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Revista Alternativa australia

Casi un año sin embajador de Colombia en Australia

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Sería ingenuo pensar que la llegada de un nuevo gobierno al poder ocurre sin contratiempos. Pero sería igualmente ingenuo pensar que tardarse un año para designar a un embajador es algo normal.

César Álvarez, docente y experto en contraterrorismo y seguridad nacional. Twitter: @cesaralvarez_au

Ha pasado casi un año y Colombia sigue sin embajador en Australia. Desde la salida del General Oscar Atehortúa el 14 de octubre de 2022, a pedido del gobierno del presidente Gustavo Petro, el cargo más importante de la embajada en Canberra sigue vacante.

La evidente demora en la designación no puede, ni debe ser vista como un simple problema administrativo. Mucho menos, puede tomarse a la ligera.

En diplomacia, lo que no se dice, y lo que no se hace, es igual de importante a las palabras y las acciones. Y en este caso, por no hacer nada, la Cancillería ha dicho mucho.

El desplante diplomático, en el mejor de los casos, es el resultado de subestimar las relaciones colombo-australianas. En el peor, es simple y puro desinterés. En ambos casos, y por donde se le mire, Colombia queda mal parada.

Sería ingenuo pensar que la llegada de un nuevo gobierno al poder ocurre sin contratiempos. Pero sería igualmente ingenuo pensar que tardarse un año para designar a un embajador es algo normal.

Si bien las relaciones entre ambos países son lo suficientemente fuertes para atravesar este incómodo momento, la falta de gestión por parte del Gobierno colombiano tiñe la credibilidad de la política exterior; desmotiva a los funcionarios de Cancillería en Australia—quienes por cierto son un ejemplo de profesionalismo y dedicación— y socava los esfuerzos de gobiernos anteriores por estrechar los lazos políticos, económicos, de seguridad, culturales, deportivos, y científicos entre ambos países.

Australia, tal como lo fue para los más recientes gobiernos colombianos, también debe ser una prioridad para este y cualquier otro gobierno venidero. Australia es un gran socio estratégico. Australia es un gran amigo de Colombia. Es un país que valora y estima a los 35,033 colombianos que según el censo de 2021, viven allí.

El gobierno del presidente Gustavo Petro debe designar un embajador en Australia cuanto antes. Es necesario, urgente, e importante. Pero no es lo único. Recuperar el impulso en las relaciones bilaterales requiere designar un perfil que pueda caer corriendo en Canberra. O como se dice en inglés, hit theground running. Una persona que posea un alto entendimiento del país y una gran capacidad de adaptabilidad.

Al fin y al cabo, no hay tiempo por perder. Ya se ha perdido mucho, y la desaceleración en el intercambio comercial se empieza a notar. Entre junio de 2022 y junio de 2023, las exportaciones colombianas hacia Australia pasaron de 115 millones de dólares, a tan solo 29 millones, según el DANE.

El nuevo embajador debe capitalizar las oportunidades que Australia ofrece. Dejar de fortalecer las relaciones comerciales con la doceava economía más grande del mundo no es un lujo que Colombia pueda darse.

Australia es el mayor productor de litio, circón y titanio. Es segundo mayor productor de cobalto, cuarto mayor productor de tierras minerales poco comunes, y séptimo mayor productor de antimonio.

Australia también es un líder en transformación energética. Es el primer país en el mundo por capacidad solar instalada per cápita. Es séptimo en innovación en energías limpias y séptimo en políticas y regulaciones para apoyar la eficiencia energética y las energías renovables.

En el ámbito educativo, Australia es el tercer destino principal del mundo para estudiantes internacionales. Tan sólo en 2023, casi 30,000 estudiantes colombianos la escogieron como su destino. Australia es tercero en el mundo por la proporción de población con educación terciaria, y cinco de sus universidades están en el top 50 del mundo.

Australia y Colombia han dado pasos muy firmes por acercarse. En el año 2016, y en el marco de la Alianza del Pacífico—la iniciativa regional de integración compuesta por Chile, Colombia, México y Perú—, ambos países exploraron la posibilidad de negociar un tratado de libre comercio. El año siguiente, en 2017, y después de 41 años de relaciones diplomáticas establecidas, Australia abrió una embajada en Colombia.

En el año 2019, ambos países firmaron un acuerdo de servicios aéreos con el fin de sentar las bases para la creación de una ruta aérea que mejorara la conectividad entre ambas naciones.

El nuevo embajador debe entender muy bien que Colombia le interesa a Australia, y que en un contexto internacional dominado por el multilateralismo, Australia es un jugador sumamente importante.

El peso estratégico de Australia es alto y sigue en aumento. Iniciativas como el QUAD, AUKUS y MIKTA, son iniciative ejemplo de ello.

QUAD es la red diplomática de Australia, India, Japón y Estados Unidos, comprometidos a apoyar un Indo-Pacífico abierto, estable, y próspero, que sea inclusivo y resiliente. AUKUS es unpacto de seguridad trilateral entre Australia, el Reino Unido, y Estados Unidos para defender la paz y la estabilidad en el Indo-Pacífico y disuadir y defenderse contra las amenazas que evolucionan rápidamente al orden y al sistema internacional allí. Y el MIKTA es la iniciativa para el progreso que integran Mexico, Indonesia, Corea, Turquía y Australia.

No sobra decir que Australia también es el décimo primer mayor contribuyente al presupuesto regular de las Naciones Unidas y el décimo primer mayor contribuyente financiero al presupuesto de los cascos azules o fuerza del mantenimiento de la paz de la ONU.

Dicho esto, no puede ser posible que Colombia no tenga embajador en Australia hace casi un año. Las relaciones colombo-australianas tienen mucho por ofrecer a ambos países. Subestimar su valor, o perder el interés en ellas, es un error monumental.