(EFE). El plan, denominado «Colombia, potencia mundial de la vida», es, según el presidente Gustavo Petro, una iniciativa construida con propuestas entregadas por habitantes de más de 1.100 municipios del país que participaron en 2.115 mesas temáticas.
La iniciativa está calculada en cerca de 1.154 billones de pesos (unos 241.081 millones de dólares de hoy).
Según el mandatario, los pilares del Plan son el ordenamiento del territorio alrededor del agua; la seguridad humana y justicia social; el derecho humano a la alimentación; la internacionalización; una economía productiva para la vida y acción climática, y la convergencia regional.
El gobernante colombiano enfatizó en que la economía popular será fundamental porque es «ahí donde podemos construir la potencialidad económica del país, pero debemos empoderarla». «Es así como podemos reactivarnos económicamente», añadió.
También reconoció que la situación de la economía mundial es crítica y que se deriva de asuntos internacionales como la invasión de Rusia a Ucrania y que eso también afecta a Colombia.
En ese sentido dijo que la economía colombiana se debilitó por decisiones de otros gobiernos de importar alimentos que se pueden producir en el país como el maíz.
«Necesitamos acabar el hambre en Colombia, no suplicando afuera sino produciendo alimentos. Volver a producir es lo que está consignado en el PND», señaló Petro.
Por su lado, la vicepresidenta colombiana, Francia Márquez, aseguró que el Plan es un reflejo de la construcción que se logró en meses de diálogos con diferentes sectores y en todo el país y que, en síntesis, recoge las aspiraciones de la población discapacitada, de los campesinos, de los indígenas, de la comunidad negra y LGTBI+.
En esa dirección aseguró que «es una oportunidad para que esta nación sea capaz de construir en medio de la diferencia. El reto más grande es devolverle la paz y la tranquilidad de este país».
Entre las principales metas que tiene el Plan se destacan actualizar el catastro multipropósito en un 70 %; llevar la pobreza extrema a un dígito; utilizar los excedentes financieros del carbón y del petróleo para hacer una transición energética, y llegar a 2.982.494 de hectáreas de tierra entregadas a las víctimas del conflicto armado.