Se celebró la inauguración de quizá el festival más prestigioso del universo cinematográfico: El Festival de Cine de Cannes. Alejado temáticamente de los populares premios Oscar, Cannes se destaca por una apreciación mucho más sofisticada e independiente, enalteciendo historias de una naturaleza más humana y que profundizan en diversos conflictos y reinterpretaciones de la realidad.
Durante la gala de la versión #75 del festival, se proyectó una película bastante atípica para los estándares curatoriales del certamen;Top Gun: Maverick (Dirigida por Joseph Kosinski), la lejana secuela de aquella película de 1986 dirigida por el fallecido Tony Scott y protagonizada por un Tom Cruise de tan solo 24 años de edad, se estrenó ante un público de primera categoría entre los productores, actores, críticos y actrices más destacados de la industria mundial del séptimo arte.
Este es un evento visto no tan frecuente, teniendo en cuenta que Top Gun: Maverick tiene los atributos y la categoría de un clásico blockbuster norteamericano. Quizá su estreno en Cannes haya sido una cortesía elegante y una carta de amor a aquella primera cinta que hace parte de los clásicos de acción de todos los tiempos envuelta en una empalagosa y cinética atmósfera ochentera que consagró a Tom Cruise como una de las estrellas ascendentes más importantes y atractivas de la década, impulsando su carrera como un Jet F-14 que no solo rompió la barrera del sonido, sino la del cine mismo, con ecos que lograron viajar durante 30 años hasta nuestro tiempo.
«Amo al público y hago mis películas para ellos porque ante todo soy espectador»
Tom Cruise.
Tom Cruise como Pete Mitchell en Top Gun: Maverick. Imagen propiedad Paramount Pictures
Y es que Tom Cruise se convirtió sin proponérselo realmente, en el último héroe de acción, pues en los ochentas y noventas, los líderes del género fueron leyendas casi olímpicas como Arnold Schwarzenegger, Sylvester Stallone, Jean Claude Van-Dame, entre otros astros. Cruise no solo logró vencerlos en su propio territorio, (claro, nunca fue propiamente un rival para los mencionados anteriormente), su pequeña estatura no podría permitírselo, pero a cambio de ello, supo convertir su sonrisa y carisma en una marca personal que aun hoy brilla sobre el celuloide o los sensores digitales.
Es un “showman”, se interpreta así mismo, pues podría decirse que sus personajes se adaptan a Tom y no al contrario, y a nadie le importa, Tom realiza sus propias escenas de acción, las cuales se han vuelto cada vez más disparatas y peligrosas con cada entrega de su saga de Misión Imposible, es además productor, filántropo líder y sin duda, uno de los artistas más queridos tanto por la industria, como por el público. Ha sido elegido por Steven Spielberg, Stanley Kubrick, Brian De Palma, Robert Redford, Michael Mann y Paul Thomas Anderson para protagonizar películas de acción, ciencia ficción, dramas y obras que pueden considerarse de culto.
Cannes le otorgó el día de ayer uno de los mayores reconocimientos a un artista, la Palma de Oro honorífica, una distinción digna de caballeros que se suman al recibimiento del pueblo francés que desplegó varios aviones de combate para celebrar el estreno de Top Gun: Maverick. Tom Cruise nunca ha necesitado premios, brilla por sí mismo, por su intrépida entrega a su forma de arte, su compromiso con su equipo y demás artistas, Cruise nació para estar en el aire y hoy con seguridad, podemos decir que tiene un lugar asegurado entre las estrellas.
«Amo al público y hago mis películas para ellos porque ante todo soy espectador»
Tom Cruise.
