El cambio del euro frente al dólar, que ayer llegó a situarse brevemente por primera vez desde 2002 por debajo del valor del ‘billete verde’, continuaba debilitándose este jueves ante el empeoramiento de las perspectivas económicas para la eurozona y la incertidumbre por la situación política en Italia.
De este modo, el euro llegaba a caer hasta los 0,9952 dólares, con una caída superior al 1% respecto del cierre de la sesión de ayer, lo que amplía a más del 12% la depreciación acumulada por la moneda común europea frente a la estadounidense en lo que va de 2022.
Desde Schroders, el gestor Robbie Boukhoufane señala que la economía estadounidense es mucho más autosuficiente (que la eurozona) en lo que respecta a los mercados de materias primas clave, en particular el gas natural, al mismo tiempo que el aumento de la inflación está lastrando el crecimiento a nivel mundial, lo que está llevando a los inversores a buscar la seguridad del dólar estadounidense.
«La mayoría de los bancos centrales se apresuran a aplicar tipos neutros para contener la inflación. Sin embargo, la Reserva Federal (Fed) se está moviendo mucho más rápido que el Banco Central Europeo, lo que ha llevado a un diferencial de tipos de interés de alrededor del 3% basado en los tipos de mercado actuales», explica.
De hecho, la Fed comenzó la normalización de su política monetaria el pasado mes de marzo, con una subida de 25 puntos básicos, a la que siguieron alzas de 50 y 75 puntos básicos, respectivamente, en las dos reuniones siguientes, mientras que el BCE acometerá su primera subida de tipos en once años la semana que viene, cuando elevará la tasa en 25 puntos básicos.
Por otro lado, la Comisión Europea ha publicado este jueves sus nuevas proyecciones macroeconómicas, que contemplan una escalada a niveles «históricos» de la inflación al 7,6% en 2022, mientras que han rebajado una décima el pronóstico de crecimiento del PIB, al 2,6%. Para 2023, Bruselas espera que la inflación se modere al 4% en la zona euro, lo que supone un aumento respecto al 2,7% de las previsiones de mayo, y que el PIB limitará su expansión al 1,4%, frente al 2,3% previsto anteriormente.
«El mercado de divisas ya está descontando un escenario de crecimiento pesimista para Europa, pero si el racionamiento de gas se convierte en una realidad, la tendencia del euro frente al dólar será aún más negativa», apunta Boukhoufane.
No obstante, el experto anticipa que, a medida que los datos económicos se debilitan y la inflación de modere, cualquier señal de que la Fed está cerca de alcanzar el punto máximo de ajuste monetario aliviará parte de la presión alcista sobre el dólar. «Sin embargo, todavía no hemos llegado a ese punto», advierte.