No solo en Colombia, sino en el mundo, este es un punto trascendental de los aspirantes para ganarse la aprobación de la ciudadanía, sobre todo de las nuevas generaciones.
El estilo de vida ahorrativo, empático, consciente y responsable con la naturaleza y los seres vivos parece no tener marcha atrás y quien no esté dentro de esta tendencia tendrá grandes contradictores, principalmente en la población joven.
La política colombiana no está ajena a esto, que dentro de sus objetivos tiene frenar o disminuir la contaminación que generan los procesos de desarrollo industrial, lo cual preocupa a quienes defienden la actual economía del país.
El candidato Alejandro Gaviria, de tendencia centrista, en su propuesta presidencial en temas ambientales, propone parar la deforestación y proteger la biodiversidad.
Para poder lograr lo anterior, plantea subir los impuestos del carbono, desarrollar una mejor bioeconomía (gestión sostenible) y cambiar el enfoque energético.
Gaviria, además, sitúa a las comunidades indígenas, sabias conocedoras de la naturaleza, como actores clave para lograr dichas metas.
Otro caso es el de Gustavo Petro, candidato de Colombia Humana. En el Foro Ambiental Futurible y en sus redes sociales ha prometido ayudar al medio ambiente con la moderación del uso de los recursos y la adaptación al cambio climático.
Su idea es dejar de tener una economía dependiente del carbón y del petróleo. Además, le cerraría la puerta al fracking y cambiaría las termoeléctricas por la energía solar.
Jorge Enrique Robledo, uno de los aspirantes de la Coalición de la Esperanza, argumenta que sí es necesario hacer énfasis en el medio ambiente, pero difiere en algunos puntos de Petro, porque plantea “falacias” o políticas inviables.
Robledo dijo hace un par de semanas, vía redes sociales, que lo que proponía Petro es “imposible de lograr en un gobierno, encarecería las tarifas y en nada disminuiría el calentamiento global”.
En su argumentación, dijo: “Las termoeléctricas producen el 5,1% de los Gases de Efecto Invernadero de Colombia (GEI) y el país aporta el 0,5% de los GEI del mundo, destruir las térmicas reduciría en 0,025% los GEI globales, prácticamente nada. ¿Causar tanto daño para conseguirse unos votos?”.
Respecto a la no explotación del petróleo, que propone Petro, Robledo opinó que sería una decisión errada porque “terminaríamos importando combustibles, golpearía la economía y el empleo y haría trizas las finanzas nacionales. Y en nada se reduciría el calentamiento global”.
Con estas u otras alternativas, en todo caso los candidatos están llamados a plantear una estrategia ambiental, porque el tema es de alto interés de los jóvenes, que según el DANE representa el 25 % del total de la población colombiana. Las nuevas generaciones exigen resultados económicos con menor afectación ambiental.