“No es momento de convertir las grandes reformas en peleas de punto de honor para ver quién gana y quién pierde. No es momento de jugar con la economía nacional y con varios sectores que jalonan el empleo y el crecimiento”.
HASSAN NASSAR
Director Revista Alternativa
Las cifras en el sector vivienda son alarmantes. Ni la pandemia del covid-19 había generado tanta zozobra en la economía colombiana y más aún en uno de los sectores claves para la generación de empleo como lo es el sector edificador y de vivienda, que, según los expertos, cada empleo directo de este sector, alcanza a generar entre siete y diez empleos indirectos.
Veamos las cifras expuestas durante la reciente presentación de la Coordenada Urbana, sistema de información georreferenciada de Camacol hace unas semanas atrás.
Según Guillermo Herrera, presidente ejecutivo de Camacol, en los últimos 12 meses, a marzo de este año, se vendieron menos de 200.000 viviendas nuevas, que representaron una caída de 25,4 % frente al periodo precedente. De estas, 142.950 fueron viviendas de interés social (VIS) que también disminuyeron 25,4 % en términos anuales.
El dato trimestral para el caso específico de la VIS también confirmó la desaceleración: se comercializaron 21.728 unidades para una contracción de 58 % respecto al mismo periodo del 2022. Igualmente, el comportamiento mensual registró una caída de 61 %, pues se vendieron 5.806 VIS, lo que significa que está en el nivel de ventas del 2013.
Según Herrera, “la caída de la VIS no tiene precedentes con las crisis que ha enfrentado el país en la última década. De hecho, se está vendiendo menos que en la crisis subprime (-30 %) y del petróleo (-3 %); incluso, se están comercializando menos viviendas que en pandemia (-23,4 %), a lo que se suma una caída de las ventas en los mercados regionales”.
Lo que equivale a decir que en palabras del propio Camacol, si continúa esta dinámica, la proyección de la comercialización de VIS será menor a 100.000 frente a las 172.000 del 2022.
Frente a este desastre el Gobierno Nacional a través del Ministerio de Vivienda sólo se ha pronunciado anunciando la adición de 1 billón de pesos para el programa Mi Casa Ya y así tratar de revertir la tendencia. Este subsidio que fue piedra angular para lograr que más colombianos humildes accedieran a los beneficios de ser propietarios por primera vez, está colgando de un hilo por falta de presupuesto.
Como si esto fuera poco el resto de la economía nacional pareciera estar en la misma senda del sector edificador y se traduce en una profunda incertidumbre, que ya se empieza a ver reflejado en varios sectores.
En marzo de este año, el gasto de los hogares se contrajo -3 %, consolidando cinco meses de caída de este gasto, donde por primera vez desde 2006, todos los grupos de gasto caen frente al año pasado según lo informó las mediciones que hace el grupo Raddar.
En el mercado automotor el panorama económico no es distinto y se sigue desacelerando en Colombia. Según cifras del Runt y cálculos de Andemos, en marzo se matricularon 17.270 vehículos 0 km, una caída del 17.2 % frente al mismo periodo del año anterior.
Y tal vez uno de los sectores que más preocupa es el de hidrocarburos donde ya empezó el nuevo presidente de Ecopetrol, Ricardo Roa, a confirmar lo que había dicho el presidente Gustavo Petro en meses anteriores, y es que no se entregarán nuevos contratos de exploración petrolera en Colombia. Un golpe mortal a la soberanía energética pero también a los recursos de la nación.
Exxon Mobil por ejemplo ya decidió suspender parcialmente sus operaciones en el país y abandonar los proyectos que estaban en la fase exploratoria de yacimientos no convencionales.
¿Será que son conscientes en el Gobierno Nacional que están jugando con candela? Que la economía nacional está en una profunda desaceleración y que lo que viene es un estancamiento difícil de superar si no se toman los correctivos a tiempo.
Varios sectores de la economía están preocupados con lo que se conoce y se está discutiendo de la propuesta de reforma laboral que propone el Gobierno y con razón están señalando que se hará cada vez más difícil generar empleo. Desde la ANDI y Fenalco las alertas están prendidas y al parecer el Gobierno si bien escucha, no entiende lo que está en juego para el aparato productivo colombiano.
No es momento de convertir las grandes reformas en peleas de punto de honor para ver quién gana y quién pierde. No es momento de jugar con la economía nacional y con varios sectores que jalonan el empleo y el crecimiento.
Sería realmente una tragedia que un país como Colombia que logró mantenerse a flote y con cifras realmente sorprendentes de reactivación y recuperación económica durante y después de la pandemia del covid-19, vea su economía en declive por las decisiones equivocadas del Gobierno Nacional.
¿Acaso no están viendo los pésimos resultados que trajo para el turismo el haber subido el IVA al 19 % en los tiquetes aéreos, frenando de nuevo un sector que venía en recuperación?
Los discursos de cuidar la economía y proteger el empleo no pueden quedarse sólo en palabras para una galería de incautos que jamás han tenido empresa o creado empleo.
Al final los hechos deben ser consistentes para que el aparato productivo nacional se vea fortalecido y respaldado. Recordando las palabras del expresidente Bill Clinton: “It’s the economy stupid”.