Jueves, 21 de noviembre de 2024
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Por Remberto Burgos de la Espriella

Era aún muy pequeño cuando supe que Mariano Ospina Pérez visitaría Córdoba.Como adulto me preparé y comenté a mi padre que quería conocer al doctor Ospina. Estuve en la reunión. Guardo con cariño una foto a su lado y los recuerdos gratos de este personaje símbolo de la equidad y prudencia de la patria. Muchos hechos de Ospina Pérez y especialmente la famosa frase de “un presidente muerto mejor que un presidente huido”. La galantería y caballerosidad de conducción del país, el empuje a las vías terciaria y a la impulsiva Caja Agraria para aglutinar a los campesinos alrededor de este proyecto. Que importante su participación en la creación del Frente Nacional y como este apaciguó en muchos sitios de la patria la voraz violencia partidista.

Líder señorial y jefe del partido conservador. Todos le consultábamos que hacer y habitualmente reflexionaba con el interlocutor y le dejaba que este tomara su impresión, aunque en el fondo la opinión de Ospina era la presente. Recuerdo la convención del 70; mi abuelo y padre fueron a conversar a casa del doctor Ospina y escuchar sus instrucciones sobre cuál candidato votar. Con una generosidad ejemplar les dejo en libertad y éstos sin dudas votaron por Evaristo Sourdis.Antes de la segunda votación regresaron a la Casa Ospina, el presidente les analizó la situación y les pidió que los delegados de Córdoba votaran por Pastrana. Eso hicieron, luego el partido liberal ratificó esta candidatura. Evaristo nunca le respondió las diversas llamadas de mí abuelo.

La última crisis del partido enfrentó a Ospina envejecido pero firme. Fue a Córdoba y con mi abuelo recorrieron el departamento. Ambos hombres gastados, pero con el brío de la doctrina en su sangre. Al despedirlo en el aeropuerto Ospina sentenció: “es la última vez que recorremos Córdoba” y efectivamente meses más tarde fallecieron estos dos grandes amigos.

Mariano Ospina Rodríguez fue el fundador del partido Conservador. Su presidencia en 1857 transcurrió en las guerras y el conflicto. Le tocó afrontar la expulsión de los Jesuitas por Tomas Cipriano de Mosquera y se salvó de la ejecución militar refugiándose en Cartagena. La suspicacia de su esposa lo llevó a Guatemala, sin recursos y decidido. En ese país conoció el cultivo del café que nos mantuvo a flote durante varias décadas.

Pedro Nel Ospina Vásquez, el segundo presidente de la familia Ospina fue un agricultor. Recibió una cantidad importante de recursos por la separación de Panamá y lo invirtió en tres hechos: ferrocarriles para un país sin vías y montañoso, vías terciarias y educación. Gran impulso recibió el café.

Los Ospina hacen parte de esos amigos en donde el afecto y el apego se van contagiando. De nuestros antepasados pasamos hoy a exponentes de la actual generación y deseo mostrar a María Clara Ospina. Inteligencia despierta y verbo fácil. Escribe con soltura y deja un mensaje de formación en su prosa. Se disfrutan sus palabras y se aprende de sus experiencias de viaje. Le duele mucho el país y al igual que Ángela, su sobrina, las trasnocha el clima de incertidumbre que vivimos.

Desde el sector público y la línea partidista conservadora Ángela ha empujado con iniciativas sociales el desarrollo armónico de la patria. La Fundación es un ejemplo muy diciente de lo que significa adelanto integral de país y durante muchos años con Helena Baraya de pie, lo impulsaron. Conservo en mi corazón recuerdos especiales de Helena y Mariano quienes nunca dejaron de enseñar ciudadanía.

Con pluma histórica y llena de cariño Andrés Pastrana hace la introducción y presentación del libro. Cuenta muchos datos familiares ya casi olvidados y cómo su padre, por circunstancias geográficas, pasó a ser el ahijado del doctor Ospina Pérez. Se lamenta cómo el caudillismo rompió el sueño integrador de Bolívar, La Gran Colombia. Creyente de la doctrina conservadora escribe palabras de elogio sobre su tratado y en forma vehemente rechaza la oxidada maquinaria de los caciques electorales. Resalta la gestión de Ospina Vásquez y sus tres propósitos durante su presidencia. El manejo probo de los recursos recibidos fue su mejor legado.

De Ospina Pérez, además de la prudencia y elegancia, lo menciona como el líder ejemplar y acompañante del Liberalismo durante la etapa del Frente Nacional. Finaliza su presentación haciendo gala a los vericuetos del destino y como hoy, Angela y Andrés, el vínculo del ADN de sus hijos los une en esta generación.