El Banco Mundial emitió un sombrío pronóstico, indicando que la economía global se dirigirá hacia una desaceleración significativa en 2024, proyectando un crecimiento del 2.4%. Aunque el riesgo de recesión a corto plazo ha disminuido, las crecientes tensiones geopolíticas y las condiciones financieras más rigurosas plantean nuevas amenazas.
Según el informe del Banco Mundial, las perspectivas a mediano plazo se ven oscurecidas por la desaceleración en las principales economías, el comercio global lento y condiciones financieras más estrictas. Esto marca el tercer año consecutivo de desaceleración, llevando el crecimiento del comercio mundial en 2024 a la mitad del promedio anterior a la pandemia.
Las economías en desarrollo enfrentan desafíos adicionales, con proyecciones de crecimiento del 3.9%, más de un punto porcentual por debajo del promedio de la década anterior. Se prevé que, para finales de 2024, el crecimiento en estos países sea el más lento en 30 años, dejando a aproximadamente uno de cada cuatro países en desarrollo en condiciones más pobres que antes de la pandemia.
A pesar de que las economías avanzadas también experimentarán una desaceleración, con un crecimiento proyectado del 1.2% en 2024, el Banco Mundial destaca que aún hay oportunidades para revertir la tendencia. El economista jefe del Banco Mundial, Indermit Gill, advierte que la década actual podría pasar a la historia como una "década de oportunidades desperdiciadas" si no se toman medidas significativas.
El informe sugiere que los gobiernos deben actuar rápidamente para acelerar la inversión y fortalecer los marcos de política fiscal. Se destaca la necesidad de un aumento significativo en la inversión para abordar el cambio climático y otros objetivos de desarrollo global. Sin embargo, el Banco Mundial advierte que, sin un enfoque integral de políticas, las perspectivas de un aumento sostenido en la inversión no son prometedoras.
El economista jefe adjunto del Banco Mundial, Ayhan Kose, destaca la importancia de implementar paquetes integrales de políticas para mejorar los marcos fiscales y monetarios, ampliar los flujos comerciales y financieros transfronterizos, y fortalecer la calidad de las instituciones. A pesar de los desafíos, se subraya que los auges de inversión tienen el potencial de transformar las economías en desarrollo y acelerar la transición energética.