LA CRÓNICA
En un partido marcado por la clara superioridad de España, la selección dirigida por Luis de la Fuente selló su pase a los octavos de final de la Eurocopa 2024 tras vencer a Italia con un resultado corto, pero suficiente. La victoria, con un gol en propia puerta de Calafiori, reflejó una dominación que podría haber sido más amplia de no ser por la destacada actuación del portero italiano Gianluigi Donnarumma.
Desde el primer minuto, España mostró su intención de dominar el encuentro. Nico Williams, con su velocidad y habilidad, convirtió el partido en una pesadilla para el lateral italiano Di Lorenzo. La insistencia y el talento de jugadores como Pedri, Rodri y Fabián Ruiz hicieron que el control del balón y las ocasiones de gol fueran constantes a favor de la Roja. Donnarumma se convirtió en el salvador de Italia en varias ocasiones, impidiendo que el marcador reflejara la verdadera diferencia en el campo.
El primer tiempo estuvo lleno de oportunidades para España, pero la falta de precisión en los remates y las intervenciones de Donnarumma evitaron que los españoles se adelantaran. Nico Williams tuvo una de las primeras grandes oportunidades, pero su pase a Pedri fue detenido de manera espectacular por el portero italiano. Morata también tuvo su chance, pero no logró concretar.
En la segunda mitad, España continuó con su asedio. La presión finalmente dio frutos cuando un desafortunado desvío de Calafiori en su propia portería puso a España en ventaja. Italia, a pesar de sus intentos de contraataque, no logró inquietar a la defensa española, liderada por Le Normand y Cucurella, quienes mostraron solidez y carácter.
El equipo español no solo dominó en términos de posesión, sino que también mostró un fútbol directo y atractivo. La sintonía en el medio campo, especialmente con Pedri y Rodri, fue clave para mantener el control del juego. La versatilidad de Fabián, tanto en la recuperación como en la ofensiva, también fue crucial.
ESPAÑA JUGABA, ITALIA VEÍA
La difícil explicación desde lo futbolístico del empate sin goles al descanso encontró una rápida respuesta en la reanudación, con el mismo panorama. Una Italia atemorizada ante el vendaval español. Desde la final de Kiev en 2012 no se recordaba tanta superioridad en un duelo que se repite en cada Eurocopa.
Y fue cuando tras perdonar de nuevo Pedri lo imperdonable, tras el pase de la muerte de Nico, con todo a placer para marcar de diestra pero chutar fuera, apareció ese punto de fortuna que necesita todo equipo para avanzar hacia la gloria. Desde el robo de Carvajal, la exhibición de Nico, el centro peinado por Morata para cambiar la trayectoria y convertirla en inesperada para Donnarumma, que se la quitó de encima para provocar el tanto en propia puerta de Calafiori.
El premio tan merecido, por fútbol e insistencia, no cambió la identidad de España. Quiso más pese a saber que ya estaba en octavos como primera de grupo. Y Donnarumma, que realizó hasta nueve paradas, evitaba el tanto tan buscado por Morata con un potente disparo lejano, veía cómo su defensa sacaba bajo palos un testarazo tras córner de Le Normand y el travesaño repelía un latigazo de Nico.
El premio para España era corto por merecimientos y a Italia hay que rematarla. Digirió su orgullo y se levantó de la lona por segundos tras una pérdida de Rodri, renqueante toda la segunda parte tras una entrada durísima. Nunca generó peligro, pero lo intentó con orgullo con un único remate tras córner, fácil para Unai.
EL JUICIO FINAL
Fue cuando España pudo sentenciar con acciones repletas de talento que no superaron al portero en la definición y acabó defendiendo con coraje un triunfo que nunca debió ir asociado a un añadido de tensión. Objetivo cumplido para los españoles con la mejor imagen posible, pase a octavos sin especular, por mucho que en el camino asome la anfitriona Alemania.