Velia Vidal, promotora de lectura y escritora, está conquistando lectores con su libro Aguas de estuario, un relato epistolar sobre su trabajo cultural en el Chocó.
Un día de tormenta en el Chocó, Velia Vidal escampaba dentro de una iglesia y una de las madres que la acompañaba le dijo que debía salir un momento para ver si su familia ya había llegado. Las dos se asomaron a la puerta y encontraron que la hija de la señora ya estaba allí. Cuando la pequeña vio a Velia, le dijo: “¡El autobús de Rosa!”.
Este es el título del libro que alguna vez Velia le había leído como promotora de lectura y que cuenta la historia de Rosa Parks, la estadounidense negra que se negó a darle su puesto en un bus a un blanco y con ello cambió la historia. “Fue muy emocionante cuando me saludó así porque vi cómo esta historia donde estábamos representados los afros se había quedado en la memoria de la niña. Yo no era yo, sino el libro que le había leído”.
Esto es justamente lo que busca esta mujer promotora de lectura y escritora, que ha conquistado a muchos lectores con su libro Aguas de Estuario, de Laguna Libros, ganador de la beca para la publicación de obras de autoras afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras del Ministerio de Cultura y que recientemente fue a presentar en Berlín y en la feria del libro de Madrid.
Es una narración epistolar en la que cuenta sobre su trabajo como promotora de lectura en el Chocó y el surgimiento de la Corporación Educativa y Cultural Motete, de la cual es fundadora y gracias a la que ha logrado que alrededor de 900 familias se enamoren de la lectura y de la cultura en general.
Porque eso es, precisamente, para Velia la promoción de la lectura: “Es conquistar, es intentar seducir a otros para que emprendan el viaje que algunos hemos aprendido a emprender a través de los libros”.
Y paso seguido, explica que “en Motete trabajamos con el propósito de desarrollar el pensamiento crítico porque entendemos que eso permite el ejercicio de unas ciudadanías más activas y autónomas; pero sabemos que ello no se logra a través de dar unas lecciones, sino que es necesario seducir, conquistar y entender que es el resultado de un trabajo de enamoramiento”.
Para esta conquista ha sido importante ofrecer libros cuya narración o historia permitan que la gente se reconozca, como le sucedió a la niña con el libro de Rosa Parks, o como el caso de otra jovencita que estaba frente a la librería de Motete y se quedó mirando “Isa Trastos”, la obra de una niña afro que hace inventos. La menor preguntó cuánto costaba el libro, se fue corriendo, regresó muy agitada con unos billetes arrugados en la mano y expresó: “Mi mamá dice que si con esto me pueden separar este libro y que ella viene por la tarde y paga el resto”.
Velia explica este encuentro: “Estoy convencida de que para esta niña, quien tenía el pelo crespo y la piel del color de la protagonista del libro, identificarse con ella fue lo que la llevó a querer comprarlo. Al verse representados es más fácil que se acerquen, lean, disfruten la historia y, finalmente, se enamoren de la lectura”.
“En la Corporación Motete trabajamos con el propósito de desarrollar el pensamiento crítico, porque entendemos que eso permite el ejercicio de unas ciudadanías más activas y autónomas”.
Esto no es caridad
Conseguir libros como el de Isa Trastos no ha sido fácil, pero ella los ha comprado en otros países a la vez que amigos de Motete, entre africanos, norteamericanos, europeos y colombianos, les ayudan a encontrarlos; en buena parte, así han logrado crecer tanto la biblioteca como la librería. Sin embargo, Velia aclara que su trabajo no vive de la caridad y tampoco consiste en hacer caridad ni activismo social: “En Motete nos identificamos como una organización que, en su rol de gestora cultural, le apuesta a la garantía de los derechos culturales. No consideramos que sea una organización que hace favores para las familias. Nuestra misión está destinada a gestionar recursos para hacer realidad proyectos e ideas, al mismo tiempo que movilizar actores en torno a garantizar el derecho a la cultura, en particular el derecho que tienen la población del Chocó y todas las comunidades afro y raizales de Colombia, a la lectura y a la escritura”.
Para Velia, lo más valioso que ha logrado Motete es construir una apuesta cargada de sentido, una apuesta de largo aliento por procesos en los cuales se tejan relaciones más profundas con cada una de las familias que participa en el programa. “Creo firmemente que el acceso a la cultura y al ejercicio de esta es un derecho que tenemos todos los ciudadanos y, en ese contexto, una de las formas más importantes de plasmar, difundir, conservar y reproducir las prácticas culturales es la escritura; por lo tanto, el derecho a leer y a escribir siempre debe estar garantizado”.
Es por esta razón que, en su nuevo papel como escritora, con una participación importante en eventos nacionales e internacionales –un logro que todavía le cuesta creer– sigue siendo una promotora incansable de la lectura, pues a través de sus libros busca propiciar esos encuentros de los lectores con historias con las cuales se pueden identificar.
El año entrante, en el marco del Hay Festival, se producirá una edición especial de London Magazine sobre Colombia, donde será publicado en inglés su cuento titulado Alabao, palabra que tal vez sea difícil de traducir, como seguramente lo serán chirimía y motete; esta última hace referencia al canasto tejido artesanalmente que alguna vez sirvió para cargar los libros con los que Velia Vidal estaba dispuesta a enamorar.