Por: Humberto Barros F.
La llegada de Julio Comesaña en su décima oportunidad al Junior de Barranquilla se consideró una esperanza para unos hinchas que vieron cómo el 2022 fue un pésimo año para el club barranquillero.
Sin embargo, el 2022 no ha terminado aún y Comesaña, a 3 partidos del que podría considerarse un terrible fracaso, vuelve a irse. Esta vez no por decisión suya, sino por decisión de la junta directiva, que en un escueto comunicado habla de implementar un nuevo proceso orientado a darle oportunidad a los jugadores que tienen en su cantera.
En esta oportunidad es claro que el desastre del Junior no es culpa solo del eterno DT que en cada rueda de prensa daba rienda suelta a comentarios reales, a contar que recibió un camerino convertido en hospital y un sin número de jugadores desenfocados de una idea de juego, todo producto del paso de un técnico argentino llamado Juan Cruz Real que vendió mucho humo y logró bastante poco en el campo de juego.
Se va Julio X con la polémica de siempre, con los todos los reflectores apuntándole a él y con el sinsabor de no haber sido el salvador en esta ocasión, en haber perdido nuevamente una final y ocupar el último lugar de su grupo en el octagonal.
¿Fue Julio el culpable de todo? No, por supuesto, también es el cierre lamentable de una temporada para el olvido de una junta directiva desacertada y lejos de lo que sucedía en el campo de juego, que cambió técnicos al vaivén de twitter y que contrata y renueva jugadores caros que demostraron ser completos errores. ¿Llegará Leonel Álvarez como se rumora? Tal vez si o tal vez no, o tal vez llegue Julio XI, lo único cierto es que el 2022 no fue para Junior lo planeado y eso, si se puede hablar de que algo se planeó para el club barranquillero en este año que termina.