la toma decisiones rápidas e inconscientes basados en patrones y experiencias previas. Es escuchar lo que el cuerpo dice y empezar a entender las señales del mensaje. Es curioso, las personas sienten en el cuerpo cuando llega la intuición: relajación, claridad, sorpresa. Siempre se ha dicho que la intuición, en su forma más pura, tiene la razón: hay que seguirla disciplinadamente.

No entenderemos las decisiones humanas si no las desarreglamos y comprendemos que las componen. Concluimos basados en la mente y nuestro contexto. El cerebro utiliza dos formas para decidir: una forma lenta, racional, estudiando y analizando todos los factores. Y la otra, rápida, instintiva que podíamos precisar como automática. Platón dividió el alma en una parte apasionada y otra deliberativa. Kant introdujo la emoción y la razón en las decisiones morales.
Aparece una falla en la toma de decisiones cuando actuamos en forma rápida,” inconsciente”, nos podemos equivocar.

La decisión lenta más reposada y reflexiva, meditada y detallada, se toma después de una evaluación en la escala de valores y quizá con pocas posibilidades de desacierto. Para la toma rápida el cerebro se basa en dos consideraciones: el uso de procesos y la aplicación de las etiquetas emocionales. Estas son marcas perfectamente tabuladas que contienen información sobre la valencia y su intensidad.

Ingresa la conciencia: considerada como el director ejecutivo de la mente con amplios poderes para modificar los conceptos y decisiones. Es la que le da sentido a la nueva información y respuesta para que esta se adecue al entorno. Muchas veces las decisiones que tomamos no son las adecuadas y el pensamiento rápido se aleja de la racionalidad. Estos atajos los conocemos como heurísticos y son reglas de pensamiento que no se basan en un cálculo cuidadoso. Los sesgos cognitivos, por ejemplo, y están basado en información sobre el contexto.

Para hacer uso de la información previa se necesita disposición y facilidad de la accesibilidad. Esto lo convierte en información relevante. El orden y la forma en que tenemos nuestros marcos de referencia incide la forma que lo seleccionamos para su utilidad y la frecuencia con la cual acudimos a ellos. Le otorgamos un valor, lo clasificamos y sabemos de su importancia en el entorno. Las opciones predeterminadas tienen un valor importante sobre nuestra toma de decisiones. Es mucha más fácil una predeterminada que construir una nueva.

Se ha escrito abundante sobre cómo mejorar nuestro árbol de decisión. Pasar del sistema rápido al sistema lento es la principal. Considerar lo opuesto a la decisión que vamos a tomar, Pensar en grupo y no aferrarse a la decisión individual. Los razonamientos analógicos es un principio de funcionamiento común a varias tareas.

Tenemos la particularidad los humanos de realizar evaluaciones sobre personas y objetos en fracciones de segundos, se dice que demora lo que dura un parpadeo. La pregunta que surge es sobre el matrimonio entre corazón y el cerebro, ¿existe? Un paciente con patología cardiaca y quien no tiene un flujo de información al cerebro tendrá dificultades para precisar sus emociones y vivirá un ambiente de incertidumbre.

Hay una comunicación entre el cerebro y el corazón: entre mayor coherencia cardiaca el cerebro se hace más joven y se incrementa la atención. Mejor equilibrio entre las hormonas y el sistema inmunológico y por supuesto funcionan mejor los neurotransmisores cerebrales. Podemos decir que hoy la ciencia considera no útil trabajar aislados, Nos inclinamos por la visión holística considerando el cuerpo como un ser integral y totalmente interrelacionado.

Ya no solo el corazón es la bomba hidráulica cuya única función era impulsar la sangre hacia afuera. Hoy aceptamos que influye en nuestro cerebro por vías conocidas y otras que apenas estamos empezando a dominar. Tiene importancia el nervio vago que transmite estos impulsos y el sistema nervioso autónomo con sus próximos simpáticos y parasimpático.

Intuición, disposición rápida y conciencia para concluir lenta y racional construyen nuestra decisión. Diptongo: “Cuando las oportunidades no llamen a tu puerta, construye una.” Milton Berle