(EFE).- La selección brasileña de fútbol, después de su eliminación en los cuartos de final del Mundial de Qatar 2022 ante Croacia, retornó este domingo a Río de Janeiro con una reducida delegación y el silencio ante la prensa del técnico Tite.
«Muchas gracias», dijo rápidamente el entrenador al salir de la sala de desembarque del aeropuerto Galeao, en compañía de un nieto, y recibir tímidos aplausos por parte de algunas de las personas que se encontraban a esa hora en esa terminal área. Al igual que el técnico, que dejará su cargo al frente de la Canarinha, los jugadores Ederson, Raphinha, Danilo, Weverton y Rodrygo tampoco atendieron a la prensa que esperaba la llegada de la delegación en uno de los zaguanes del aeropuerto.
El único que hizo declaraciones a los medios fue Everton Ribeiro, reserva del seleccionado en Qatar 2022 y una de las figuras del Flamengo. «No hay mucho de qué hablar. Son momentos difíciles. Uno intenta confortarse con palabras, pero es difícil. Fue un golpe total y todavía estamos para digerir eso. Esa herida se quedará abierta por un buen tiempo», manifestó Everton Ribeiro. El jugador tendrá unos días de vacaciones para pasar con su «familia y amigos».
«Tenemos que seguir adelante, tenemos carreras al frente en nuestros clubes. Ahora es intentar recuperarnos lo más rápido posible. Descansar el cuerpo porque fue una temporada muy intensa. Ahora es levantar la cabeza y seguir adelante», completó.
Brasil se despidió del Mundial en los cuartos de final tras empatar 1-1 ante Croacia y perder en la definición por cobros desde el punto penalti ante el combinado europeo.
La delegación brasileña salió de Catar y en la escala en Londres la mayoría de los jugadores desembarcaron, se separaron y continuaron para diversos destinos. A Brasil llegaron, además de Tite y seis jugadores, el resto de los miembros del cuerpo técnico, directivos, algunos familiares y el equipo logístico de apoyo de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF).