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Simón Santiago Doncel Simón Santiago Doncel Jhenifer Mojica

Los “yupis” contra los “cósmicos”

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En Colombia es habitual el uso de “motes”, “apodos” y “remoquetes” para referirse a otras personas como “el paisa”, “el rolo”, “el costeño”; para referirse a cosas como el “cuchuflí”, el “cosiato” o la “vainita”. Sin embargo, en el ámbito de la política desde 2022 se ha puesto de moda por parte del Gobierno Nacional.

Parece que “sonar”, “oler” y “verse” muy “yupi”, “gomelo” o muy “citadino” a ojos del Presidente o sus ministros, se volvió un delito en Colombia y lo de moda es ser la ‘etnia cósmica’ que el Jefe de Estado instituyó durante la entrega de la Cruz de Boyacá al Liceo Francés, celebrando sus 90 años de historia.

Tanto así, que Jhenifer Mojica, ministra de Agricultura y Desarrollo Rural en un evento en el pacífico colombiano, hablando sobre la resolución de la Autoridad Nacional de Agricultura y Pesca (Aunap) que autoriza que algunas especies de tiburones y rayas marinas sean consideradas como recursos pesqueros y que modifica otra decisión del 2021 que prohibía su pesca y tal vez emocionada durante el evento, literalmente dijo:

“Estoy diciendo que la medida, el método por el cual se tomó la decisión en 2021, fue un método yupi y gomelo. Creo que ‘yupi’, para la gente que no lo comprende, son personas de una situación privilegiada en las ciudades, que tienen acceso a educación, a lo cual no tienen acceso la gran mayoría de las familias colombianas y menos las del Pacífico colombiano”.

El objetivo de esta columna no es entrar en el dilema ético del ambientalismo sobre las costumbres ancestrales o si la ‘etnia cósmica’ del Presidente solamente incluye al movimiento social/popular/ancestral o también podría incluir al ‘yupi arribista chapineruno’ de Elon Musk y Space X.

Más bien plantear el debate sobre la disputa/odio entre “clases” tan sesentera que tanto pregona el gobierno nacional y miembros del Pacto Histórico, teniendo en cuenta que el mismo calificativo de ‘yupi’ ya había usado por el Presidente Petro en distintas ocasiones y sumado a otros que estigmatizan, descalifican y a cualquier luz, pueden ser ofensivos para cualquier “parroquiano”, “pisco” o “vecino” y a la academia, así no comulgue con los prejuicios trasnochados del “bolivarianismo del siglo XXI” o del “castrismo” e incluso el “bolcheviquismo”.

Es por lo menos irónica la contradicción del gobierno que se hizo elegir con banderas como la igualdad, que hablaba de acabar con la estigmatización y de un país incluyente, pero semana a semana y sin rigurosidad técnica viene entregando material de comedia a Daniel Samper y cometiendo “errores”, “pilatunas” o “yerros” en temas como la financiación incierta de obras estratégicas del país por errores en el presupuesto, pago de varios meses de nóminas en un solo giro (aún hay miles de millones de pesos sin recuperar), decretos que se caen por ser inconstitucionales y varios etcéteras más.

Siendo así, cabe plantear si la población colombiana que tiene un título universitario (22%), por haber sido parte de la academia ‘yupi’, no podría hacer parte de la ‘etnia cósmica’, o el 7% de los colombianos, por vivir en estratos 5 y 6 también queda automáticamente fuera.

¿Los votos de Petro que provinieron de estas esferas de la sociedad colombiana no valen?, ¿en dónde queda Samuel Tcherassi, el empresario ‘yupi’ que apoya al presidente y que podría estar en alguno de estos grupos?, o ¿si algún miembro del gabinete ministerial es profesional de alguna universidad privada, también es un ‘yupi’?

Lo esperable entonces es que todo a lo que el Presidente le ponga el calificativo de social, popular o ancestral, así no lo sea, tenga tiquete en clase ejecutiva para esparcir la vida por las estrellas del universo.

Si llegó hasta aquí, le cuento que usé 9 grupos de sinónimos durante la columna como un ejercicio de exageración para mostrar lo cómico/cósmico de esta historieta.