La restricción a la libertad de prensa o de expresión en un país marca el comienzo de un atentado contra el Estado de Derecho y las instituciones que lo sostienen.
La libertad de prensa es un principio fundamental que garantiza el derecho de comunicar y expresar ideas a través de diversos medios, incluyendo tanto los impresos como los electrónicos.
Este derecho, que debe ejercerse sin restricciones, es esencial para el funcionamiento de una sociedad democrática, como sostienen tanto juristas como expertos en medios de comunicación.
La libertad de prensa es una manifestación clave de la libertad de expresión y de conciencia, permitiendo a las personas expresar sus opiniones y difundir información sin temor a coacción o represalias.
Es un derecho que, según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, no solo protege la opinión personal sino también el acceso a la información y la difusión de ideas sin limitaciones geográficas o de otro tipo.
La libertad de prensa implica la ausencia de interferencias del Estado, lo que incluye la prohibición tanto de la censura previa como de la censura posterior.
Este principio está protegido por normas legales y constitucionales, y su respeto es esencial para la preservación de las libertades en una sociedad.
El artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece claramente: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
La libertad de prensa, en esencia, es un pilar de las democracias que permite la existencia de medios de comunicación independientes, los cuales pueden operar sin el control del poder gubernamental. Estos medios son vitales para que los ciudadanos se informen, se organicen y expresen libremente sus ideas, sin la amenaza de censura o represalias.
La defensa de la libertad de prensa no es solo una protección de los derechos de los periodistas, sino una salvaguarda del derecho de toda la sociedad a estar informada y a participar en el debate público sin restricciones. En una democracia, la libertad de prensa actúa como un vigilante de la verdad, denunciando abusos y promoviendo la transparencia y la rendición de cuentas. Su vulneración, por tanto, pone en riesgo la libertad y la justicia que son la base de cualquier sociedad libre.