Nicolás Eberl Peick, director de Negocios Internacionales y José Ricardo Betancur Calle, CEO de Vector Foods
Por: Álvaro Rodríguez Ferrero
Cofundador de Innside y creador del pódcast Boss Tank: Ser tu propio jefe
Son la primera marca de snacks colombianos en aparecer en las famosas pantallas consideradas un icono de la publicidad mundial y ubicadas en uno de los lugares más concurridos de Nueva York. Además de los Estados Unidos, Vector Foods tiene presencia en otros países como Aruba, Ecuador, Bonaire, Australia, Panamá, Curazao, El Salvador, y esperan expandirse próximamente a México, Perú y Chile.
Pero más que el anuncio, la gran hazaña de la empresa es estar presente desde el año pasado en el competido mercado estadounidense, el cual es casi 60 veces más grande que el colombiano, siendo equivalente a 132 billones de dólares frente al mercado nacional.
Su objetivo, según explica José Ricardo Betancur, ingeniero en administración, CEO y uno de sus fundadores, es entrar de manera fuerte y sólida, “Para nosotros sería un gran logro alcanzar el 1 % del mercado estadounidense, el cual sería equivalente a todo el mercado colombiano (unos 4,5 billones de pesos)”.
Un camino con muchos tropiezos
¿Cómo hace una compañía para expandirse a otros países incluido Estados Unidos? Muchos pensarían que se trata de un meta a largo plazo o con inversiones multimillonarias, pero no es el caso de esta empresa que cuenta con apenas ocho años de experiencia y que inició como un sueño de un grupo de jóvenes universitarios sin grandes sumas de dinero en sus cuentas pero con la convicción de emprender y desarrollar un producto novedoso.
Desde siempre José tuvo en claro que quería crear su propia empresa, trabajó dos años en una compañía con la intención de ahorrar para cumplir su sueño, de hecho durante su etapa como empleado uno de sus jefes le dijo una frase que le quedaría incrustada en su memoria: “Hay personas que nacen para ser empleadas y otras que nacen para ser emprendedoras”, el ingeniero se sentía más identificado con las segundas, inició con cuatro emprendimientos al tiempo que no le dieron resultado y absorbieron sus ahorros en casi un año, al final tuvo que desistir de tres proyectos y enfocarse sólo en Vector Foods.
“Hay personas que nacen para ser empleadas y otras que nacen para ser emprendedoras”
Esta compañía reconocida por su marca MonteRojo de productos con altos estándares de calidad y sabores únicos, no empezó con snacks sino con salsas picantes preparadas en casa por sus fundadores, después de sus clases en la universidad.
El emprendimiento arrancó con la idea de importar semillas de Bhut Jolokia, considerada para ese entonces como la especie de ají más picante del mundo para luego cultivarlas en una finca ubicada en el municipio antioqueño de Sopetrán. Una vez las plantas dieron sus primeros frutos, los estudiantes empezaron a investigar acerca de los diferentes usos que le podían dar a ese producto a nivel industrial pero casi todos implicaban grandes inversiones que ellos no podían costear por lo que se inclinaron en la línea de salsas.
Alcanzaron a desarrollar tres tipos de salsas que incluso todavía hacen parte de su portafolio y en su momento distribuían en un pequeño supermercado de Medellín donde ellos mismos se encargaban de dar las degustaciones a los clientes. Como se trataba de salsas premium, al comienzo las ofrecían con un buen queso o cabano, estrategia que les resultaba bastante costosa por lo que optaron por combinarlas con nachos.
Ante las reiteradas preguntas del público en las degustaciones sobre dónde podían conseguir los nachos, los emprendedores tomaron la decisión de preparar su propia línea de nachos. “Como ya había varias marcas de nachos en el mercado dijimos que teníamos que tener un toque diferenciador, tener unos nachos que no fueran ‘mexicanizados’, sino un producto premium, con una imagen más cosmopolita”, cuenta el CEO.
Bajo estas premisas lanzaron su primer snack que rápidamente se fue posicionando en un nicho de mercado específico, el de productos saludables teniendo en cuenta que eran libres de gluten al no tener harina de trigo y sazonados con sal marina, características que los convirtieron en productos bastantes novedosos y disruptivos.
El pasado 9 de abril un anuncio de MonteRojo apareció en Time Square
No basta con un producto innovador
Una vez definieron que se iban a especializar en el sector de los snacks, fueron lanzando nuevos productos como chips de papa, plátano y yuca con ingredientes de la más alta calidad como la sal rosada del Himalaya o la Sal Negra Volcánica de Hawái, pero esto no sería suficiente para empezar a obtener los rendimientos esperados, de hecho era apenas el comienzo de una etapa de múltiples retos y desafíos, puesto que ahora estaban incursionando en una categoría bastante competida con una estructura medio oligopólica donde tres jugadores acaparaban casi el 90 % del mercado.
Los empresarios sabían desde un comienzo que no podían entrar a competir con las grandes multinacionales en el tema de precios por lo que se enfocaron en el factor de la diferenciación pero siendo ágiles y arriesgados. “Fue un ejercicio de puro marketing donde entendimos que era necesario que las 4 P (precio, producto, plaza, promoción) estuvieran equilibradas. Éramos conscientes de que nuestro producto era bueno pero teníamos que definir muy bien dónde lo íbamos a vender, cómo se iba a distribuir, promocionar y comunicar, teniendo en cuenta nuestras limitaciones comparadas con las de los competidores cuyos pulmones financieros eran enormes” afirma Betancur.
Prueba y error
El proceso de esta compañía no ha sido nada fácil, por mucho tiempo sus fundadores y en especial José, cargaron cajas, durmieron en el piso, trabajaron sin recibir sueldo y aguantaron los reclamos de sus familiares y amigos que les decían que su empresa no tenía futuro. Como si fuera poco, han tenido que enfrentar también una serie de dificultades propias de muchos emprendedores como la negativa de ingresar a grandes supermercados, problemas de flujos de caja, exportaciones fallidas o falta de experiencia en el manejo de costos logísticos, no obstante, el empresario se considera afortunado en el sentido de que han podido salir bien librados de todos estos inconvenientes, que si bien los han afectado, no han puesto en riesgo la continuidad del negocio.
“Considero que hemos hecho un buen trabajo, nos permitimos constantemente el error a todo nivel, nuestros empleados saben que el error está permitido en Vector Foods, es mejor pedir perdón que pedir permiso y eso nos permite ser mucho más ágiles, ir mucho más rápido que la competencia, no tenemos que estar fijándonos en qué están haciendo los demás, de hecho a menudo ellos son los que se preguntan cómo lo está consiguiendo MonteRojo”, dice el ingeniero.
En el 2015 Vector Foods logró vender apenas 25 millones, pero les sirvió como motivación para no tener miedo de insistir con nuevas estrategias. Son un claro ejemplo de que pese a las dificultades se puede ser exitoso y crecer de una manera exponencial, en sólo ocho años cuentan con más de 5.000 puntos de venta en todo el país y están presentes en siete países además de Colombia, sus principales destinos de exportación son Ecuador y Estados Unidos. En el 2022 cerraron el año con 21.000 millones de pesos en ventas y seguramente en el 2023 superarán la meta de los 30.000.
“El error está permitido en Vector Foods, es mejor pedir perdón que pedir permiso, eso nos permite ser mucho más ágiles e ir mucho más rápido que la competencia”