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Atlántico

Penitencia y sacrificio: las impactantes prácticas de Semana Santa en Santo Tomás, Atlántico

La Semana Santa en el pueblo de Santo Tomás, Atlántico, es una mezcla de fervor religioso y tradiciones únicas que datan de hace varios siglos. Javier Ocampo López, en su libro «Las fiestas y folclor en Colombia», describe algunas de estas prácticas, como la ceremonia de «Las Tinieblas», la picada de los penitentes y la procesión de los fariseos. Estas tradiciones son un testimonio vivo de la fe y la cultura de este pueblo colombiano.

Foto: Hansel Vásquez, Revista Alternativa.

La Semana Santa en Santo Tomás, un pueblo en el departamento de Atlántico en Colombia, está llena de rituales y tradiciones religiosas únicas. En su libro «Las Fiestas y Folclor en Colombia», Javier Ocampo López describe estas costumbres detalladamente.

Una de las ceremonias más destacadas es «Las Tinieblas», que tiene lugar el miércoles Santo por la noche. Durante esta ceremonia, todas las velas se apagan y los fieles simulan los efectos de la oscuridad haciendo ruidos en completo silencio. Esta práctica religiosa se había perdido, pero fue recuperada en 2019 por el Padre Edgar Mejía Orozco, quien regentaba la parroquia. Lamentablemente, debido a la pandemia, no se han llevado a cabo actos religiosos presenciales desde entonces.

Las personas se flagelan en busca de un milagro. Foto: Hansel Vásquez.

Otra costumbre interesante que se lleva a cabo en Santo Tomás es que las mujeres del pueblo cortan sus trenzas y las ofrecen a la imagen de Cristo. Luego, las trenzas se utilizan para adornar la imagen antes de salir en procesión.

El jueves Santo, los fieles del pueblo se bañan en el río Magdalena como símbolo de consagración a Dios. El Viernes Santo es el día en que se realiza la «picada de los penitentes», una tradición que implica que los penitentes se pican públicamente y se proporcionan golpes intensos con cuerdas que tienen pelotas de cera de abeja en los extremos. Posteriormente, un individuo conocido como «picador» hace pequeñas incisiones en las partes golpeadas, lo que hace que comience a fluir sangre.

En la procesión de los penitentes de Santo Tomás, los participantes recorren la calle de la Ciénaga y se detienen ante tres cruces colocadas por los habitantes del pueblo para hacer oraciones fervorosas. Los penitentes son seguidos implacablemente por el picador, quien rocía las heridas con alcohol líquido para hacer más doloroso su penoso ejercicio.

En la procesión del Viernes Santo en la noche, los penitentes gatean y arrastran pesadas cadenas en uno de sus pies. También desfilan los fariseos vestidos como soldados antiguos y marchando con pasos rítmicos, siempre de espaldas.

Estas tradiciones religiosas únicas y llenas de significado son una parte fundamental de la Semana Santa en Santo Tomás y se han mantenido a lo largo de los años.