Por: Alejandra Meléndez
Editora multimedia Revista Alternativa
Claude Monet (1840-1926) pintó más de dos mil obras a lo largo de su vida. Su sello inigualable: la luz, los colores y los paisajes, la naturaleza y la vida en sí reflejada en pinceladas, lo convirtieron en el padre del Impresionismo, hasta el punto de que el propio nombre del movimiento artístico está vinculado a una de sus obras, Impresión, sol naciente (1872). Dentro del movimiento, es considerado el exponente más consistente y prolífico. La filosofía de la pintura de Monet, que se puede apreciar en sus famosas series, es la de retratar la naturaleza tal como es, siempre cambiante; de modo que incluso tomar el mismo argumento una y otra vez no significa reproducir el mismo cuadro. El viento y las sombras devuelven a los ojos del artista un tema siempre cambiante.
Algunas de sus grandes obras están en el Museo Metropolitano de Nueva York, MET, en el Musée d’Orsay en París, pero es el Musée Marmottan Monet en París, el que gracias a la generosa donación realizada por su hijo Michel en 1966, alberga la colección más impresionante y nutrida de obras del pintor francés. Y ahora, también en Madrid, en la primera gran exposición dedicada al artista que se podrá disfrutar en el espacio cultural CentroCentro, hasta el 25 de febrero de 2024.
“La muestra hace hincapié en las sucesivas etapas de las investigaciones del pintor, desde sus inicios en las costas normandas hasta su última obra, los Nenúfares pintados en su propiedad de Giverny, pasando por sus viajes a Holanda, Noruega y Londres”, explica Érik Desmazières, director del Musée Marmottan Monet.
Entre las piezas prestadas para esta especial exhibición se encuentran obras icónicas como Retrato de Michel Monet con gorro de pompón (1880), El tren en la nieve. La locomotora (1875) o Londres. El Parlamento. Reflejos en el Támesis (1905), junto con cuadros de gran formato como sus cautivadores Nenúfares (1917-1920) y sus evanescentes Glicinas (1919-1920).
Una exhibición que explica toda la trayectoria artística del maestro impresionista leída a través de las obras a las que más apego tenía el propio pintor, las “suyas”, las que conservó celosamente hasta la muerte en su casa de Giverny (Francia), y de las que nunca quiso separarse, entre ellas los celebérrimos y emblemáticos Nenúfares.
Claude Monet (1840-1926) El tren en la nieve. La locomotora, 1875.
Claude Monet (1840-1926) Iris, 1924-1925 c. -Nenúfares (estudio), 1907.
Esta exposición es el resultado de la colaboración entre CentroCentro —espacio del Área de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid— y Arthemisia, en asociación con el Musée Marmottan Monet de París. La curación de la exhibición está a cargo de un equipo de expertos encabezado por Sylvie Carlier, comisaria general y conservadora del Musée Marmottan Monet, junto con las co-comisarias Marianne Mathieu, historiadora del arte, y Aurélie Gavoille, asistente de conservación del Musée Marmottan Monet, encargadas de realizar el discurso expositivo de la selección de obras que componen la muestra.
“Es un gran honor para Madrid acoger la exposición Monet. Estoy convencido de que la muestra se convertirá en una de las grandes citas en este otoño en España y contribuirá a enriquecer la oferta cultural de la ciudad”, señaló el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida.
Un viaje lleno de luz y de color, fuente inagotable de sus obras, como bien decía el artista francés: “El color es mi obsesión diaria, la alegría y el tormento”.