Terremoto. Bombazo. Tsunami. Son algunos de los calificativos que ha utilizado la prensa mundial para anunciar que Jon Rahm, el golfista vasco y considerado una de las nuevas leyendas de este deporte, aceptó la mega oferta de la Liga de Arabia Saudita para incorporarse a su proyecto para convertirse en una de las más grandes del mundo y con premios inalcanzables por las ligas americanas y europeas.
El fichaje de Rahm ha sido considerado por la prensa especializada del golf, principalmente la de Estados Unidos, como un movimiento estratégico para reforzar el poder de la naciente liga saudí del golf, que hasta hace un par de años era totalmente inexistente en medio del desierto.
El golpe más fuerte de esta contratación lo recibe sin lugar a dudas el circuito americano PGA Tour, que ve como sus grandes estrellas comienzan a migrar hacia tierras sauditas.
No es la primera vez que los petrodólares seducen a las estrellas del circuito americano.
Jon Rahm, fue número uno durante 52 semanas, se espera que con la firma de su nuevo mega millonario contrato, pueda tener la oportunidad de participar el US Open, el Abierto Británico y el PGA Tour, por lo menos durante los próximos cuatro años. Todo dependerá de las minucias del contrato que se dará a conocer en los próximos días.
Los 500 millones de euros que recibirá por su nuevo contrato, es diez veces más de lo que ha ganado en los siete años que lleva como profesional. Y sin tapujos ha señalado que “el dinero es una de las razones por las cuales he tomado esta decisión”. Y agregó que sabe que mucha gente no lo va entender.
Especialmente los dueños del PGA Tour, que ven como una enorme amenaza por parte de la LIV que han tentado a los mejores jugadores para que hagan parte de este proyecto. Por ahora, lo único seguro es que Rahm se ha decantado por los petrodólares y de paso le da un enorme poder a la liga de golf de Arabia Saudita.
El anuncio que pateó el tablero del golf profesional, tiene varias preguntas con respuestas inciertas. El distanciamiento del PGA con la LIV es notoria y aún más con el reclutamiento de estrellas como Greg Norman, hoy convertido en consejero delegado de la liga saudí.
La primera pregunta que ha surgido es cómo será la participación de Rahm en la Ryder Cup. Si será vetado como Sergio García, que también hace parte de la liga saudí. Otra de las incógnitas gira en torno a su participación en la clasificación para los Juegos Olímpicos de París. La razón: al jugar en la liga saudí no obtendrá puntos para el ranking mundial.
También perderá su condición de ser miembro del circuito americano. Esto significa que no podrá participar en ninguno de sus torneos. Y en los circuitos europeos, tendrá que pagar una elevada multa por su fuga hacia el mundo del golf de los petrodólares.
Pero sin duda alguna el contrato de Rahm por 500 millones de euros rompe el molde. No es la primera vez que Arabia Saudita, hace este tipo de inversiones. Su proyecto en el deporte mundial ya es conocido. Lo ha hecho en la Fórmula Uno, en el fútbol, con la contratación multimillonaria de estrellas en su otoño, pero el golf ha sido su gran obsesión.
Los analistas señalan que Arabia Saudí tiene al deporte como un arma geopolítica con el que pretende maquillar su despotismo y la esclavización de la mujer.
Para ello tiene un fondo de inversión que supera los 50 mil millones de dólares, con el fin de dotarse de una industria deportiva de altísima competición, que está incidiendo directamente en los mercados mundiales.
Ha incursionado en la flamante y multimillonaria Premier League. Lo ha hecho en la exclusiva carpa de la F-1. También ha buscado a las grandes estrellas del tenis. Ha logrado realizar contratos millonarios de exclusividad para la transmisión de los más importantes torneos de deportes. Para ello ha buscado aliados como China, la súper potencia asiática, los ha acercado a su gran enemigo ideológico y rival geopolítico como lo es Irán.
Cada paso ha sido medido y en esa gestión de lograr maquillar su imagen cuenta con deportistas de la talla de Cristiano Ronaldo, Karim Benzema, Neymar, entre otros. Ha extendido sus alas para captar equipos de la Premier League con inversiones millonarias, que también ha sacudido a los clubes tradicionales. Todo ello gracias al fondo soberano saudí, alimentado por Aramco, la compañía petrolera más grande del mundo y que obtuvo ganancias millonarias como consecuencia de la guerra de Ucrania.