El gobierno alemán presentó un proyecto de ley que restringe el uso de pesticidas alrededor de los cursos de agua y en las zonas protegidas, y aprobó la salida del glifosato «a finales de 2023».
«La muerte de los insectos debe detenerse, en interés de todos», afirmó la ministra de Medio Ambiente, Svenja Schulze, citada en un comunicado.
El plan asigna unos 100 millones de euros (113 millones de dólares) al año para proteger a los insectos, incluidos 25 millones de euros para la investigación de insectos.
Alemania también va a «prohibir muchos productos fitosanitarios» en las zonas naturales protegidas. Berlín ratifica finalmente su voluntad de prohibir a «finales de 2023» el uso del glifosato, un herbicida controvertido, clasificado como «probable cancerígeno» por el CIRC, agencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
“El Gobierno dejará cierta flexibilidad a las autoridades locales para decidir, dentro del límite de una distancia mínima”, indicó la ministra de Agricultura, Julia Klöckner.