Se acaba de inaugurar en Madrid, en la Casa de América, una exposición especial dedicada a los mantones de Manila, un objeto castizo, que hace parte de la tradición española y que representan la feliz unión entre Asia, Hispanoamérica y España. la exposición incluye más de 50 objetos, entre mantones de Manila antiguos (de distintos tipos, procedencias y antigüedad), cajas de mantón de Manila, artesanías mexicanas y piezas inspiradas en los mantones de destacados diseñadores.
El director general de Casa de América, León de la Torre, destacó que, además de su valor estético, el mantón de Manila "tiene un valor social y cultural muy importante en las comunidades hispanoamericanas y asiáticas. Esta prenda es un ejemplo tangible de cómo la historia de intercambio cultural ha dejado una huella duradera en las sociedades de tres continentes".
La muestra está dividida en tres salas. La primera estancia contiene una amplia y cuidada selección de cajas de mantones de manila chinas, españolas y mexicanas. Aquí se podrá ver la evolución de las cajas chinas en España y su impacto en la artesanía mexicana. Esta es la primera vez que se reúne una destacada muestra de estos objetos.
La segunda sala contiene una cuidada selección de mantones de manilaprovenientes de distintas colecciones privadas y que muestran diversos tipos de mantón: cuarterones, imperio, isabelinos, cantoneses, modernistas, de cigarreras… todos tienen entre 100 y 180 años.
La tercera sala está dedicada a la moda y al impacto del mantón de Manila en importantes diseñadores españoles, como Antonio Alvarado y Juan Duyos.
En esta sala se encuentran las donaciones que Alaska o María Barranco han hecho a la exposición.
La tercera sala está dedicada a la moda y al impacto del mantón de Manila en importantes diseñadores españoles, como Antonio Alvarado y Juan Duyos.
En esta sala se encuentran las donaciones que Alaska o María Barranco han hecho a la exposición.
Mas allá de ser una oda a la belleza, que también, la exposición La Ruta del Mantón de Manila, la feliz unión entre Asia, Hispanoamérica y España reflexiona y propone un diálogo entre tres distintos continentes, que en este caso se hermanan bordando el campo de un objeto, de un carácter y una belleza estética excepcional, que traspasa las fronteras y consigue inspirar una buena parte de la artesanía mexicana y convertirse en un objeto castizo y que hace parte de la tradición española.
Historia del mantón:
En 1565, Miguel López de Legazpi, por mandato de Felipe II, y al mando de la Nao San Pedro, dirige la expedición que guía el fraile agustino y cosmógrafo Andrés de Urdaneta, en la que se descubre el “tornaviaje”, la ruta marítima que atravesaba el Océano Pacífico de Oriente hacia Occidente, e iba desde el archipiélago filipino hasta Acapulco (México). A partir de ahí se estableció la ruta del Galeón de Manila -también llamado Galeón de Acapulco o Nao de China- que funcionó hasta 1815.
La ruta del Galeón de Manila se convirtió en una de las grandes rutas de transmisión, asimilación y sincretismo cultural entre Asia, Hispanoamérica y España.
El Galeón partía del puerto de Manila cargado de porcelana, jade, biombos y lacados, abanicos, seda y mantones de Manila. Una vez en Acapulco se desplazaba la mercancía por tierra hasta el puerto de Veracruz, donde se embarcaba, junto con otros productos mexicanos como la plata y el oro, rumbo a Sevilla o Cádiz. Uno de los objetos que más simboliza y caracteriza el contacto español con Oriente e Hispanoamérica a través de esta ruta es el mantón de Manila: con cuerpo asiático, colorido, exuberancia hispanoamericana y alma española.
Las cajas, la gran sofisticación:
Las cajas en las que se empaquetaban los mantones de Manila en China son en sí una obra de arte. Se trataba de un embalaje que protegía las sederías durante el largo viaje en barco, y que además habían sido concebidas y dotadas de un gran valor estético y simbólico. Estas cajas tienen diversos estilos, tamaños, colores, y su sofisticación aumenta de acuerdo al tipo de mantón que resguardaban.
Las cajas son cuadradas, miden entre 50 y 65 cm, de escasa altura y tienen la particularidad de ser dobles: el mantón iba envuelto en papel de seda dentro de una primera caja de cartón ricamente pintada, y esta caja, a su vez, va dentro de otra caja de madera lacada.
La caja exterior de madera lacada tiene los colores tradicionales de la laca china roja y/o negra y lleva dibujos en pan de oro. Casi siempre los dibujos se emplazan en un círculo que está en el centro de la caja y en sus cuatro esquinas hay flores e insectos, como mariposas. Algunas tienen nudos eternos en su cenefa. Al parecer, los dibujos del centro serían los mismos que llevaba el mantón que transportaban: personajes de todo tipo, pabellones reales, flores, mariposas, jarrones.
Por su parte, las cajas internas son de cartón, todas llevan una cenefa exterior en seda bordada con hilos de seda dibujando un cuadrado. Lo más sorprendente son sus coloridos dibujos en técnica goauche. Los colores son ricos y su paleta va desde el naranja y el verde, que predominan, a los violetas, azules, blanco zinc, rojo, negro amarillo, o rosado. En el centro hay siempre un círculo y es ahí dentro donde toman vida diversas figuras que realizan distintas tareas. En las esquinas de nuevo aparecen flores, mariposas o animales.