En el marco de la conmemoración de los 20 años del primer comedor escolar en un colegio oficial de Bogotá, el alcalde Carlos Fernando Galán anunció la apertura de 30 nuevos comedores escolares en la ciudad durante los próximos cuatro años. El objetivo es ampliar la red de 216 a 242 comedores, lo que permitirá incrementar significativamente las raciones diarias de comida caliente que se ofrecen a los estudiantes.
“La apuesta nuestra es llegar a 30 comedores escolares adicionales a los que tenemos hoy, pasar de cerca de 315.000 raciones de comida calientes al día a 490.000 raciones”, afirmó Galán durante su intervención, subrayando la importancia de garantizar una mejor alimentación para los estudiantes de las instituciones públicas.
La secretaria de Educación, Isabel Segovia, complementó el anuncio explicando que el Distrito también se ha propuesto aumentar el porcentaje de raciones de comida caliente que se distribuyen diariamente en las instituciones. “Hoy en día estamos llegando al 40% de raciones de comida caliente y para finalizar el cuatrienio queremos alcanzar el 55%. La mayoría del programa de alimentación escolar será comida caliente, reduciendo la proporción de productos procesados”, indicó Segovia.
Actualmente, la inversión del Distrito en el Programa de Alimentación Escolar (PAE) alcanza los $2.6 billones, y se distribuyen más de 874.000 raciones de comida diarias en las instituciones públicas de Bogotá. Estas incluyen tanto las raciones de comida caliente como los refrigerios escolares, según las cifras de la Secretaría de Educación.
El programa de comedores escolares ha sido clave en la política educativa y de bienestar del Distrito, proporcionando alimentos balanceados a miles de estudiantes. Con la ampliación de los comedores y el incremento de las raciones de comida caliente, se espera mejorar el impacto de esta iniciativa en la salud y rendimiento académico de los estudiantes.
Los nuevos comedores escolares y el aumento de las raciones de comida caliente se enmarcan en los esfuerzos del Distrito por fortalecer la seguridad alimentaria en las instituciones educativas, un componente central para garantizar mejores condiciones de aprendizaje y bienestar en las escuelas públicas.