Luego de las movilizaciones sociales de abril, mayo y junio, calles, paredes, monumentos, estaciones y hasta buses de Transmilenio quedaron pintados y rayados, dejando a la capital con una poco estética imagen estructural.
Las marchas de protesta en la capital fueron un motivo para que artistas, pero también vándalos, pintaran, rayaran y grafitearan el entorno bogotano.
Entre los argumentos para realizar estas acciones están que los espacios públicos sirven para generar diálogo y tienen un gran potencial como acto político, sobre todo los que tienen un alto grado de creatividad. Los mensajes más recurrentes y contundentes fueron sobre la violación de derechos humanos.
“La calle es la mejor galería: está ante los ojos de todo”, dice el profesor y artista plástico Juan Fernando Vélez, quien además cree en la fuerza que transmiten los grafitis porque son mensajes generacionales y colectivos.
La Alcaldía de Bogotá poco o nada pudo hacer para detener esto. El derecho a la libertad de expresión se cumplió. ¿Pero a qué costo? Incluso locales comerciales sufrieron el deterioro de sus fachadas por la pintura y los aerosoles.
Uno de los principales monumentos afectados fue el de Los Héroes. Construido en 1963, se hizo con la idea de homenajear a los soldados de los diferentes ejércitos que participaron en la Independencia de los países bolivarianos.
Su estructura está hecha en piedra y sobre ella están escritos los nombres de varios soldados y oficiales representativos de aquellas batallas. Ahora están tapados por mensajes de los manifestantes, convencidos de que los verdaderos héroes son las víctimas del conflicto armado, los campesinos y los trabajadores.
La Alcaldía, en conjunto con el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural y el Museo de Bogotá, había manifestado su interés por conservar algunas de estas piezas de ‘arte callejero’ considerando que son ahora parte de la historia de la ciudad.
La noticia causó revuelo entre los simpatizantes del expresidente Álvaro Uribe, puesto que la mayor cantidad son mensajes ofensivos con él. Incluso se creó la etiqueta #ClaudiaRespeteHeroes, para mostrar el inconformismo con los mensajes vandálicos.
La alcaldesa Claudia López ha sido promotora de las calles coloridas. Eso quedó evidente en una visita suya a la localidad de Suba a finales de agosto. En medio de la campaña ‘Cuidemos Bogotá’ lanzó el mensaje de que la ciudad es de todos y, con sentido y significado, se le puede dar vida y color a la ciudad.