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Estilo de Vida

Marcela Sánchez, MD “Nos ha tocado ‘reconstruir’ en medio de la destrucción”

Fortaleza ante la adversidad. Esa es la consigna con la […]

Fortaleza ante la adversidad. Esa es la consigna con la cual la cirujana reconstructiva de pacientes oncológicos se levanta todos los días para cumplir con su deber en medio de las aterradoras amenazas de la pandemia. Un testimonio de vida y lucha por la salud.

Marcela Sánchez, MD “Nos ha tocado ‘reconstruir’ en medio de la destrucción”
La doctora Marcela Sánchez acumula 15 años de experiencia en el campo de la reconstrucción oncológica, principalmente en casos de cáncer de mama.

Por Ana Luz Castillo Barrios

Periodista de Revista Alternativa

No pude evitar las lágrimas al escuchar a la doctora Marcela Sánchez expresarse sobre lo que ella y sus allegados han ‘vivido’ durante este tiempo de pandemia. Debo advertirles a los lectores de Alternativa que estoy impedida para hacer esta entrevista con el rigor de la objetividad, puesto que me toca de manera personal. Espero que sepan comprenderme.

“Mi querida y admirada doctora Marcela”, como la llamo coloquialmente, llegó a cambiarme la vida luego de salir avante de un proceso complejo para tratar el cáncer de mama estado III que me diagnosticaron el 29 de abril de 2016. Durante 16 horas de quirófano, en dos procedimientos, estuve en sus prodigiosas manos, y después fue imposible desprenderme de ella porque, con el amor por su profesión y por sus pacientes, me cuidó y me consintió hasta lograr sacarme unas buenas carcajadas, en medio del sufrimiento; hacerme sentir la exquisitez de un helado luego de 24 horas de no llevarme nada a la boca, y devolverme la esperanza de vivir cuando ya la daba por perdida.

Así es ella siempre. Para cada paciente tiene un abrazo cálido y unas palabras alentadoras. Nunca había tenido que cambiar su labor de 15 años (más de 5.000 cirugías) en la reconstrucción de partes del cuerpo destruidas por el cáncer, principalmente en las mujeres que hemos padecido cáncer de mama. Pero llegó la pandemia y lo cambió todo. “Ahora no puedo abrazarlas como siempre lo hacía. No puedo consentirlas ni estar tan cerca de ellas”, expresa.

Para la doctora Sánchez, líder de varios grupos multidisciplinarios especializados en el abordaje del seno, en las clínicas Reina Sofía, Colombia, del Country y Marly, existe un antes y un después de la pandemia. Aquí nos comparte su experiencia.

Alternativa: ¿Cómo fue ese primer día en el que tuvo que salir a cumplir con su deber en medio de la pandemia? ¿Qué fue lo primero que sintió?

Doctora Marcela Sánchez: Miedo, mucho miedo. Nunca en mi vida había vivido una pandemia. Sentí angustia porque lo primero que uno piensa, como profesional de la salud, es que la familia puede correr riesgos. También, por supuesto, había incertidumbre porque no sabíamos a qué nos enfrentábamos. Pero si comparo lo de hace seis meses con este momento, lo de ahora es una pesadilla. Desde el punto de vista laboral, todo es más complejo. Los pacientes están en un riesgo imposible de ponderar. Los contagios están disparados: cuatro de cada 10 personas salen positivas. Es tan grave la cosa que, por ejemplo, los cuatro pacientes que teníamos programados para cirugía esta semana se contagiaron y tuvimos que cancelar sus procedimientos. Durante la pasada cancelamos otros tres por falta de UCI y medicamentos esenciales. Se está juntando todo y ha sido muy difícil.

¿Cómo se sopesan las prioridades y los requerimientos de los pacientes en una situación tan crítica?

Para todas las personas volver a tener su cuerpo completo es de vital importancia, pero se deben evaluar las prioridades y la capacidad hospitalaria. Por eso hemos tenido que cancelar muchas cirugías. La verdad es que se nos avecinan tiempos más difíciles. Ahora tendremos pacientes con secuelas muy severas, que se habrían evitado con reconstrucciones oportunas. Hemos tenido que sacrificar muchas cosas. Por ejemplo, si hay que tener el quirófano disponible para 10 pacientes con nivel de urgencia, sencillamente no podemos ocuparlo durante jornadas muy extensas con un solo paciente.

Usted menciona dos aspectos fundamentales: uno es la cantidad de horas que le implica realizar una reconstrucción y otro, la posibilidad de que su paciente requiera una UCI después de la cirugía. ¿Cómo lo han manejado?

Nos ha tocado reinventarnos. Hemos aprendido a optimizar los tiempos quirúrgicos con trabajo en equipo. Esa es la clave. También implementamos unidades de alto monitoreo para cuidado posquirúrgico, dejándoles las camas UCI a quienes realmente las necesitan. Esto ha sido la parte buena de la pandemia. Hemos aprendido sobre muchas herramientas que serán muy útiles en el futuro.

Marcela Sánchez, MD “Nos ha tocado ‘reconstruir’ en medio de la destrucción”
Es considerada una de las más expertas especialistas en reconstrucción mamaria de Colombia y del mundo. En su haber cuenta con más de 5.000 cirugías.

A la pandemia se han sumado el paro, los bloqueos, el desabastecimiento. ¿Esto también los ha golpeado?

Por supuesto. En las clínicas y los hospitales hemos sufrido las consecuencias del desabastecimiento, sobre todo de gases medicinales y de medicamentos vitales para agilizar las cirugías. En mi caso, me encontré ante la escasez de implantes mamarios, lo que nos obligó a migrar a reconstrucciones más sencillas. Esto ha empeorado la situación. No solo se trata de decidir si opero o no, sino también de contar con las herramientas indispensables y con el recurso humano. Ese ha sido otro problema: el grueso del equipo asistencial ha tenido que migrar a las áreas covid y a las unidades de cuidados intensivos.

Hablemos del antes y el después de la pandemia en cifras. ¿Qué tanto ha cambiado su ejercicio profesional en este aspecto?

Antes de la pandemia hacía, en promedio, 40 cirugías mensuales. Ahora, si hago seis o siete son muchas. El trabajo se ha limitado muchísimo. Lo otro es que el miedo ha hecho que los pacientes no vuelvan a la consulta. Y la teleconsulta, en mi especialidad, no es viable. Antes podía atender entre 20 y 30 pacientes en un día. Ahora, esa cantidad se ha reducido en un 70%. Obviamente, el miedo también se ha sembrado en nosotros, en mi equipo de trabajo. Somos seres humanos, al fin y al cabo.

¿Cómo han podido sobrellevar esos temores y angustias?

La ansiedad, la angustia, la depresión entre los trabajadores de la salud han sido algo de difícil manejo. Por fortuna, las instituciones hospitalarias han invertido en la atención de esta secuela. En lo personal, he sacado fuerzas de donde no tengo para seguir. Mi esposo (médico también, especialista en trasplantes) y mis hijos (dos varones adolescentes) han sido fundamentales para mantenerme firme. Tengo una familia que es una bendición, pero -por ejemplo- no he podido ver a mi mamá en un año y medio. Es muy triste.

¿Cómo se logra mostrar la mejor cara a ese paciente que tiene miedo cuando ustedes están tan extenuados física y emocionalmente?

Marcela Sánchez, MD “Nos ha tocado ‘reconstruir’ en medio de la destrucción”
Dice que la mayor enseñanza que le ha dejado la pandemia es la valoración de cada minuto de vida, de la salud y del tiempo en familia.

Has dicho la palabra perfecta: ¡extenuados! ¡Así nos sentimos! Pero a nosotros, en medio de toda esta dificultad, hacer lo que nos apasiona es lo que nos permite tener fuerzas para continuar. Y si nos sentimos felices de cumplir nuestra misión, eso lo percibe el paciente.

¿Qué piensa sobre la salud mental de la humanidad después de la pandemia?

Las afecciones y trastornos de la salud mental son la más grande secuela que la covid-19 nos dejará. Y serán a largo plazo. Los psiquiatras y los psicólogos tendrán que hacer un trabajo gigantesco.

En algún momento usted salió positiva para covid. ¿Cómo se sintió, cómo lo manejó?

Ocurrió justamente cuando los niños tuvieron que volver al colegio, cuando se dieron los bloqueos y mis coequiperas del consultorio tuvieron que caminar muchas horas para volver a sus casas. No podía cerrar la consulta porque mis pacientes necesitaban la atención. Sencillamente, hice el aislamiento total y conté con el compromiso de algunos compañeros y de mi equipo. Gracias a la vacuna tuve síntomas leves y pude manejarlo en casa, pese a tener una comorbilidad que aumentaba el riesgo. Pensé en esas personas que han sufrido tanto por la covid y en quienes no lograron vencerla. Si yo me sentí tan mal aun teniendo síntomas leves, cómo sería, entonces, para ellas…

¿Qué es lo que más ha extrañado del día a día con sus pacientes antes de la pandemia?

Poderlas abrazar y consentir. Poder dedicarles el tiempo que se merecen. Solía hablar mucho con ellas, conocer sus vidas hasta donde me lo permitieran. Ahora nos toca mantener un distanciamiento emocional también porque tengo la obligación de cuidar a muchas personas a mi alrededor. He extrañado también a mis amigos.

¿Cómo se hace la tarea en la casa con la familia, siendo ustedes dos profesionales de la salud y con un par de hijos? ¿Cómo siembran en ellos esa fortaleza mental?

Quisiera tener una respuesta acertada para esa pregunta tan difícil… Lo que puedo decir es que a los niños hay que concientizarlos del cuidado que debemos tener ahora para poder cuidar a otros. Es necesario hacerlos entender que la vida no puede arriesgarse, pero también tenemos que sembrarles esperanza. Debemos mantener vivos los sueños, porque esto va a pasar.

¿Ha llorado mucho en estos tiempos?

Soy muy llorona, pero al mismo tiempo tengo un espíritu muy fuerte. Soy muy sensible a las situaciones emocionantes, pero ante la adversidad saco mi mayor fortaleza y trato de irradiarla. Pero sí, he llorado. Lloro cuando un paciente mío se muere o cuando a las personas que amo les pasan cosas tristes.

Por ejemplo…

Hay un caso particular que nos afectó profundamente. El mejor amigo de mi esposo, un cirujano maravilloso que trabajaba en Caquetá, tuvo que atender muchos pacientes de covid-19 en la región, se contagió y lamentablemente falleció. Eso nos dio muy duro. En Colombia aún estamos muy mal con la pandemia. Registrar 500 o 600 muertos en un día es algo muy aterrador. Por cada vida que se va, una familia se destruye.

“Antes de la pandemia hacía, en promedio, 40 cirugías mensuales. Ahora si alcanzo a hacer seis son muchas”.

¿Cuál es la mayor enseñanza de este proceso? ¿Qué nos va a quedar a los seres humanos en términos de aprendizaje?

La mayor reflexión es que cada minuto de vida es invaluable y no hay nada más importante que la salud y la familia. No todo en la pandemia ha sido malo. Al estar encerrados hemos podido compartir más tiempo con nuestros seres amados. Eso nos ha permitido abrir espacio para dialogar y conocernos mejor. Es lo más valioso.

¿Cómo irradia eso en sus coequiperos?

Lo más importante como líder es inspirar a las personas con el ejemplo del trabajo bien hecho. Pese a la adversidad, la gente que trabaja conmigo es muy feliz en esta experiencia profesional en la que lo damos todo por la salud de los pacientes.

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