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Santiago Zeas Santiago Zeas Gustavo Petro

Un aliado petrista ya patentó el concepto: el Presidente de la República es el jefe de todos los poderes del Estado

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La visión totalitaria del poder que gobierna la mente de Gustavo Petro, en el sentido de que ser Presidente de la República lo convierte en jefe de todos los poderes del Estado, está patentada por uno de sus aliados ideológicos y amigo: el expresidente ecuatoriano Rafael Correa Delgado, con quien comparten membresías VIP en el club del socialismo del siglo XXI de América Latina.

Santiago Zeas. Periodista. Twitter: @santiagozeasec

La patentó un 7 de marzo de 2009, con micrófono en mano, en una de sus más de 500 cadenas que todos los sábados transmitieron los medios públicos e incautados, durante los más de 10 años que duró su estadía en el poder.

“Escúchenme bien: el Presidente de la República no es sólo jefe del Poder Ejecutivo, es jefe de todo el Estado ecuatoriano, y el Estado ecuatoriano es Poder Ejecutivo, Poder Legislativo, Poder Judicial, Poder Electoral, Poder de Transparencia y Control Social, Superintendencias, Procuraduría, Contraloría, todo eso es el Estado ecuatoriano”.

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Así, de un plumazo, borró la separación de poderes y retrató su concepción absolutista del ejercicio del poder.

Correa lanzó su teoría al relatar y justificar un almuerzo que él organizó para reunirse con los 21 jueces de la Corte Nacional de Justicia, en el Palacio de Gobierno. Una reunión que, según recuerda el editorialista Gonzalo Ruiz Álvarez, incluyó una ‘jalón de orejas’ a los magistrados-comensales de ese día en la casa presidencial.

Como era costumbre, el exmandatario ecuatoriano relativizó y hasta descalificó a quienes criticaron la reunión, por considerar que era el inicio de una cruzada por tomarse la Justicia desde el poder político.

Y aunque en ese día Correa dijo que “jamás” atentaría contra la autonomía de la Función Judicial y que mucho menos se darían instrucciones a jueces, los hechos fueron en otro sentido.

En 2011, gracias a un consulta popular en la que sin ningún rubor el Jefe de Estado planteó “meter la mano” a la Justicia, el correísmo tomó el timón del Consejo de la Judicatura, órgano que administra todo el sistema judicial del país y del cual depende la estabilidad de cada uno de los jueces y magistrados.

De ahí que casi a nadie sorprendiera que la primera resolución de ese Consejo Transitorio fuera decapitar a todos los jueces de cortes provinciales y de unidades judiciales de primer nivel. Y dos años más tarde, el nivel de subordinación del Poder Judicial al Ejecutivo llegó al punto de que el Secretario Particular de Correa pasó a ser el mandamás del Consejo de la Judicatura.

¿En qué se tradujo esa intromisión política en la Función Judicial? Las cifras y estadísticas arrojan algunas pistas: unos 2000 jueces fueron nombrados en ese período por la Judicatura.

“El 99,9 por ciento de los jueces que hoy están en funciones fueron nombrados por el correísmo”, señala Fausto Murillo Fierro, actual vocal del Consejo de la Judicatura, quien fuera nombrado con las nuevas reglas de juego aprobadas en referéndum en 2018, que se convocó con el objetivo de desmontar el andamiaje “correísta” de la arquitectura institucional ecuatoriana.

Hay otro guarismo que llama la atención. En 10 años (2007-2017), al amigo de Petro siempre le fue bien en los tribunales. En esa década planteó unas 17 acciones legales, perdiendo solo una.

Entre los juicios que mayor revuelo generó -dentro y fuera del país- fue la demanda penal que planteó a diario El Universo, en el que pidió 80 millones de dólares de indemnización y 3 años de cárcel a sus directivos y un editorialista. Como consecuencia de ese atropello y de las irregularidades que hubo en ese proceso, en 2021 la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó al Estado ecuatoriano por violar el derecho a la libertad de expresión.

La promesa de Correa de que su gobierno jamás presionaría a los jueces, al parecer, también se la llevó el viento. En 2017 una investigación periodística filtró decenas de correos electrónicos de la Presidencia de la República, en las que se daban instrucciones de cómo debían concluir determinados procesos en los que tenía algún tipo de interés el Gobierno, hasta listas de nombres de quienes podían o no podían ser jueces.

“Sí podemos decir con todo derecho, más aún como Jefe de Estado, oigan señores (jueces) tienen que agilizar más los juicios (…) pero ya la prensa corrupta (cuestiona) por qué nos reunimos”. Así Correa patentó el remake de “el estado soy yo” y que ahora repite su amigo e inquilino de la Casa de Nariño, Gustavo Petro.