Frecuencia cardiaca, niveles de oxígeno en la sangre, temperatura corporal, número de respiraciones por minuto, son algunas de las variables que ofrecen los monitores de sueño, cada vez más populares y utilizados para medir la calidad del sueño.
Pero la pregunta que surge es si a pesar de su impresionante tecnología, estos dispositivos realmente ayudan a mejorar la calidad del sueño o son imperfectos. En el mercado se consiguen en diferentes formas, tamaños, con estadísticas muy sofisticadas e incluso algunos alcanzan precios por encima de los cinco millones de pesos.
Marcas como Apple Watch, Garmin, Polar, Samsung, Fitbit, lideran el mercado, con ventas que superan los 2,2 billones de dólares al año a nivel mundial. Se calcula que para el 2029 este mercado va a superar la barrera de los 3,5 billones de dólares.
El crecimiento masivo de estos rastreadores de sueño está relacionado con la pandemia del covid-19. A muchos usuarios, la ansiedad, el aislamiento social, las preocupaciones por su salud, los ha llevado a buscar soluciones tecnológicas que les permita saber si están durmiendo bien y sobre todo qué calidad de sueño les ofrece cada noche.
Los estudios realizados sobre la calidad del sueño durante la pandemia han determinado que hubo un aumento muy significativo de sueño. Para el 32 % de la población el sueño mejoró sustancialmente; mientras que para el 17 % la calidad descendió significativamente. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) los patrones de sueño se vieron alterados durante la pandemia a nivel mundial.
“Los principales trastornos del sueño por cuenta del covid-19 son el insomnio, la narcolepsia y la apnea del sueño”
Los principales trastornos del sueño por cuenta del covid-19 son el insomnio, la narcolepsia y la apnea del sueño. Quienes los padecen han buscado en los rastreadores portátiles una manera de poder establecer si la calidad de su sueño ha mejorado o empeorado.
¿Pero, realmente estos dispositivos ayudan a las personas a descansar y monitorear con estadísticas confiables la calidad del sueño? Los expertos señalan que los monitores son buenos para detectar lo más básico: si una persona está dormida o despierta durante el ciclo del sueño. Pero no son tan eficientes en personas que presentan problemas de obesidad, trastornos en el ritmo cardiaco o quienes tienen tonos de piel más oscuros porque el pigmento de la piel incide en el reflejo de la luz en el dispositivo.
Pero otras mediciones como el sueño profundo, o el MOR (liviano), que se define científicamente por los cambios que se producen a nivel de la actividad cerebral, la gran mayoría de los monitores de muñeca no logran medir de manera exacta.
Para los expertos, la sumatoria de todas las fases del sueño para calificarla cada mañana si el sueño fue eficiente, no corresponde a la realidad por la sencilla razón que cada empresa que produce monitores utiliza algoritmos que son secretos y no están avalados por la comunidad científica.
Sin embargo, para temas básicos sobre cómo el alcohol y las comidas cargadas de grasas y condimentos, inciden en la calidad del sueño. Igual en la higiene del sueño. De poder determinar una hora para acostarse y otra para levantarse.
El uso de estos monitores debe ser en la debida proporción. Si bien entregan datos importantes, todavía no cubren la totalidad del monitoreo del sueño. Y por ende, los usuarios no deben obsesionarse con cada dato que arroja a diario la calidad de su sueño.
Los expertos señalan que el sueño no puede reducirse a un conjunto de números o puntuaciones.