Un estudio realizado por investigadores españoles ha descubierto que el reloj biológico, que regula los ritmos circadianos, tiene un papel clave en la longevidad y la salud. Según el trabajo, publicado en la revista Nature Communications, comer a horas regulares y sincronizar la alimentación con el ciclo de luz y oscuridad mejora la función del reloj biológico y previene el envejecimiento.
El reloj biológico es un sistema que coordina los procesos fisiológicos y metabólicos del organismo en función del tiempo. Este reloj se ajusta a las señales externas, como la luz, la temperatura o la alimentación, y se expresa en diferentes tejidos y órganos. Sin embargo, el reloj biológico puede alterarse por factores como el estrés,el cambio de horario, el trabajo nocturno o el ayuno prolongado, lo que puede afectar a la salud y la longevidad.
Los investigadores, pertenecientes al Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y al Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición(CIBEROBN), han analizado el efecto de la alimentación en el reloj biológico de ratones. Para ello, han sometido a los animales a diferentes regímenes de alimentación: uno con acceso libre a la comida, otro con restricción calórica y otro con horarios fijos de comida.
Los resultados han mostrado que los ratones que comían a horas regulares tenían un reloj biológico más robusto y sincronizado que los que comían sin restricciones. Además, los ratones con horarios fijos de comida vivían más y tenían menos signos de envejecimiento que los demás. Los investigadores han observado que la alimentación regulada mejoraba la función del reloj biológico en el hígado, el tejido adiposo y el músculo esquelético, lo que se traducía en una mayor resistencia al estrés oxidativo, una menor inflamación y una mejor homeostasis metabólica.
Según los autores, estos hallazgos sugieren que el reloj biológico es un factor determinante para la longevidad y que la alimentación es una herramienta para modularlo. Así, recomiendan comer a horas regulares y evitar el ayuno prolongado o el consumo de alimentos fuera del ciclo de luz y oscuridad. Estas medidas podrían mejorar la salud y prevenir enfermedades asociadas al envejecimiento, como la obesidad, la diabetes, el cáncer o las enfermedades cardiovasculares.